Naturaleza y mucho arte

Parque natural Sintra-Cascais: probablemente, el paisaje cultural definitivo

Este edén portugués aglutina gran diversidad de paisajes y de patrimonio desplegados entre la frondosa Sierra de Sintra y una escarpada costa atlántica.

En cuanto el viajero se adentra en el Parque Natural de Sintra-Cascáis, queda extasiado de inmediato. Es inevitable que emoción y melancolía afloren ante los ingredientes de su pócima: incalculables tesoros arquitectónicos, grandes dosis de exóticos verdes y salvajes azules. Todo ello en perfecta armonía y combinado con una luz especial que conquista en cualquier época del año.

 

Situado a aproximadamente 30 minutos de Lisboa, este vergel luso abarca desde la Sierra de Sintra hasta el litoral Atlántico, donde se apodera de playas de dunas y vertiginosos acantilados elevados a más de cien metros sobre el nivel del mar.

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iStock-153754372. Patrimonio de la Humanidad desde 1995

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Patrimonio de la Humanidad desde 1995

Cultura e historia laten con especial fuerza en Sintra, corazón del parque y primer lugar europeo en ser considerado, en el año 1995, Paisaje Cultural por la UNESCO. Una ciudad de cuento coloreada por casas señoriales y palacios circundados por jardines de fantasía, a cada cual más espectacular. La estética romántica se desliza entre caminos sinuosos, cascadas, pasadizos, cuevas y un sinfín de rincones inimaginables arropados por exuberante vegetación.

GettyImages-152375693. Carreteras y 'queijadas'

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Carreteras y 'queijadas'

Perderse entre cuestas adoquinadas es descubrir la esencia de Sintra y también sus sabores más dulces, los de los travesseiros y las queijadas que se hornean en las numerosas pastelerías de la ciudad. Fuera del casco histórico, un laberinto de carreteras serpenteantes conducen entre los palacios salpicados por sus colinas, las mismas que, un poco más abajo, acaban fusionándose con el océano.

GettyImages-885378800. Escenario de palacios

Vista aérea del Palacion Nacional. Foto: Getty Images

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Escenario de palacios

El microclima del Parque Natural de Sintra-Cascáis es idóneo para la proliferación de todas esas especies vegetales que lo colman y, además, es el responsable de que la zona fuera elegida por reyes y aristócratas a lo largo de la historia para levantar sus palacios, casas señoriales y jardines con magníficas vistas al océano.

En el casco histórico de Sintra, el Palacio Nacional, combinando estilos gótico, mudéjar y manuelino, es el más sobrio de todos y también el más antiguo. Estuvo habitado durante casi ocho siglos, principalmente durante la Edad Media, periodo en el que era usado por la monarquía portuguesa y su corte para huir de la peste o como refugio de vacaciones. En su fachada encalada destacan dos enormes chimeneas cónicas de 33 metros de altura. Son las de la cocina, que fueron mandadas construir por el rey Juan I para servir a todo el palacio. En el interior, la Sala de los Escudos de Armas y la Sala de los Cines, con el techo pintado de estas aves, resultan los espacios más sobresalientes.

iStock-515815860. Quinta da Regaleira: un pozo y mucho más

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Quinta da Regaleira: un pozo y mucho más

Este particular cuento continúa en los ilusorios jardines de Quinta da Regaleira, cuatro hectáreas llenas de secretos ocultos entre fuentes, cuevas, túneles de piedra, cascadas y pasadizos que esconden significados relacionados con la mitología, la cosmología y la masonería. El secreto más especial es un pozo de 27 metros de profundidad que se recorre a través de una escalera en espiral hasta sus profundidades, comunicando con un sistema de túneles. Como si de una misteriosa torre invertida se tratase, fue ideado por Augusto Carvalho Monteiro, el primer propietario de este palacio.

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El portentoso Palacio da Pena

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El portentoso Palacio da Pena

En la parte más alta de las colinas, levantado sobre un enorme peñasco que había sido monasterio previamente, se ubica el Palacio da Pena, principal icono del parque. Los colores de sus torres anárquicas y los extensos jardines que lo envuelven dan sentido a este cuento de naturaleza desbocada gracias a especies vegetales de todo el mundo que se pierden en miradores como el de la Cruz Alta o descubren joyas como el Chalet de la Condesa de Edla, una casa mandada construir en 1864 por el rey Fernando II y su segunda esposa, Elise Hensler, siguiendo el estilo de los chalets alpinos europeos.

shutterstock 781731022. Las mil y una 'penas'

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Las mil y una 'penas'

En el Palacio da Pena el visitante se verá inmerso en Las mil y una noches, especialmente cuando la bruma de la sierra lo cubre dándole un halo más enigmático si cabe y borrando por momentos las panorámicas al valle y al océano de las que goza. Su construcción supuso el mayor ejemplo de romanticismo portugués en el siglo XIX. El acceso no es posible en vehículo privado, por lo que para subir hasta él habrá que hacerlo a pie, en autobús o taxi desde el centro de Sintra.

iStock-1207911688 (1). El desconocido Monserrate

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El desconocido Monserrate

A cuatro kilómetros del centro de Sintra, el Palacio de Monterrate es otra oda a la arquitectura romántica. Poesía llena de simetrías que se desplazan hacia jardines exóticos, los más ricos en botánica internacional del país. Esta visita suele estar menos concurrida, autoproclamándose como un verdadero remanso de paz dentro del oasis que ya es Sintra. El lugar era parada obligatoria de viajeros ingleses, conquistando al propio Lord Byron en 1809 o enmudeciendo al comerciante y coleccionista de arte Sir Francis Cook hasta tal punto de convertirla en su residencia de veraneo.

iStock-869961248. Un castillo en la espesura

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Un castillo en la espesura

Otro de los edificios que domina las perspectivas del parque y del mar fusionándose es el Castillo de los Moros, una fortaleza que zigzaguea en lo alto de una de las montañas de Sintra y que fue construida durante el dominio árabe, entre los siglos VIII y IX.

iStock-1137119708. Los otros secretos de Sintra

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Los otros secretos de Sintra

Bordeado por la Sierra de Sintra, el parque protege otras maravillas más desconocidas y solitarias como son el Santuario de Peninha, el Lago Azul, desde el que parte una larga red de senderos, o el Convento de los Capuchos. Este último, inaugurado en 1560 y cercado de bosque primitivo, destaca por su austeridad en contraposición a los lujosos edificios de las colinas, representando así el ideal de la Orden de San Francisco de Asís. Entradas camufladas entre rocas van abriéndose inesperadas hacia celdas de corcho que llenan de sobriedad los capítulos más místicos del parque hecho cuento.

iStock-1214473659. El punto más occidental de Europa

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El punto más occidental de Europa

A 18 kilómetros de Sintra las montañas convergen en acantilados de hasta 140 metros de altura ante los que rompen olas furiosas. Son los del ventoso Cabo de Roca, el encargado de custodiar el último atardecer del continente europeo antes de ser alumbrado por uno de los faros más antiguos de Portugal. Muy cerca de la torre de luz, de azulejos blancos y cubierta roja, se hallan grabadas las coordenadas geográficas del lugar junto a las palabras del poeta luso Luís Vaz de Camões “Aqui... onde a terra se acaba e mar começa”. Palabras que empujan a hacerse con un certificado que garantiza que se ha visitado el punto más occidental de Europa continental. A tan solo cinco minutos en coche es posible seguir deleitándose con las vistas de la costa en Moinho Dom Quixote, una cafetería donde la decoración juega con la ilusión entre coloridos cuadros, plantas y lámparas de distinto diseño.

GettyImages-1063878468. Un pueblo, un acantilado y una piscina natural

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Un pueblo, un acantilado y una piscina natural

Además de Sintra, en el parque hay otros pueblos que merecen una parada. Colares, en la ladera de la sierra de Sintra, rodeado de viñedos de los que sale el popular vino de Colares. Azenhas do Mar, un pueblecito blanco tallado sobre el acantilado. A sus pies, una piscina natural hace las delicias de los veraneantes junto a un restaurante y un bar de estilo bohemio.

iStock-507006871. Los imprescindibles de Cascais

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Los imprescindibles de Cascais

En Cascáis, un recorrido por el casco antiguo, con la fortaleza medieval de Nuestra Señora de la Luz y la ciudadela, será un buen comienzo para acabar ensimismándose con la Boca del Infierno, a las afueras de la ciudad, donde un arco pulido en la abrupta roca permite disfrutar del Atlántico penetrando por él.

iStock-696474642. Un safari de playas

Praia do Guincho. Foto: iStock

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Un safari de playas

La mejor forma de recorrer la escarpada costa, y detenerse en sus salvajes playas, es hacerlo a través del carril bici habilitado junto a ella. Las cometas alzan el vuelo mientras algunos surfistas se lanzan a sortear sus enérgicas olas: Playa de Guincho, la más extensa y popular y situada junto a un sofisticado chiringuito; Playa Maças de arena fina; Playa de Ursa, conocida por su roca en el mar con forma de oso que descubre pequeñas piscinas cuando la marea baja o Playa de Adraga, cerca de la que hay un enorme y profundo pozo natural que comunica con el mar. Otra de las playas más transitadas durante los veranos portugueses es Playa Grande, famosa por poseer un total de 66 huellas de dinosaurios que cuentan con aproximadamente 110 millones de años.

23 - Oitavos Suite Living Room. Un hotel para sumergirse en el parque

Foto: The Oitavos

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Un hotel para sumergirse en el parque

Localizado en Quinta da Marinha, a 10 minutos de Cascáis, 20 de Sintra y 40 del aeropuerto de Lisboa, The Oitavos es el punto de partida idóneo para explorar la zona y despertar rodeado de su magia, representada aquí por un ejército de árboles secundados por el mar, elementos que replican el hipnotismo y el sosiego del parque.

Tanto las zonas comunes como las habitaciones de este cinco estrellas fueron concebidas como amplios espacios diáfanos de grandes ventanales con los que estar en continuo contacto con el entorno. Entorno que colorea, con su inigualable luz, las terrazas de las habitaciones y sumerge en una profunda paz.

7 - Exterior Pool. Relax y sabor

Foto: The Oitavos

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Relax y sabor

Para seguir sumiéndose en la relajación, nada como hacerlo en SPA The Oitavos recibiendo uno de los tratamientos acordes a esa calma que transmite el parque con los productos de la exclusiva firma Carol Joy London. A continuación será posible seguir con la terapia en su piscina interior, con un completo circuito de spa, o en la exterior, climatizada con la energía generada por los enfriadores de los aparatos de aire acondicionado. Ésta se extiende infinita hacia un bosque de pinos para casi abrazar el océano.

Alguna de la mejor oferta gastronómica de la zona se encuentra en The Oitavos, y está capitaneada por el reconocido chef francés Cyrill Devilliers. Su arte culinario sobresale especialmente en el restaurante Ipsylon, donde ofrece “Le Diner du Chef”, un menú degustación, de pescados y mariscos, maridado con vinos locales. Platos como las ostras finas con salsa ponzu o el calamar gigante de las Azores a la carbonara son solo el preludio a una excelente repostería, que sorprendentemente se convierte en el plato fuerte. El hotel cuenta además con otros restaurantes: Verbasco y Terraço Lounge Bar.

Este refugio esparce su calma por el parque gracias a las actividades que ofrece: recorrer en bicicleta eléctrica el extenso carril junto al mar, jugar al golf en uno de los mejores campos de Portugal con 18 hoyos y vistas al Atlántico, practicar surf o paddle surf, montar a caballo e incluso subirse a un helicóptero para capturar las mejores imágenes aéreas de Sintra.