¡Oh la la!

Diez paisajes asombrosos en Francia

El país vecino no es solo el más extenso de la Europa occidental, es también un mosaico natural.

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etretat-aval-cliff-rocks-landmark-and-ocean-normandy-france-picture-id469994113. Acantilados de Étretat

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Acantilados de Étretat

Las altas paredes de roca blanca de la Côte d'Albâtre se extiende a lo largo de 140 kilómetros, entre el estuario del Sena y el del Somme, en Normandía. El tramo más espectacular es el de la localidad de Étretat, con la Porte d'Aval, un inmenso arco de sílex, frente al que se erige una aguja pétrea de 51 metros de altura. La Manneporte, aún más monumental, está situada del otro lado de la Porte d'Aval, en el extremo de la playa de Jambourg. Claude Monet se enamoró de este lugar y pintó unos cincuenta lienzos bajo todo tipo de condiciones climáticas y en diferentes momentos del día.

 

iStock-1055737592. Duna de Pilat

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Duna de Pilat

Es la duna más alta de Europa. Desde su cima a 112 metros de altura se obtienen unas vistas impresionantes del océano Atlántico, de la bahía de Arcachon y de los bosques de las Landas. Está formada por 60 millones de metros cúbicos de arena y tiene una longitud de 2,7 kilómetros y una anchura de 500 metros. Para subir hasta la cima de esta gran formación de arena blanquísima se han habilitado unas escaleras que además de facilitar el acceso, la protegen. La duna de Pilat (Pyla) se halla en el suroeste de Francia, a 65 kilómetros de Burdeos.

 

iStock-1158789990. Gorges du Verdon

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Gorges du Verdon

Excavadas por el río Verdon, estas espectaculares gargantas alcanzan los 25 kilómetros de longitud y una profundidad de hasta 700 metros. Se hallan en el suroeste de Francia, en la región de Provenza Alpes Costa Azul, y la zona más impresionante se encuentra entre las localidades de Castellane y Moustiers-Sainte-Marie, donde el río ha creado un barranco de profundidad vertiginosa. Destino perfecto para la práctica del kayac y el descenso de barrancos, las aguas del río Verdon, de intenso azul turquesa, componen una imagen bellísima.

 

iStock-857138194. Mer de Glace

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Mer de Glace

Este inmenso mar de hielo, situado a los pies del macizo del Mont Blanc, es el más largo de Francia con siete kilómetros y 200 metros de profundidad. El mejor lugar para disfrutar de las vistas es la estación de Montenvers, a casi 2.000 metros de altitud, a donde se llega desde la localidad de Chamonix en un tren cremallera que lleva ya un siglo en funcionamiento. Este lugar histórico fue decisivo en los comienzos del turismo de montaña a finales del siglo XIX y ofrece bellas vistas con cumbres como las Drus y las Grandes Jorasses.

 

iStock-160331205. El Colorado de la Provenza

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El Colorado de la Provenza

Así es como se conoce este paraje situado en Rustrel, en la región de Luberon. Sus insólitos paisajes se deben a la erosión natural y también porqué en este lugar había canteras de ocre de múltiples colores que fueron explotadas desde finales de siglo XVII hasta el año 1992. Hoy se puede caminar a través de este accidentado terreno de tonos rojizos y naranjas a través de un sendero de 15 kilómetros que permite acercarse a las caprichosas formas y esculturas y contemplar las cuatro cascadas, la más conocida de las cuales es la de Valat des Gorges.

 

shutterstock 699124369. La Faux de Verzy

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La Faux de Verzy

Ubicado en la sorprendente Montaña de Reims (la misma que protege y propicia los viñedos de Champagne), este bosque es una maravillosa rareza. ¿Por qué? Pues porque en lugar de acoger grandes y frondosos árboles, está regado de hayas (conocidas como fau, robles y castaños enanos que nunca superan los 5 metros de altura. En su lugar, crecen a lo ancho, creando curiosas formas que en verano se llenan de hojas. Este paraje está tan arraigado a la región, que muchas de estas plantas tienen nombre propio (la novia, el paraguas, la cabeza de buey...) y es uno de los principales atractivos de esta gran planicie gala.

iStock-953445332. Lagunas de la Camarga

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Lagunas de la Camarga

El Ródano, en su desembocadura, se abre creando un gran delta cuyos brazos flanquean unos extensos humedales que, hoy en día, se han convertido en una de las reservas aviares más importantes del Viejo Continente. Gracias a la construcción de diversos diques, esta gran llanura se ha transformado en un terreno fértil que alterna latifundios con espacios protegidos. En estos últimos viven y se aparean flamencos, caballos y reses, en una convivencia fotogénica, sobre todo cuando la luz del atardecer hace de las suyas. 

iStock-1167004795. Cascadas del Circo de Gavarnie

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Cascadas del Circo de Gavarnie

Justo al otro lado del Monte Perdido, en los Pirineos, asoma este circo glaciar Patrimonio de la Humanidad desde 1997 cuyas paredes llegan a alcanzar los 1.500 metros del altitud. Una preciosa barrera calcárea que acoge el segundo salto de agua más alto de Europa fuera de Noruega (donde están las más altas). Un conjunto de brutalismo natural y espectacularidad acuática que, además, tiene el aliciente de estar pegada al territorio español y de contar con una infraestructura a la altura de uno de los rincones más fascinantes de esta cordillera. 

iStock-1169104339. Costa de Granito Rosa de Bretaña

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Costa de Granito Rosa de Bretaña

Entre las localidades de Perros-Guirec y Trégastel asoma esta rareza costera de 10 kilómetros de largo cuyo encanto salta a la vista: está formada por esferas de granito cuyo color juega con las luz y la marea, llegando a tener los tonos rosáceos de los que hace gala. A este hecho hay que sumarle el respeto bretón por el mar, que se traduce en muy pocos edificios que perturban la vista y, los únicos que asoman, parecen hacerlo para mejorar la foto como es el caso del faro de Ploumanach o el Oratorio de Saint-Guirec. 

iStock-505868060 (2). Pont d'Arc en las gargantas del Ardéche

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Pont d'Arc en las gargantas del Ardéche

El Ardéche es el río más caprichoso del país vecino. No hay macizo que lo detenga en su curso hasta el Ródano, y en su afán escultor ha creado unas gargantas que hoy son un destino de aventura ideal para familias y principiantes. Al hecho de conservar su encanto natural se le suma el efecto magnético de estampas como el Pont d'Arc, un enorme ojo por el que se cuela el caudal de aguas de aspecto caribeño.