Entre valses

Ocho ciudades míticas a orillas del Danubio

El gran río funcionas como una autopista fluvial que conecta algunas de las ciudades más bellas de Europa.

Ocho ciudades míticas a orillas del Danubio

Testigo de excepción de la historia de Centroeuropa, el Danubio corre a lo largo de diez países como si fuera una auténtica autopista fluvial antes de desembocar en el Mar Negro. Ha servido de inspiración para escritores, cineastas, músicos y artistas en general que, o bien lo recorrieron de oeste a este, o bien recularon en algunas de las ciudades que nacieron en sus orillas. Pueblos y una decena de urbes, incluidas cuatro capitales, ven su skyline reflejarse en las aguas del Danubio. Algunas de ellas están entre las ciudades más bellas de Europa a orillas de un río

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Linz (Austria)

La ciudad que titula la sinfonía número 36 de Mozart puede observarse desde las alturas de tres miradores: el monte Pöstlingberg (539 m), el Castillo de Linz (fortaleza del siglo XIV) y el balcón de 112 m de la Mariendom o Nueva Catedral. Entre los tres ofrecen la vista completa de una ciudad que destaca por haber sumado edificios vanguardistas a su patrimonio histórico, centrado en el casco antiguo barroco, con el edificio del Ayuntamiento (1509) y la iglesia Martinkirche (se conserva una parte del año 788). 
Junto al río, en el antiguo puerto, se despliega Mural Harbor, una galería de grafitis con más de cien obras de hasta 50 m de altura. La vertiente artística de Linz se extiende en dos espacios del siglo XXI que sorprenden por sus líneas vanguardistas: el Museo de Arte Lentos, cuya fachada se ilumina de noche, y el Ars Electronica Center, donde se exhibe lo último en arte electrónico. En verano no hay que perderse el Pflasterspektakel, un espectáculo callejero de artistas y acróbatas que llenan de animación las calles y la orilla del Danubio.

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Ulm (Alemania)

Como antigua ciudad imperial, Ulm posee un núcleo repleto de edificios y plazas monumentales que se remontan al siglo XIII, pero también presume de aportaciones arquitectónicas que han modernizado su imagen solemne. El edificio acristalado de la Biblioteca Central, la nueva Sinagoga, el blanco Stadthaus proyectado por Richard Meier, o el Kunsthalle, que expone expresionismo y pop art de artistas internacionales. En el centro histórico, el visitante se pierde contemplando las pinturas de la fachada del Ayuntamiento del siglo XIV, la altísima aguja de la catedral, la Handeshaus o Lonja, la Capilla de San Nicolás (1220) o la Schwörhaus, del siglo XVIII. La mejor manera de acabar la jornada en Ulm es en alguna de las cervecerías al aire libre que se asoman al Danubio desde la localidad de Neu-Ulm, en la otra orilla.

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Passau (Alemania)

Baviera tiene en Passau su mejor mirador al Danubio, además de una de las joyas barrocas del país. Se la llama “la ciudad de los tres ríos” porque en ella confluyen el Danubio, el Inn y el Ilz. La catedral de San Esteban es el punto de partida del paseo por su centro antiguo, que tiene varios hitos imprescindibles y culmina en una zona de elegantes boutiques. En la Höllgasse o Calle de los Artistas, las múltiples galerías y talleres de creadores invitan a perderse horas enteras. Igual que los puestos de los dos mercados semanales que acoge el núcleo antiguo.

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Viena (Austria)

La capital de Austria requiere varias visitas, no porque sea una ciudad de gran tamaño sino por la cantidad de museos de arte y rincones curiosos que alberga. El corazón de su ordenado conjunto de calles de edificios señoriales y templos barrocos es la catedral de San Esteban y la calle Graben (antiguo foso del campamento romano). Alrededor de este núcleo circula la Ringstrasse, la avenida que sustituyó las viejas murallas a finales del siglo XIX. Un día entero ya se podría pasar visitando el palacio de Schönbrunn (alejado del centro), el Belvedere (con la mayor colección de Klimt) y el conjunto del Hofburg, que ahora aloja varios museos. Detrás de este último se halla el MuseumsQuartier, una gran plaza rodeada por el Museo Leopold, el MUMOK, el Centro de Arquitectura de Viena y el Museo infantil Zoom. La mejor vista del Danubio se consigue desde la noria del Prater o desde los viñedos de Nussberg, saboreando un vino acompañado de aufstrich, una crema de pimientos, carne o manteca que se unta sobre pan negro o blanco.

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Bratislava (Eslovaquia)

El Danubio divide en dos Bratislava, una de las capitales más pequeñas de Europa. El gran río se bifurca y en su margen izquierda nace un ramal llamado Pequeño Danubio, que hasta el siglo XVI fue el cauce principal. La capital eslovaca tiene un bonito centro barroco con rincones medievales y un castillo fortificado que demuestra hasta qué punto la defensa de la ciudad deb��a centrarse en vigilar el río. El mayor auge de la ciudad tuvo lugar durante el siglo XVIII y puede verse en las calles en torno a las plazas Central y de los Franciscanos.

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Vidin (Bulgaria)

La ciudad de Vidin aparece en la ruta del Danubio como un interludio medieval entre las monumentales Bratislava y Budapest. Se localiza en la esquina noroeste de Bulgaria, a 220 km de Sofía, la capital del país. Su mayor emblema es la fortaleza que, desde tiempos romanos, controlaba el paso de embarcaciones por el río. Su Museo de Historia o Konaka, instalado en una antigua fortaleza otomana, ofrece un viaje a través de los diferentes imperios que dominaron la zona.

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Budapest (Hungría)

El Danubio separa las dos ciudades que componen la capital de Hungría: Buda y Pest. Ambos núcleos reúnen múltiples edificios y monumentos históricos que se asoman al río. El más destacado es sin duda el Castillo de Buda, por su situación elevada y también por los museos y el barrio que abraza tras sus murallas. Junto al río se levantan otros enclaves icónicos de la ciudad: el Puente de las Cadenas (puente Széchenyi) con sus leones de piedra, la gran fachada neogótica del Parlamento o el hotel Gellért, que alberga piscinas interiores entre suntuosas columnas modernistas. Sin olvidar el puente de La Libertad (Szabadság híd), considerado el más hermoso y elegante de Budapest. Para conseguir una panorámica inolvidable, es aconsejable pasar la tarde en el Bastión de los Pescadores y dejarse llevar por la vista del río con el edificio del Parlamento iluminado en la otra orilla.

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Belgrado (Serbia)

Conocida como la ciudad blanca y también por ser una de las que más veces ha sido destruida, Belgrado ha recuperado zonas industriales y ha convertido viejos barrios en lugares con una gran oferta cultural, artística y musical, sobre todo nocturna. La que fuera capital de la antigua Yugoslavia combina vestigios arquitectónicos de sus muchos pasados: restos otomanos, vestigios austriacos, art nouveau, iglesias ortodoxas, bloques socialistas… ¿La mejor vista? Desde el fuerte Kalemegdan, que se alza donde confluyen las aguas del Danubio y del Sava