Viajes y escapadas

Ocho pueblos al borde del precipicio

Encaramados sobre riscos vertiginosos, además de su impresionante ubicación, ofrecen un legado cultural e histórico excepcional.

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Bonifacio. Francia

El extremo sur de Córcega está capitaneado por este baluarte que mira al mar desde el acantilado de piedra caliza blanca a sesenta metros de altura. Enfrente se erigen las islas Lavezzi, que forman un parque natural por sus increíbles fondos marinos. Una de las grandes atracciones de esta ciudad fortaleza, de casas bajas y calles estrechas y empedradas, es la llamada Escalera del Rey de Aragón, del siglo XV, formada por 187 peldaños que descienden por el acantilado desde la ciudad hasta el mar.

Turismo de Bonifacio

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Manarola. Italia

Uno de los cinco pueblos que forman esta costa abrupta y bellísima de Cinque Terre, es Manarola, situado frente al mar de Luguria, pendiente del acantilado y con un pequeño y resguardado puerto. Con sus casas coloridas destacando en la piedra, conviene vagar por sus callejuelas y dejarse impregnar por el ambiente festivo y mediterráneo.

Turismo Cinque Terre

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Oia. Santorini. Grecia

Situada a 150 metros sobre el mar, en una cornisa volcánica, su visión enamora a primera vista. Las cúpulas azules de las iglesias ortodoxas, el blanco impoluto de sus casas, el laberinto que crean sus calles y terrazas son un imán para el viajero. En 1956 la ciudad fue casi arrasada por un terremoto y posteriormente reconstruida con todo su esplendor. A los pies del acantilado se halla Armeni, el pequeño puerto de Oia. No perderse la puesta de sol. 

Turismo de Santorini

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Rocamadour. Francia

La ciudad se aferra al acantilado en una superposición de casas que culmina en el castillo situado sobre un precipicio, a 150 metros de altura y en cuyo fondo serpentea el río Alzou. El santuario de Rocamadour, con más de mil años de historia, es meca de peregrinación con la basílica San Salvador y la cripta San Amador, declaradas Patrimonio Mundial, a las que se accede a través de los 216 peldaños de la escalinata de los peregrinos. 

Turismo Dordoña

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Castellfollit de la Roca. Girona

Sobre un espectacular risco basáltico de 50 metros de altura y más de un kilómetros de longitud se asienta esta pequeña población de apenas mil habitantes. Desde el extremo del pueblo las vistas son asombrosas con los valles de los ríos Fluvià y Toronell que confluyen en la quilla del precipicio. Los orígenes de Castellfollit datan del siglo XI.

Turismo Castellfollit de la Roca

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Cuenca

Encaramadas a la cornisa de la roca sobre la hoz del Huécar, las Casas Colgadas son símbolo indiscutible de Cuenca. Realizadas en mampostería, con sillares en las esquinas y asentadas en ménsulas, se asoman al río desde sus balcones de madera voladizos sobre el acantilado. Del conjunto de estas casas sólo tres son visitables: la casa de la Sirena que aloja un mesón donde degustar la tradicional cocina manchega y las Casas del Rey que albergan el museo de arte abstracto.

Turismo de Cuenca

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Azenhas do Mar. Portugal

En el municipio de Sintra se erige este emplazamiento que aúna playa, un pequeño pueblo marinero aupado en las rocas y unas vistas singulares del Atlántico infinito. Está situado a unos 16 kilómetros de los grandes atractivos de Sintra, como el Palacio da Pena o la Quinta da Regaleira. 

Turismo de Lisboa-Sintra

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Masca. Tenerife

Situada en el noroeste de la isla, al pie de los Montes de Teno, el acceso a Masca se realiza por sinuosas carreteras a través de los barrancos que la encierran. Sus casas cuelgan de las estrechas crestas de sus espectaculares formaciones rocosas y las vistas a la pequeña y resguardada bahía de Masca, antigua guarida de piratas, son excepcionales.  

Turismo de Tenerife

Han sido designados Patrimonio de la Humanidad por sus grandes valores patrimoniales, étnicos y paisajísticos, pero lo que uno se pregunta al visitarlos es porqué sus moradores eligieron lugares que a priori parecen un despropósito para asentarse. La respuesta llega al momento, por la magia del lugar, por su poder estratégico, como refugio y defensa. Hoy estos parajes se han convertido en meca de peregrinación viajera. A nadie le asustan las empinadas subidas o las carreteras con curvas cerradas si la recompensa son estos destinos sensacionales.