El Cementerio alegre de Sapantza se encuentra en una pequeña localidad de Rumanía, muy cerca de la frontera de Ucrania. Sus tumbas de cruces azules decoradas con dibujos naïfs y epitafios peculiares relacionados con la vida de los fallecidos, lo convierten en uno de los cementerios más especiales del mundo. Y es que, la muerte no tiene por qué ser siempre trágica.
El epitafio dedicado a Stan Iona Patras dice que fue a él a quien se le ocurrió la construcción de estas singulares tumbas. Después de la Segunda Guerra Mundial, este artesano local tuvo la genial idea de grabar epitafios y dibujos en las cruces que sus vecinos le encargaban para los funerales de los seres queridos. La idea fue un éxito entre los habitantes de la pequeña localidad: fabricó un total de 700 cruces hasta su muerte en 1977.
La tradición la siguió uno de sus discípulos, Dumitry Pop, alias Tincu, que sigue viviendo en la casa de su maestro y se mantiene fiel al estilo original. Para él, el cementerio alegre de Sapanta no es un simple cementerio, sino que muchas de los epitafios que se pueden leer nos ofrecen verdaderas enseñanzas sobre la vida, como si fueran fábulas.