TAÜLL, DURRO Y OTROS PUEBLOS DE LA VALL DE BOÍ
En el Vall de Boí, los pueblos de Taüll, Durro y Boí son hitos de una ruta más amplia para visitar la decena de iglesias que se preservan en este rincón leridano, uno de los legados románicos más relevantes de Europa, consideradas en conjunto Patrimonio de la Humanidad (2000). De hecho, Durro es el pueblo con mayor número de monumentos Patrimonio de la Humanidad por habitante de España (dos para unos 80 vecinos). Destacan por sus esbeltos campanarios y su valor histórico y monumental, pero también por el marco natural en el que fueron construidas, en pleno Pirineo catalán. En escasos kilómetros se pueden visitar estos encantadores pueblos de montaña y contemplar bellos ejemplos de esa arquitectura medieval.
Sant Joan de Boí, documentado en 1079, es el templo más antiguo del valle. En el núcleo de Taüll, junto al centro de interpretación del románico, se halla Santa Maria de Taüll, único templo que generó un asentamiento alrededor, mientras Sant Climent de Taüll, solitaria en una loma, es considerada la «catedral románica del valle» por la pureza de sus líneas. Por su lado, Durro cobija la iglesia de la Nativitat, de dimensiones que dan fe de la importancia del pueblo en el medievo, y la ermita de Sant Quirc, cuyo emplazamiento a casi 1500 m regala vistas espectaculares.
La ruta del románico de la Vall de Boí se puede completar en l´Assumpció de Cóll, con magnífica portada esculpida; Santa Maria de Cardet, la única con espadaña; Sant Feliu de Barruera, con dos ábsides que plasman las etapas constructivas del valle (siglos XI y XII); y Santa Eulàlia d’Erill la Vall, con un campanario conocido como la «reina de las torres románicas».

Foto: Shutterstock
VALLDEMOSSA, FORNALUTX Y DEIÀ... EN LA SIERRA DE LA TRAMONTANA
La Serra de Tramontana, uno de los Paisajes Culturales Patrimonio de la Humanidad de España, engloba pequeños núcleos a su vez incluidos en la lista de la Unesco. Valldemossa, Fornalutx y Deià son pueblos donde se convive en una esquina o en un mirador con esta majestuosa serranía, Patrimonio Mundial. Estos enclaves, entre los más bellos de Mallorca, están conectados por carreteras de interior con el costero Puerto de Sóller. Fornalutx, acomodado a las cuestas de la sierra mallorquina, es uno de los pueblos de piedra más encantadores de la isla. Se accede por un camino que discurre entre bancales con naranjos y limoneros. El montañoso telón de fondo que lo preside confiere una belleza mayor a este pueblo con iglesia, casas revestidas de azul azulejo, balconadas de madera y miradores.
Vídeo relacionado
A pocos kilómetros, pasando por el Sóller interior, una de las localidades mallorquinas de pasado floreciente, se llega a Valldemossa, coronada por la aguja de su monasterio cartujo que mira a una ladera boscosa de Tramuntana. El encanto de sus calles adoquinadas flanqueadas por villas y casas de piedra se suma a su patrimonio eclesiástico en el que destaca su Real Cartuja (1310), donde se alojaron un tiempo Chopin y George Sand. La sierra también se eleva como un anfiteatro natural por encima de Deià, un nido de águila que mira al Mediterráneo, con sus casas de piedra dorada que se encaraman por una colina piramidal.

Foto: Shutterstock
POLA DE LENA (ASTURIAS)
Una buena base para descubrir el concejo asturiano de Lena, de gran encanto y belleza natural, es su pequeña capital, Pola de Lena, asentada sobre un cerro con vistas al valle del río Caudal. Pueblo de larga historia, fue fundado en el siglo XIII por el rey Alfonso X, en uno de los ramales que nutría la célebre Vía de la Plata, que desde Andalucía portaba este y otros materiales hacia los puertos del norte peninsular.
El principal encanto del concejo son sus ermitas dispersas, entre las que sobresale Santa Cristina de Lena, en un cercano cerro de la capital comarcal. Templo perfecto, fue edificado el año 850, en la época más floreciente del reinado de Ramiro I de Asturias, quien favoreció el desarrollo del prerrománico asturiano, cuyos vestigios están declarados Patrimonio Mundial. De apariencia sencilla, la ermita crea un espacio armonioso. En el interior sorprende un altar central, decorado con una refinada arquería de mármol que separaba el prebisterio de los fieles. A su alrededor se abre el Parque Natural de las Ubiñas-La Mesa.

Foto: iStock
SAN MILLÁN DE LA COGOLLA (LA RIOJA)
El pueblo de San Millán de la Cogolla da cobijo en los alrededores a dos imponentes monasterios, el Real de Yuso y el de San Millán de Suso, cuyo origen surgió de una primitiva comunidad monástica fundada por san Millán a mediados del siglo VI, y que con el tiempo se convirtieron en un reducto de cultura y lugar de peregrinaje. La riqueza de estilos que engloban favoreció que la Unesco los declarase Patrimonio de la Humanidad en 1997.
El Monasterio de Suso («suso» significa arriba en castellano antiguo) se ubica en la margen izquierda del río Cárdenas. En su origen fue un cenobio visigodo establecido alrededor de la tumba del eremita Aemilianus (Millán o Emiliano), fallecido el año 574. Fue ampliándose a lo largo del tiempo hasta convertirse en el siglo XII en un pequeño monasterio, donde se distinguen estilos mozárabe y románico. Más abajo en el valle se levanta el imponente Monasterio de Yuso. Construido a partir del estilo románico, su aspecto actual es renacentista, fruto de una remodelación del siglo XVI. En su interior destacan la puerta barroca del Salón de los Reyes –este de decoración neoclásica–, el claustro y la biblioteca, donde se custodian ejemplares únicos como los primeros códices en lengua castellana.

Foto: Parque Minero de Almadén, vía Facebook
ALMADÉN (CIUDAD REAL)
La historia del pueblo de Almadén, en Ciudad Real, están inevitablemente vinculada a la explotación de sus minas de mercurio, las más importantes del mundo, clausuradas en 2002 tras ser utilizadas durante milenios. El propio nombre del ñugar significa en árabe «la mina», apelativo que aparece en muchos rincones como en el Hospital de Mineros de San Rafael, un edificio de 1765, en el centro.
Su yacimiento excepcional, del que los estudios afirman que «ha salido el 35% del mercurio consumido por la Humanidad a lo largo de su historia», es hoy el Parque Minero de Almadén, cuya visita se inicia tras cruzar la monumental Puerta de Carlos IV (1795) en el centro de visitantes, antes de adentrarte en las entrañas de la tierra, donde los guías explican la evolución de las labores mineras a lo largo del tiempo. El paseo incluye el cerro Buitrones donde desde 1646 funcionó un horno. La Unesco otorgó en 2012 a este lugar la consideración de Patrimonio de la Humanidad por la importancia de sus milenarias minas; la declaración se realizó conjuntamente con las de Idria en Eslovenia, bajo el título de Patrimonio del Mercurio.

GUADALUPE (CÁCERES)
La extremaña Guadalupe se rinde ante la majestuosidad de su Real Monasterio de Santa María, emplazado en un llano entre montes donde verdean campos de olivos que se estiran hasta rozar las lomas del pico Villuercas. Este recinto monacal posee un interés excepcional porque ilustra cuatro siglos de arquitectura religiosa y recuerda los dos acontecimientos históricos trascendentales de 1492: el final de la Reconquista en la Península Ibérica por los Reyes Católicos y la llegada de Cristóbal Colón a América.
Unas escalinatas se topan con una ciudadela de torres y campanarios, de naves y pináculos que cosen encajes góticos y filigranas mudéjares. Las estatuas de Enrique IV y María de Aragón custodian el Altar Mayor, coro bellísimo y un claustro maravilloso de varios pisos y jardín. El interior exhibe arte, como la sacristía que cuenta con lienzos de Zurbarán. Todo acompaña hasta llegar a la talla románica de la Virgen de Guadalupe, de solo 59 cm en una madera de cedro oscura como el betún.

POBLET (TARRAGONA)
El tesoro del pueblo de Poblet es su monasterio cisterciense, uno de los más grandes y completos que perviven de esta orden religiosa, cuya importancia se aprecia en sus dimensiones, pues está considerado el conjunto cisterciense habitado más grande de Europa, Patrimonio de la Humanidad desde 1991. Su edificación comenzó en torno a una pequeña iglesia levantada en el siglo XIII. Hoy se ha transformado en un recinto imponente por la severa majestuosidad de su arquitectura y su aspecto fortificado.
Santa María de Poblet fue fundado en 1150 en estilo románico-gótico, rodeado de campos de olivos y viñedos propiedad de la abadía. Sus dependencias se articulan alrededor de un claustro, siguiendo el sistema que repiten los monasterios de la orden. Recorrerlas con un guía ayuda a imaginar cómo transcurría la vida de los monjes medievales, el trabajo en la huerta y viñas, el aseo en el lavatorio del patio, en la biblioteca leyenda o copiando manuscritos, las comidas frugales en el reflectorio o los rezos en la iglesia Mayor. La de este monasterio está presidida por un retablo renacentista y alberga tumbas de nobles como Pere III «el Ceremoniós» (siglo XIV). En la actualidad lo habitan una treintena de monjes, que además gestionan una hostería que organiza desde catas de vino a rutas en bicicleta eléctrica. En Poblet puede arrancar la Ruta del Císter en Cataluña, que en un trayecto de unos 100 km lo enlaza con los monasterios de Santes Creus y Vallbona de les Monges.

Foto: Shutterstock
CERVERA DE LA CAÑADA Y TOBED (ARAGÓN)
El pequeño pueblo zaragozano de Cervera de la Cañada atesora uno de los ejemplos de templo fortaleza de estilo mudéjar que se conservan en Aragón, declaradas en conjunto Patrimonio Mundial en 2001. La iglesia de Santa Tecla guarda en su interior un coro sobre un alfarje decorado con motivos heráldicos y geométricos. En el mismo grupo se halla la iglesia de la Virgen de Tobed, en Terual, otro núcleo rural donde sorprende este monumento de refinada arquitectura. La inclusión de estos templos bajo la marca de la Arquitectura Mudéjar de la Unesco resulta clave para entender la dimensión y el significado del arte mudéjar en Aragón, que no solo se extendió en ciudades, sino también en enclaves rurales.

Foto:
SANTO TORIBIO DE LIÉBANA Y OTROS PUEBLOS DEL CAMINO DE SANTIAGO
Las cimas y valles por los que corre el río Deva enmarcan La Liébana, una comarca de Cantabria de gran atractivo natural y etnográfico. Potes, el centro geográfico y capital, distingue su casco antiguo con edificios notables y puentes arcaicos donde las aguas de los ríos Quiviesa y Bullón se entregan al Deva. También cerca de sus orillas se halla la joya del pueblo: el Monasterio de Santo Toribio, un lugar de peregrinaje con privilegios comparables a los de Jerusalén y Santiago de Compostela. De su origen románico queda la portada y los cimientos del ábside. En su época gótica incluyó la Capilla del Lignum Crucis (siglo XVIII), una reliquia de la cruz de Cristo que, según la tradición, trajo santo Toribio desde Tierra Santa. El conjunto se completa con varias ermitas como la de Santa Catalina (siglo XIII) y la Cueva Santa, excavada en roca viva donde se dice que vivió retirado el monje. Fue en este cenobio donde el año 776 san Beato escribió su célebre Comentario del Apocalipsis, famoso por sus copias miniadas mozárabes de los siglos IX-XI. El Camino Lebaniego, también en la UNESCO, enlaza Santo Toribio con el Camino Norte a Santiago.
La Ruta Jacobea discurre en el norte peninsular por otros pequeños núcleos con bienes incluidos en la Unesco. Por ejemplo, el Puente Briñas (siglos XIII-XV) en la riojana Haro; el Túnel de San Andrián en la guipuzcoana Aizkorri, un paso de montaña de 55 m de longitud a 1000 m de altitud, que permite atravesar las entrañas de la tierra; la Colegiata cisterciense de Zenarruza en el municipio vizcaíno de Cenarruza-Puebla de Bolívar; en Asturias, la iglesia prerrománica de San Salvador en Priesca o Santa María en Soto de Luiña; la Catedral de Santa Juliana en la cántabra Santillana del Mar; la Catedral-basílica de la Virgen de la Asunción en la lucense Mondoñedo; o el Monasterio de Santa María de Sobrado en esta localidad coruñesa.

Foto: Shutterstock
ALTAMIRA, COVALANAS Y OTRAS CUEVAS CON ARTE RUPESTRE
Si la hermosa Santillana del Mar es la puerta idónea para contemplar el excepcional arte rupestre de la Cueva de Altamira, la también cántabra Ramales de la Victoria, en la comarca del Asón, acoge otra cavidad con arte prehistórico: la cueva de Covalanas. Junto a Santillana, Ramales es otro ejemplo de arquitectura popular bien conservada, con casas con vigas de madera y ventanales acristalados y casonas de indianos rodeadas de bellos jardines y verjas. Sin embargo, el patrimonio más valioso lo constituye el grupo de 17 cuevas ornamentadas en época paleolítica, que fueron localizadas a principios del siglo XX: además de Covalanas están La Haza, Cullalvera o Sotarriza, joyas del arte rupestre del norte de España.
Otro territorio peninsular donde afloró el genio artístico del hombre primitivo fue el levante. El Conjunto del Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica es otra categoría del Patrimonio Mundial de la Unesco. Engloba un conjunto de yacimientos rupestres que se extienden por la cuenca mediterránea, y que conforman la mayor concentración de Europa.