En coche con Bécquer

De Olite a Ujué: 18 km y todo un mundo por descubrir en Navarra

Un pequeño recorrido por carretera pone al alcance el románico, los pueblos medievales y los viñedos de la Zona Media de Navarra.

Nunca la distancia debe ser tenida en cuenta como variable de mayor o menor interés en el viaje. En ocasiones, incluso, las largas distancias se llenan de espacios vacíos y monótonos; y al revés, las cortas se convierten en en el plano en una especie de horror vacui con todos los lugares interesantes que visitar marcados. Es lo que le ocurre a este pequeño recorrido. Son apenas 18 kilómetros, pero permiten descubrir todo un mundo, el de la histórica Zona Media de Navarra.

1 /7
iStock-491424606. Un palacio de fantasía

Foto: iStock

1 / 7

Un palacio de fantasía en Olite

Cuando Carlos III llegó a Olite y vio el Palacio Viejo, acostumbrado a los lujos franceses de los Evreux como estaba, decidió ampliarlo con el Palacio Nuevo. Puso tanto empeño en ello, que se convirtió en uno de los más lujosos del s. XV. Su regia esposa, Doña Leonor de los Trastámara, coincidía en gustos. Eran tiempos en los que Olite refulgía como mito urbano y hasta allí llegaban los últimos y los más grandes adelantos. 

Hoy se puede distinguir en el patio que sirve de entrada al palacio una hendidura en el muro por donde pasaban unas tuberías de plomo que traían el agua necesaria para alimentar la concentración de jardines colgantes que decoraba el palacio. Según las crónicas, había especies nunca vistas, como jazmines de Alejandría, cidras, naranjos o pomelos. La propia reina tenía su jardín colgante particular junto a su habitación. Para sostenerlo se tuvo que hacer una sala de arcos, que nunca se usó para nada más que para aguantar el peso de la tierra y las plantas.

El Príncipe de Viana, que en gustos no le iba a la zaga a su abuelo, amplió el zoo del palacio con su colección de las más diversas fieras. Espectáculo y pompa visual para la que sería corte de los Reyes de Navarra hasta su incorporación al Reino de Castilla en 1512. Su final fue como el de una supernova, rápido y violento. Olite se acabaría apagando y el palacio entraría en decadencia. Bécquer se lo encontró en ruinas, algo que avivó sus fantasías literarias: “solo quedan en pié muros aislados cubiertos de musgo y hiedra, torreones sueltos y algunos cimientos de fábrica derruida”. Restaurado, hoy su colección de seis torres todas distintas y almenas otorga carácter de fantasía a la silueta de la ciudad.

 
PARADOR DE OLITE 29. El único Parador Nacional de Navarra

Foto: Paradores

2 / 7

El único Parador Nacional de Navarra

El que fuera el antiguo Palacio Real de Olite hoy está dividido en tres edificios: el Palacio Nuevo, la capilla de San Jorge en ruinas y el Palacio Viejo, hoy Parador Nacional de Turismo. Su ubicación es inmejorable, justo en el epicentro histórico de Olite, por lo que para llegar hasta él hay que traspasar el portal de San Francisco y seguir la calle peatonal de acceso restringido: se llega hasta el parador, se dejan las maletas y el número de matrícula al conserje y se tiene veinte minutos para volver a salir y dejar el vehículo fuera de lo que fueron las antiguas murallas.

Caminando se llega en apenas tres minutos a la animada Plaza de los Teobaldos, saga de los primeros reyes de Navarra. Destaca allí la fachada del Parador con sus ventanales góticos, un notable ejemplo de arquitectura gótico-medieval que no hace tanto era una ruina. Comenzó su reforma en 1966 para adaptarlo a su nuevo uso como hotel. El resultado fue un pequeño establecimiento de apenas una quincena de habitaciones y zonas comunes que es una auténtica máquina del tiempo para alcanzar la época de Carlos III y compañía. Luego llegó la ampliación de la zona nueva, colindante al edificio original y unida mediante una logia que imita el estilo arquitectónico del resto del edificio.

San Martín de UnxFrancis Vaquero Turismo de Navarra

Foto: Turismo de Navarra | Francis Vaquero

3 / 7

San Martín de Unx: tierra de vinos...

Desde Olite, la geografía comienza a cambiar, se nota que se suben metros, llega el monte, se ondula el paisaje, se pasa el Canal de Navarra con sus meandros artificiales, se dejan atrás las parcelas grandes, los caminos rectos, la intensidad en la agricultura. Parece que se ha cambiado de región. A medio camino hacia Ujué, San Martín de Unx queda a 610 metros y sus tierras se reparten entre el olivo, el cereal y las viñas como desde la época de los romanos. 

En la plaza de San Martín de Unx una escultura con un racimo de uva sirve de punto de encuentro y de declaración de principios. El secreto del éxito de este pueblo está en haber ido a contracorriente, manteniendo la variedad de uva tradicional: a finales del S. XX, la garnacha era el 90 % y luego se fue reduciendo de forma precipitada y ahora es algo menos del 30%. “San Martín de Unx ha sido quien más fuerte ha apostado por la garnacha -explica a Viajes National Geographic Íñigo, de Bodegas Unsi-. Es una uva que aquí tiene una frescura muy inusual. Empieza a ser reconocible que es un vino de esta parte”. Estos viñedos son especiales: dan el mejor rosado de Navarra. Y desde este año, también el mejor tinto: Vino Tinto Navarra Beramendi Crianza 2016 - Bodegas Beramendi.

 
San martin de unx

Foto: José Alejandro Adamuz

4 / 7

Una iglesia de libro

Si valiosos son sus vinos, no menos lo es su patrimonio. No en vano, los apenas cuatrocientos habitantes destacan como hito del pueblo además de la viticultura sus iglesias. Hay tres en el casco urbano, pero en el S. XIX había cuatro. La que se hundió se convirtió en parking. Tal cantidad de iglesias revela la importancia que tuvo el lugar durante la Edad Media. 

El ingreso principal de la villa se efectuaba por el “Portalico”, junto a la iglesia del Pópolo y la escultura del racimo de uvas. La iglesia formaba parte del recinto defensivo que rodeaba la villa, las huellas de la muralla se aprecian aún en la fachada situada a los pies del santuario. A partir de aquí, mucha historia, casas de hidalguía, escudos y todo subir, hasta San Martín de Tous, que culmina el conjunto urbano con su vistosa espadaña. Quienes hayan estudiado historia del arte la reconocerán rápidamente porque su portada aparece en todos los libros de texto. 

 
San Martín de Unx Francis Vaquero Turismo de Navarra 1

Foto: Turismo de Navarra | Francis Vaquero

5 / 7

Y una joya del románico

El asentamiento en fuertes pendientes obligó a salvar el desnivel construyendo primero la cripta de la iglesia. Una ingeniosa escalera de caracol conduce al tesoro como en las películas de Indiana Jones. Tras el último peldaño, se abre un espacio mágico: en sí misma es una pequeña iglesia, pureza románica toda ella, con unos enormes capiteles emotivos a pesar de su tosca ejecución que sostienen las bóvedas de arista que cubren la nave. Su composición se adapta perfectamente a la cabecera de la iglesia de San Martín de Tous, como si fuera un reflejo. Tiene mucho que ver en la atmósfera misteriosa la luz que dejan filtrar tres ventanas abocinadas de medio punto perforan el muro del ábside.

UjuéFrancis VaqueroTurismo de Navarra. Callejuelas con mucha miga

Foto: Turismo de Navarra | Francis Vaquero

6 / 7

Ujué y sus callejuelas con mucha miga

Tiene uno la sensación de estar solo en Ujué. A no ser que sea fin de semana, sea la romería de la virgen o haya llegado un autobús de excursión… Sea como sea, el conjunto monumental es bellísimo: suele soplar el viento norte, el famoso cierzo, cuestas arriba, casitas de piedra que se han ido uniendo en una especie de puzzle. Están tan anexas que en el momento que una cae, las del alrededor sufren su pérdida: hay algunas casas apuntaladas para tal fin. Es el más golpeado por la despoblación (en 2018, había 117 habitantes censados) en la merindad de Olite, la menos habitada de Navarra. 

Los campos de cultivo nunca estuvieron cerca de Ujué, tradicionalmente los habitantes se desplazaban entre 7 y 8 km en el término de Murillo para poder cultivar tierras y practicar el oficio pastoril. Se iban de lunes a sábado, de ahí que para llevarse algo de comer nacieran las migas de pastor, algo muy calórico que les mantuviera en el camino y que pudieran hacer con ingredientes que tuvieran al alcance de la mano. Hoy el humilde plato de migas de pastor es el emblema más famoso de Ujué y su aroma suele llenar las calles los fines de semana. Se sigue haciendo de igual forma, con manteca de cerdo, sebo de cordero, jamón, tomate, ajo y champiñón o setas. La clave como ocurre con estos platos tradicionales está en el cariño con el que se hace el sofrito, que puede llevar hasta dos horas de preparación. Para endulzar la sobremesa, después del café, las almendras garrapiñadas son un imprescindible.

 
Iglesiafortaleza de Santa María de Ujué Javier Campos Turismo de Navarra

Foto: Turismo de Navarra | Javier Campos

7 / 7

El balcón de Navarra

Inicio y final de viaje siempre quedan unidos con ciertas simetrías percibidas por el viajero más experimentado. Así pues, si en Olite hay un palacio que se parece a un castillo, en Ujué hay una iglesia que parece una fortaleza: es una iglesia fortificada, con paseo de ronda, contrafuertes y torreones. Y si Olite  fue el ojito derecho de Carlos III, el corazón de su padre, Carlos II, está en Ujué. Y esta es una información literal: está en el altar de la iglesia de Santa María, tras la talla de la Virgen románica forrada en plata y que cada 8 de septiembre protagoniza una multitudinaria romería.

A mediados del S. XIV, la peste asolaba Europa y Navarra no fue una excepción. Una de las víctimas de esa primera gran pandemia fue la reina de Navarra, Juana II, de ahí que Carlos II llegara al trono. Se quedó sin madre y sin el 60 % de la población, o lo que es lo mismo, el 60% de las arcas, algo muy visible dentro de la iglesia, donde el eje de la nave gótica está descentrado y hay nervios sin terminar… Empezaron a construir de atrás hacia adelante hasta que se quedaron sin dinero. Pese a la imperfección, el conjunto de la monumental Iglesia-Fortaleza de Santa María de Ujué es de una gran belleza, con sus torres almenadas y sus pasos de ronda.

Precisamente, hay una ventana en el paseo de ronda que enmarca a Olite en el horizonte: es el cierre perfecto, de allá se vino y hasta aquí se llegó, por el medio, 18 kilómetros tan solo, pero como dijo Bécquer un mundo maravilloso para el viajero “que busca en los pueblos de la vieja España restos de otros siglos y otras costumbres”.