La Suiza más tradicional

Por los pueblos de Friburgo, la mini Suiza de Suiza

Esta amable región preserva su esencia medieval y rural en pueblos nacidos a orillas de lagos o entre cumbres prealpinas.

El cantón suizo de Friburgo se extiende por valles y lagos presididos por colinas prealpinas, con pueblos medievales y aldeas de montaña en su corazón. A medio centenar de kilómetros radiales desde Friburgo, la capital que da nombre al cantón, esta región de cultura bilingüe (francés y alemán) da cobijo a preciosos pueblos, que además son la puerta para actividades en la naturaleza, como caminatas y rutas en bicicleta por senderos que en invierno son de esquí de fondo. El broche a esta escapada es la gastronomía, donde sus famosos quesos con Appellation d'Origen Contrôllée (AOC) son protagonistas absolutos de tradicionales fondues.

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Gruyères

Foto: iSotck

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Gruyères, anclado en la Edad Media

Muchos piensan que el nombre de este coqueto pueblo se debe al famoso queso gruyere, pero en realidad hace referencia a la grulla («gru») blanca que aparece en el escudo de los condes medievales de Gruyères que fundaron el castillo que dio origen a la localidad. En cualquier caso, es conocido por las típicas queserías, algunas centenarias, donde se elabora el queso gruyere (sin "s" final, a diferencia del nombre del pueblo). Su única calle, adoquinada y peatonal, está flanqueada por casonas de los siglos XV al XVII que se amoldan a una loma, y que en su mayoría ocupan hoy tiendas de artesanía, museos y restaurantes típicos. La callejuela se empina hasta culminar en el castillo del siglo XIII encaramado en uno de los extremos. En la visita al monumento, una aplicación de realidad aumentada hace viajar en el tiempo al visitante mientras recorre su ecléctico interior, con salas de fisonomía medieval como la de los Caballeros, otras con arte moderno, torres con almenas, el paseo de la muralla... Otra excentricidad de esta aldea de 63 habitantes (2241 en la comuna) es el Museo HR Giger, de decoración surrealista y dedicado a este pintor nacido en Chur en 1940, creador del alienígena Alien (1979) por el que ganó un Oscar de Hollywood. El año 2021, Gruyères recibió la etiqueta de Best Tourism Village by UNWTO. 

Desde el pueblo, un sendero conduce a la Capilla des Marches, en el vecino burgo medieval de Moléson-Sur-Gruyéres, clavado a los pies de las montañas prealpinas del Moléson, a las que un teleférico facilita el acceso. A escasos kilómetros también se halla la pequeña Bulle donde, además de un castillo del siglo XIII, sorprende con el Museo Gruérien, dedicado a la etnografía y la historia de la comuna de Gruyère: su colección de 25.000 objetos incluye grabados, dibujos, pinturas, esculturas, textiles, herramientas, carpintería, cerámica, muebles, fotografías...

Gruyères

Foto: Suiza Turismo

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El Sendero del Gruyère

El «Sendero del Gruyère» es una ruta señalizada de 7-8 km que nace en el encantador pueblo de Gruyères y se recorre en unas dos horas de caminata. pueden visitar La Maison del Gruyère, a enPryngy, a 1,5 km de Gruyères se desvelan algunos secretos de su elaboración y se muestra  cómo se fabrican. En Gruyères se halla la Academia de la Fondue, donde maestros queseros revelan los secretos de este típico plato. En, Moléson-sur- Gruyères se peued visitar la Queseria Alpage de Moléson, un chalet alpino del siglo XVIII a 5 km de Gruyeres, método tradicional. En estas granjas lecheras organizan visitas guiadas y venden leche y quesos y tienen modestos restaurantes con fondues en su  menú, además de Sopa du Chalet, muy consistentes, con verduras y patatas cubiertas de queso fundido. En este pueblo también se peude disfrutar los qe aman e chocolate la Chocolatería de Gruyères. Cerca está la fábrica suiza de chocolates Maison Cailler.

Estavayer le Lac

Foto: Suiza Turismo

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Estavayer-le-Lac, entre frutales y viñedos

A orillas del lago Neuchâtel se asienta el encantador Estavayer-le-Lac, hoy un popular destino vacacional, pero que nació como un centro comercial en época romana. El pueblo conserva en buen estado su núcleo medieval, con calles estrechas y vestigios antiguos. Sobresale el castillo de Chenaux, iniciado en 1292 según el estilo de las fortificaciones de los príncipes de la Casa Saboya, entonces dueños de este territorio. Aún hoy está protegido por murallas, interrumpidas por 16 puertas y muchos torreones: la Grande Tour, de 32 m de alto, es la mayor. Intramuros sobresalen la iglesia de los Dominicos, adosada a un monasterio de 1316, cuyo interior recuperó en 2020 el retablo-tríptico realizado por el escultor Hans Geiler en 1527; y la Colegiata de Saint-Laurent, un noble edificio gótico. Y una curiosidad final: Estavayer-le-Lacel es famoso por sus ranas, que además de escucharse entre la vegetación, es uno de sus platos estrella. Son tan importantes que hasta existe un Museo de las Ranas, en el interior de la Maison de Dîme, compartiendo espacios con salas con vestigios desde los orígenes romanos de la zona a curiosas colecciones como una de linternas de ferrocarril suizos.

Murten

Foto. Suiza Turismo

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Murten, medieval y lacustre

En el norte de la región de Friburgo, en la orilla oriental del lago Murten, se asienta este pueblo homónimo, cuyo nombre proviene de la palabra celta moriduno (fortaleza sobre el lago). Fundado en el siglo XI, este burgo medieval también perteneció a la Casa Saboya durante los siglos XIV y XV. Murten es un pueblo de tres calles adoquinadas y casas con soportales. En una de ellas se halla el Ayuntamiento del siglo XV cul inado en la Torre del Reloj. Subiendo las escaleras de madera de la muralla, detrás de la Iglesia de Sainte-Catherine, orignaria de 1480, se accede a la pasarela que atraviesa parte de los muros medievales. En 1476, Carlos el Temerario, duque de Borgoña, asedió la localidad pero a causa de la bravura de sus habitantes, sus 8000 soldados acabaron ahogados en el lago, en el que hoy se disfruta de relajados paseos fluviales. Tras su triunfo, muchos aldeanos se acomodaron cerca del castillo creando este burgo encerrado por una muralla rectangular. En el castillo, doce torres de fortificaciones, escaleras y cámaras oscuras permiten revivir la agitada historia de la región. Junto a él, un pequeño molino acoge el pequeño Museo de Murten que exhibe vestigios y curiosidades como los cañones usados en la histórica batalla. De enero a marzo, se celebra en el pueblo un festival de luces que cubre muchos sus monumentos, mientras de octubre a mayo, el poético e interactivo recorrido Luces secretas invita a los visitantes a descubrir rincones secretos. En 2022, Murten recibió la distinción de Best Tourism Village by UNWTO, entre 130 candidaturas mundiales.

Murten es punto de partida de excursiones por los alrededores agrícolas del pueblo, cubierto de verdes campiñas salpicadas de graneros de ambiente rústico, y senderos para caminatas, como la que conduce a la vecina Mont Vully, famosa por sus viñedos en pendiente que llegan hasta el lago Murten. El Sendero de los Vinos de Vully permite visitar viñedos y bodegas.

Romont

Foto: Suiza Turismo

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Romont, el pueblo de las vidrieras

Ciudad con histórica desde el siglo X, Romont, entre lagos y montaña, es accesible desde la carretera que comunica Friburgo con Lausanne. Anidada sobre «la colina redonda», Romont ofrece al visitante su arte e historia medievales, con la colegiata gótica de la Asunción de Nuestra Señora, ornada con vidrieras de los siglos XV a XX, y el castillo que comprende el Museo Suizo de la Vidriera y de las Artes del Vidrio Contemporáneo (Vitromuseum), donde se revive la fascinación secular de este arte de origen sacro. La Ruta de los Vitrales propone visitar los más bellos y valiosos, y propone alojamiento en granjas rurales y etapas en restaurantes sobre laderas que regalan vistas panorámicas. En la campiña circundante, se puede caminar hasta la Abadía de la Fille-Dieu, cisterciense y también decorada con vidrieras de Brian Clarke, y bosques como el de Boulogne, con circuitos pedestres y para bicicletas de montaña.

Región de Friburgo (Valle de la Brecca)

Foto: Turismo Región de Friburgo / Pascal Gertschen

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Tradiciones muy vivas

Friburgo es un cantón donde se mantiene tradiciones muy vivas. En el Museo Guérien de Bulle se pueden ver muchas, desde la actividad  a la quesera, la artesanal, como los tavillonadores que trabajan la madera y  fabrican objetos cotidianos como cucharas de madera, bordados en cuero, o la ganadera, con tradiciones como la «Poya», una palabra del dialecto local que hace referencia a la subida de las terneras  y cabras a los altos pastos alpinos. Con ese nombre también se conocen las representaciones pictóricas de esta actividad, de vivos colores y trazos algo naif. Desde inicios del siglo XIX, muchas granjas se decoran en la entrada con estas pinturas. El descenso, que se celebra en la fiesta de la Désalpe, es una cita importante del cantón de Friburgo. Los ganaderos y ganaderas descienden al valle al paso de sus rebaños de terneras