Destinos misteriosos

El palacio neogótico portugués con un indescifrable pozo masónico

Ubicada cerca de Lisboa, esta villa combina a la perfección salones suntuosos con unos jardines misteriosos que albergan una famosa torre invertida.

Corría el año 1892 cuando el magnate del café António Carvalho Monteiro adquirió una finca para dar rienda suelta a sus delirios estéticos personales con los que hacer evidente y ostentosa su riqueza. Para ello, puso sus ojos en Sintra, una localidad ubicada a apenas 30 kilómetros de Lisboa donde a finales del siglo XIX se estaba poniendo en práctica los valores del Romanticismo.

 

Es decir, comunión con la naturaleza, eclecticismo y cierta nostalgia por tiempos pasados que, en muchas ocasiones, eran idealizados. Una corriente que encajaba a la perfección con otro de los anhelos de este millonario: incluir monumentos, obras y guiños a la astrología, el esoterismo y a la masonería, misteriosa institución de la que formaba parte.

Quinta da Regaleira
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Para renovar la Quinta da Regaleira, decidió contar con Luigi Manini, un arquitecto italiano, a quien le encargó viajar por toda Europa para inspirarse y coger ideas sobre lo que estaba sucediendo en otras fincas similares del Viejo Continente. El resultado, una suerte de palacio neogótico con guiños manuelinos que el viajero puede visitar mediante un recorrido señalizado que se adentra en su planta baja.

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En el interior sobresalen el Salón de Caza, con una magnífica chimenea esculpida, la biblioteca y un laboratorio alquímico en la torre octogonal. Pero lo más notable de toda esta Quinta espera afuera, en los jardines, por mucho que la Capilla de la Santísima Trinidad tenga un magnetismo por sus exuberancias neogóticas.

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La torre invertida en medio del jardín

Es en las zonas verdes donde proliferan los rincones más enigmáticos y sorprendentes de este complejo. Proyectado bajo la influencia del Primitivismo -un movimiento que buscaba el regreso a un arte de creaciones más esenciales e ingenuas- este jardín tenía una máxima. Al principio, comienza en parterres y paisajes ordenados para ascender hacia el bosque e ir perdiendo toda lógica, dejando paso a estructuras y construcciones deliberadamente inundadas por la naturaleza. Un entorno perfecto para incluir sus referencias a la masonería y a la orden del Temple, dos sociedades que fascinaban a Carvalho.

Entre ellas sobresale la conocida como torre invertida de Sintra, un pozo cuyo cilindro parece atornillarse a la tierra en espiral donde, en lugar de agua, fluyen misterios. Se cree que el llamado Pozo Iniciático servía para rituales de masones que representaban el tránsito desde la muerte –el fondo, donde hay una cruz templaria de mármol– a la reencarnación –la salida–.

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La galería tiene una escalera en espiral que desciende por 9 rellanos separados por 15 peldaños –propio de la numerología masónica–, con decoraciones que evocan el Cielo y el Infierno de Dante. El hueco se conecta por pasadizos ocultos con otras zonas de la villa, como la Puerta de los Guardianes.