Quienes hayan llegado al final del paseo marítimo de la playa de la Malvarrosa se habrán con un pequeño puente que anuncia la llegada de Alboraya y se despide de València capital. Tras los pilares azul turquesa de este mirador pintado por el muralista Patricio Forrester, se encuentra La Patacona, una playa urbana con espíritu de eterno verano que ha ido ganando adeptos hasta convertirse en la niña bonita del litoral valenciano. Como le pasó al barrio de Ruzafa, todo comenzó con las aperturas aleatorias de bares y restaurantes hasta que, poco a poco, su oferta de ocio y gastronomía ha acabado enamorando a locales y extranjeros. ¿Por qué?
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LA CONVERGENCIA ENTRE EL BRUNCH Y LA PAELLA
Quizás uno de los locales que pusieron a La Patacona en el mapa fue La Más Bonita, con otros dos espacios en la capital, este es sin duda el más especial de todos. Con una terraza con vistas a la playa y un patio interior, que recuerda a las casas de verano, sigue generando colas de gente cuando se acerca la hora del brunch. Con una cocina casi non stop (de 8h a 00h), su oferta gastronómica va de los desayunos a las cenas, de estilo cosmopolita. Otro templo del brunch a pie de playa es Banana Beach con una carta internacional repleta de tortitas, açai bowls, tostas y tortillas variadas. Y a unos pocos metros, La Girafe, una jungla salvaje en pleno paseo marítimo, donde también disfrutar del almuerzo británico que sigue sin perder adeptos, y una carta viajera.
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Aunque no todo va a ser guacamole y pancakes, la costa de Alboraya también cuenta con restaurantes que apuestan por la tradición arrocera y el producto de mar. Mimar, como su propio nombre indica, la cocina sincera de Raúl Aleixandre trata con cuidado y delicadeza todas sus creaciones con la mejor materia prima. Una experiencia entre fogones, que tal como su equipo describe “es fuego y brasa”, con lo mejor de la lonja, la huerta valenciana y, por supuesto, sus arroces y rossejats. En ese paseo que bordea el kilómetro de litoral, también se encuentra Casa Patacona como un indispensable arrocero con una terraza con vistas al mar. ¿Y de postre? ¿O de merienda? L'Obrador de Bou con horchata artesana, helados ecológicos e innovadores recetas con la chufa de Alboraya como producto estrella.

Paseo de La Patacona | Foto: VisitValencia
EL EPICENTRO DE LOS CHIRINGUITOS
Con total sinceridad, València nunca fue conocida por sus chiringuitos. Quizás sí por la ausencia de ellos, a diferencia de otras playas como Oliva, La Pobla de Farnals, Cullera o Jávea. Sin embargo, en los últimos años la playa de La Patacona se ha convertido en terreno fértil para estos bares con suelo de arena.
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La Playa de Moda, un merendero de toda la vida, pero con esa estética que acumula likes cada minuto, es una de las apuestas del empresario Jose Miralles, que sigue cosechando éxitos con el grupo Mercabañal. Abierto de mayo a octubre —¡es lo que tiene el tiempo valenciano!—, apuesta por la fórmula ganadora de tapas, paella y sangría.

La Más Bonita también se ha atrevido a abrir su propio chiringuito, una extensión de su universo blanco y azul turquesa, para disfrutar de cócteles, batidos, tartas y ensaladas sobre la hamaca. Otros nombres que no pueden faltar en la caza de atardeceres y música en directo son El Ocho y Tres14Beach, el último chiringuito de la playa de La Patacona, antes de llegar a Port Saplaya, perfecto para quienes buscan un enclave más chill out.

¿SURF EN VALÈNCIA? ESO PARECE
Tampoco es de extrañar ver pasear a nadadores en neopreno, practicantes de yoga o surfers paseando descalzos por el paseo de este barrio-pueblo-playa que tanto está dando que hablar. Mediterranean Surf tiene mucho que ver, una escuela que se ha atrevido a desafiar la clásica frase de que en el Mediterráneo no hay olas. Según cuentan, la extensión de su playa la convierte en un área “cómoda, tranquila y perfecta para iniciarse y evolucionar como surfistas” o stand up paddel. Y continuando con ese espíritu surfero, en 2018 apostaron por un nuevo proyecto: La Casa de La Mar. Una nave que reúne gastronomía, cócteles y una programación salpicada de conciertos, tardeos y verbenas.