El esquiador sueco Jesper Tjäder fue el primero en probar la pista. El vídeo promocional es espectacular: se ve al especialista en freeski deslizarse enlazando figuras y saltos ‘imposibles’, mientras se escucha el roce de los esquís y la cámara sigue su descenso. Pero esta no es una pista normal, está sobre el techo inclinado de una planta de incineración de desechos y la superficie no es blanca, sino verde. ¿Efectos especiales? No, esto es CopenHill, el nuevo plan para disfrutar de Copenhague.