La República Checa se prepara para vivir la época invernal disfrutando de sus estaciones de esquí centroeuropeas y de los tranquilos balnearios de sus ciudades termales. Sin embargo, nada puede compararse a la magia que vive el país cuando en las plazas de muchos pueblos y ciudades checas se inauguran los mercadillos navideños, que abren a finales de noviembre y permanecen hasta Año Nuevo. Sobresalen los que se instalan en algunas de las plazas más bellas y monumentales del país, en las que el visitante pasea entre adornos artesanos, música de villancicos y decenas de casetas donde venden vino especiado y productos gastronómicos típicos de esta época, como castañas asadas, almendras garrapiñadas, galletas de jengibre, panes de miel, salchichas a la parrilla...