Bellos entre los bellos

Estos paisajes culturales de España son Patrimonio de la Humanidad

Desde sierras mediterráneas y riscos volcánicos a palacios reales y paseos culturales se engloban en esta categoría de lugares excepcionales, hoy protegidos por la Unesco.

La distinción como Patrimonio Mundial abarca miradas diversas. Mientras que algunos reconocen la belleza de sierras intactas mediterráneas y otros cruzan el Atlántico en busca de paisajes volcánicos de las Canarias, los hay que prefieren  tesoros más cercanos y urbanitas, como el Paseo del Prado y el Parque del Buen Retiro de Madrid, ejemplo de fusión entre cultural y humanidad, o  Aranjuez, localidad que a su contundente Palacio Real suma la delicadeza de jardines con estanques y canales, y las riberas más silvestres de un prudente río Tajo.

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El Retiro

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Paseo del Prado y Parque del Buen Retiro, una paisaje de bellas artes

El Paseo del Prado y el Parque del Buen Retiro fueron reconocidos por la Unesco en el 2021 como ejemplo de paisaje para las artes y las ciencias. El primero se abrió en el siglo XVI como una avenida arbolada, decorada con fuentes monumentales como la de Apolo, Neptuno y Cibeles. El recorrido por el eje cultural de Madrid engloba desde una de las zonas verdes más emblemáticas de la ciudad a museos de arte clásico y contemporáneos, como el Prado, el Caixa Forum o el Thyssen-Bornemisza. Las 120 hectáreas de los jadrdines del Buen Retiro, vestigio del antiguo palacio homónimo del siglo XVII, incluyen el Real Jardín Botánico, dispuesto en terrazas. Juntos sirven de eje vertebrador a una visita que fusiona el interés cultural con otras avenidas ajardinadas, calles históricas y establecimientos centenarios con nuevos edificios de arquitectura innovadora.

Serra de Tramuntana (Mallorca)

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Serra de Tramuntana, la Mallorca más natural

El Paisaje Cultural de la Sierra de Tramuntana, protegido por la Unesco desde el año 2011, vertebra un territorio abrupto de la costa norte de Mallorca en el que convive una naturaleza intacta con pueblos que crecieron en valles encajados entre montañas, algunas de más de mil metros, como el Puig Major (1436 m), el techo de las Baleares. La agricultura en terrazas adaptada a la geología y un ambiente de escasa agua prevalece desde la época feudal. La belleza inusual de esta serra mallorquina se puso de moda a mediados del siglo XIX atrayendo a viajeros y artistas de aquella época que hallaron refugio o inspiración en sus parajes. Así fue para el músico polaco Frederic Chopin y la escritora francesa George Sand, quienes vivieron en Valldemossa una romántica historia de amor; sus vivencias fueron recogidas por Sand en el libro Un invierno en Mallorca (1842). Otra celebridad que buscó la paz en esta sierra fue el británico Robert Graves, autor de obras como Yo, Claudio y La diosa blanca, quien vivió y murió (1985) en Deià; su hogar es hoy un museo. Pero el personaje que dejó mayor calado tal vez fuera el archiduque Luis Salvador de Austria (1847-1915), quien compró varias fincas entre Valldemossa y Deià –s’Estaca, Marroig y Miramar, esta última un monasterio fundado por Ramón Llull en el siglo XIII–, y abrió senderos y miradores para que los viajeros disfrutaran de la belleza de la Costa Nord mallorquina.

Palacio Real de Aranjuez

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Palacio Real de Aranjuez, lujo regio entre jardines

El río Tajo, en su breve paso por el sur de Madrid, marca la fisonomía fértil de un paraje, Aranjuez, que fue elegido desde antiguo, primero como lugar de reposo por prebostes de la Orden de Santiago y luego de una larga lista de la realeza. Todo gira en torno a su Palacio, incluido en la lista de los Reales Sitios del Patrimonio Nacional, y uno de los más bellos de España. Hasta el siglo XVIII no entraba plebeyo en este oasis real que no trabajase allí. Hasta que el rey Fernando Vi mandó crear a su alrededor una ciudad de cuidada geometría, con avenidas y plazas generosas, que hoy conforman el Aranjuez histórico que sobrevive en la actualidad. Si algo resulta agradable es recorrer sus jardines, decorados por estanques, canales, fuentes y glorietas, y un sinfín de senderos que discurren entre arboledas, plantas ornamentales, huertos e invernaderos. La visita a Aranjuez se completa en varios museos, destacando el de las Falúas Reales, esas fantásticas embarcaciones en las que los reyes y su séquito salvaban la corta distancia entre el Palacio Real y la Casa del Labrador, su principesco coto de caza de estilo neoclásico. En 2001, la Unesco incluyó el Paisaje Cultural de Aranjuez en su lista de Patrimonio de la Humanidad por ser, entre otras cosas, un ejemplo de fusión entre la naturaleza y una arquitectura propia del Siglo de las Luces.

El Risco Caído de Gran Canaria

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El Risco Caído, las montañas sagradas de Gran Canaria

En una extensa zona montañosa del centro de Gran Canaria se extiende el yacimiento del Risco Caído, un paraje cultural y natural en la Unesco desde el año 2019, que fue el primero de la isla y el quinto del archipiélago canario. Su fisonomía es árida y agreste, con acantilados, barrancos y formaciones volcánicas de gran biodiversidad, pero con una belleza tan cautivadora que deja boquiabierto al visitante. Su territorio mira al pasado en los numerosos vestigios de viviendas, cisternas y graneros trogloditas, que evidencian la presencia de una cultura autóctona previa a la llegada de los españoles en el siglo XV, y que evolucionó desde la llegada de bereberes norteafricanos. El paraje incluye otros riscos y cuevas que tuvieron un uso en prácticas rituales. En concreto, el Risco Caído que da nombre al paraje hace referencia a un conjunto de cuevas localizadas en la margen izquierda de Barranco Hondo, repartiéndose entre los municipios de Artenara, Tejada, Gáldar y Agaete. 

Palacio Real de Aranjuez