Meritxell Batlle Cardona
Los incendios forestales de Australia y del Amazonas que se iniciaron en 2019 dejaron imágenes que dieron la vuelta al mundo. El miedo a perder alguno de los espacios con mayor biodiversidad de la tierra puso sobre la mesa la necesidad de conservarlos y, para ello, es necesario proteger su biodiversidad, de la que dependen, también, los seres humanos. Una forma de conservar esta naturaleza es valorándola, como hacen entidades como la UNESCO con la lista de Patrimonio Mundial. En esta se incluyen 252 sitios reconocidos por su valor natural, que cubren casi el 0.8% de la superficie terrestre.
Sin embargo, hay que tener presente que existen zonas con valores biodiversos excepcionales que no se encuentran en la lista de Patrimonio Mundial; es decir, existen desequilibrios entre esta lista y la distribución de la biodiversidad del planeta. Con esta idea, el año 1997, el investigador Russel Mittermeier desarrolló el término de países megadiversos, y determinó que los 17 países de mayor diversidad del mundo ocupan menos del 10% de la superficie del planeta, pero albergan el 70% de las especies reconocidas.
Se puede observar como, por extensión, países como Estados Unidos, Brasil o Australia cuentan con mayor número de Patrimonios de la Humanidad, pero que destinos tan biodiversos como Venezuela, Madagascar o Papúa Nueva Guinea, no se ven suficientemente representados.
¿Qué hay que tener para ser un país megadiverso?
El criterio principal es el endemismo, y los países deben tener:
- Al menos 5.000 especies de plantas endémicas.
- Ecosistemas marinos dentro de sus fronteras.
En resumen, los 17 países megadiversos se valoran globalmente según el número y el nivel de especies endémicas presentes y, aunque en la naturaleza no existan fronteras, esta clasificación puede servir para concienciar y proteger la biodiversidad, concretamente en los países donde es más abundante y, en muchas ocasiones, frágil. Ya sea porqué están reconocidos por la UNESCO o no, estos países atesoran una excepcional biodiversidad que merece ser conservada.

A parte de los 17 países establecidos como megadiversos por la UNEP-WCMC, el año 2002, 12 países se reunieron en México para elaborar la Declaración de Cancún, en la que desarrollaron el Grupo de Países Mega-Diversos Similares, con la intención de promover intereses relacionados con la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica, y una participación justa y equitativa en los beneficios derivados del uso de recursos genéticos. A este grupo se han unido otros países a lo largo de los años, como Malasia, Filipinas, Guatemala e Irán.