Los bosques son los protagonistas de la Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses que, a caballo entre Galicia, Asturias y León, dibuja un paisaje marcado por arboladas de frondosas autóctonas, castañares y repoblaciones de coníferas donde habitan en oso pardo y el urogallo. El patrimonio ancarés destaca, además, por una cultura e historia propias que perviven en su arquitectura y forma de vida gracias a construcciones como las pallozas, su seña de identidad. Los vecinos aprovecharon el entorno y su herencia castreña para construir estas peculiares viviendas circulares, con muros de piedra autóctona y techos de paja llamados teitos. Hoy se puede conocer su historia y paisaje gracias a iniciativas que protegen su patrimonio natural y cultural.