Oslo es la ciudad más grande de Noruega. Pero Oslo, aunque su origen se remonta a la Edad Media, es una ciudad joven en cuanto demografía e historia. Después de un trágico incendio en 1624, el rey Christian IV decidió reconstruir la ciudad al amparo de la fortaleza de Akershus y renombrarla como Cristianía. Luego el nombre pasó a escribirse como Kristiania. Fue proclamada capital del actual reino de Noruega en 1814, aunque no fue hasta relativamente hace poco, en 1924, que recuperó su nombre.
La ciudad de Oslo ha puesto fecha a la utopía: en septiembre de 2019, será la primera ciudad sin coches en su centro urbano.
Oslo ha ido cambiando de nombre como ha estado siempre en construcción. Las grúas en el horizonte lo atestiguan a diario. Es como si parte de la identidad cultural de la ciudad pasara por construirse físicamente. Tanto es así que dicen que uno no viaja nunca dos veces a la misma Oslo. Y no se les da nada mal, Oslo es la capital que crece más rápido en Europa, ha recuperado zonas en desuso, ha reactivado barrios, y, además es una de las ciudades más felices del mundo. En el 2019, Oslo será una ciudad sin coches en su centro urbano. Además, han florecido edificios icónicos como la Ópera de Snøhetta que son reclamos turísticos tanto para los amantes de la arquitectura como para los viajeros urbanos que buscan una ciudad para escapar unos días.
No queda aquí la cosa, la ciudad, en perpetuo movimiento, verá pronto cómo nuevos edificios enriquecerán su skyline. Así que tomemos un café –en Oslo los sirven buenos– y pidamos un kanellboller (un delicioso bollo de canela) y recorramos el Oslo del futuro. Aunque los noruegos tienen un especial ojo con las cabañas, también son capaces de escalas mayores hasta el punto de convertirse en un referente en arquitectura y sostenibilidad.
Se calcula que en el 2020, se finalizará el edificio del Museo Nacional de Noruega donde se ubicarán las colecciones que actualmente se encuentran repartidas en varios centros de Oslo, como la Galería Nacional, el Museo de arte contemporáneo y Museo de artes aplicadas. A partir de su inauguración, se podrán contemplar siguiendo un modelo parecido a la Isla de los Museos de Berlín –otra ciudad europea en permanente creación– en un único lugar diseños, trabajos y artes visuales con siglos de antigüedad. El museo se ha diseñado para que se integre en el entorno y los monumentos ya existentes en la zona junto a fortaleza de Akershus y el Ayuntamiento de Oslo.
Mientras, en 2019, en la recientemente recuperada área portuaria de Bjørvika, junto a la Ópera inaugurada en 2008, se abrirá el nuevo edificio del Museo Munch. Muy cerca de la nueva casa de Edvard Munch, se inaugurará este año también la sucursal principal de la biblioteca pública de Oslo. Habrá que esperar a 2023 para que se abra el acuario más grande de Europa en un espectacular edificio con cubierta ondulada que ocupa los antiguos terrenos del aeropuerto de Fornebu. Pero a nadie le importa esperar, cuando lo que está por venir es un futuro así.