Ya sucedió hace veinte años: Los talibanes destruyeron en 2001 todo rastro de los Budas de Bamiyán, dos estatuas de 55 y 38 metros de altura ubicadas en Afganistán y declaradas Patrimonio de la Humanidad. Ante la toma del poder por parte de los talibanes en los últimos días, la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, ha manifestado su miedo a que algo así pueda volver a ocurrir, por lo que ha pedido que se preserve el patrimonio cultural en toda su diversidad, respetando el derecho internacional y tomando todas las precauciones necesarias para protegerlo. En la actualidad, existen dos lugares declarados Patrimonio de la Humanidad en el país: El Minarete y los vestigios arqueológicos de Jam y el paisaje cultural y los vestigios arqueológicos del Valle de Bamiyán, donde se encontraban las estatuas destruidas por los talibanes.
Además de estos, la UNESCO también ha hecho hincapié en la salvaguarda de otros lugares, como la Ciudad Vieja de Herat, la tercera ciudad más importante del país, o el Museo Nacional de Kabul, saqueado también en 2001, entre otros. La institución ha manifestado que cualquier daño o pérdida de estos vestigios es un ataque a la historia y la identidad afganas y supondría una disminución de las perspectivas de una paz duradera y la mejora de las condiciones humanitarias del pueblo afgano. Por ello, la UNESCO está siguiendo de cerca la situación sobre el terreno y se ha comprometido a hacer aquello que esté en su mano para salvaguardar el patrimonio, insistiendo en la necesidad de garantizar un entorno de trabajo seguro para los profesionales encargados de salvaguardar este patrimonio y para los artistas locales, una parte fundamental del tejido social del país y de gran valor para la cohesión nacional.