Nueva York sigue en su carrera por hacer de la capital del mundo un lugar más verde y sostenible. Comenzó su particular andadura recuperando antiguas infraestructuras como viejas fábricas y almacenes y las transformó en centros culturales y espacios verdes como huertos urbanos y pequeños invernaderos. Más tarde siguió ganando terreno donde no lo hay, esta vez, creando terrazas naturales en los tejados de los bloques. Y ahora, está convirtiendo los antiguos muelles que se echan al río Hudson en pequeños pulmones verdes que oxigenan la ciudad a la par que se alzan como puntos culturales para la ciudadanía. Al fin y al cabo, un cinturón verde sobre el agua que recuerda al proyecto U que presentó Bjarke Ingles en 2014, consistente en crear espacios naturales en las orillas de Manhattan con el objetivo de contrarrestar el aumento del nivel del mar.