La Sirenita se va a esquiar

Copenhill, esquiando en verde

En Copenhage se encuentra la pista de esquí artificial más sostenible del mundo.

El esquiador sueco Jesper Tjäder fue el primero en probar la pista. El vídeo promocional es espectacular: se ve al especialista en freeski deslizarse enlazando figuras y saltos ‘imposibles’, mientras se escucha el roce de los esquís y la cámara sigue su descenso. Pero esta no es una pista normal, está sobre el techo inclinado de una planta de incineración de desechos y la superficie no es blanca, sino verde. ¿Efectos especiales? No, esto es CopenHill, el nuevo plan para disfrutar de Copenhague.

 
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CopenHill

Foto: iStock

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¿Pero esto qué es?

Su silueta se recorta en el horizonte de la ciudad. Diseñado por el arquitecto Bjarke Ingels y su firma Bjarke Ingels Group, el centro Amager es una moderna planta de incineración de desechos con la que se genera energía. El edificio sustituye una antigua incineradora y a pesar de su reciente apertura (abrió puertas en marzo de 2017) ya se ha hecho un hueco en la lista de imprescindibles de Copenhague. Todo en él es llamativo, desde la inclinación de su cubierta a la fachada vegetal, confeccionada mediante jardineras de aluminio al modo de una montaña con aires de ciencia ficción.

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Foto: CopenHill Urban Mountain

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Y de remate… ¡Una pista de esquí!

La Planta de Tratamiento Amager se ubica a unos 6,5 km del centro de la ciudad, pero es accesible fácilmente con transporte público. Pese al diseño espectacular por parte de BIG, el desafío era importante: ¿Cómo hacer popular una planta incineradora de residuos ente los vecinos? Así es como se les ocurrió la idea de montar una pista de esquí. CopenHill se ha convertido en una de las pistas de esquí artificial más originales que se han construido hasta el momento. En lugar de nieve, está hecha con Neveplast, un material sintético usado en instalaciones de esquí y snowparks secos.

 
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Foto: CopenHill Urban Mountain

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Mucho más que una alfombra mágica

La pista de CopenHill tiene una pendiente que varía del 45% en la parte más inclinada al 14% de la parte inferior; así hay zonas para todos los niveles, desde la pista negra y de estilo libre, hasta la zona infantil y de debutantes. Pero es que, además, el complejo tiene un sendero para correr que llega hasta lo más alto del techo del edificio, el rocódromo artificial más alto del norte de Europa, un restaurante con un menú  a base de platos daneses saludables, y en la parte inferior de la pista, una cafetería desde la que ver a los esquiadores, y una tienda de alquiler de esquís y productos Salomon.

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Foto: CopenHill Urban Mountain

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A falta de montañas...

La montaña más alta de Dinamarca no supera los 170 metros de altura y el clima es oceánico, así que se entiende que la oferta de esquí en el país sea más bien escasa. Apenas, hay tres pequeñas estaciones, en Ishøj. En realidad, la pista de esquí más popular de Dinamarca está en Suecia, en Vallasen, a poco más de dos horas en coche. Por eso, la recién estrena pista de CopenHill se esperaba con impaciencia desde que se conoció el proyecto por los aficionados al deporte blanco (en este caso, más verde).

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Foto: CopenHill Urban Mountain

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Sostenibilidad hedonista

La Planta de Tratamiento Amager es una de las piezas clave del ambicioso plan climático de Copenhague para convertirse en 2025 en la primera ciudad en lograr una huella neutra en cuanto a las emisiones de dióxido de carbono. El estudio Bjarke Ingels Group tiene como enfoque creativo de que la sostenibilidad no está reñida con la diversión, sino, más bien, al contrario. Así, esta pista de esquí acaba siendo la culminación perfecta: no sólo se busca una fuente de energía sostenible, también concienciar y hacer disfrutar a todos.

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