Entre navetas y talatíes

Los principales talayots y yacimientos prehistóricos de Menorca

Recientemente designados como Patrimonio de la Humanidad, estos monumentos ponen en valor una cultura excepcional en el Mediterráneo.

La Menorca interior, otrora ignorada por los encantos del sol y playa, está más de moda que nunca gracias a la designación de la cultura talayótica de la isla como Patrimonio de la Humanidad. Este bien, compuesto por un conjunto de yacimientos, pone en valor los edificios, monumentos y otros vestigios heredados de esta civilización prehistórica se ha convertido en un reclamo turístico, sobre todo en estos lugares imprescindibles. 

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GalImg850. Naveta des Tudons

Foto: Menorca Talayótica

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Naveta des Tudons

Su característica forma de nave invertida se divisa ya desde la carretera que atraviesa la isla, a solo 6 km de Ciutadella. La Naveta des Tudons es el monumento más conocido del conjunto prehistórico de Menorca: 1.586 yacimientos arqueológicos que ya son Patrimonio Mundial de la Unesco.

Lo primero que llama la atención de la Naveta des Tudons son las enormes piedras, encajadas sin ningún tipo de mortero ni argamasa, y que bajo el sol del mediodía deslumbran. Esta particular construcción estaba destinada a enterramientos colectivos, como demostró el hallazgo de restos humanos de distintas edades y de ambos sexos, así como cuencos de ofrendas y piezas que podrían pertenecer a ajuares.

El recinto está abierto todos los días y la entrada cuesta 2 euros.

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Foto: iStock

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Torre d'en Galmés

Las primeras comunidades que vivieron en la isla de Menorca se agruparon mayoritariamente en la zona sur, más frondosa y rica en fuentes de agua dulce y barrancos por los que corren ríos. Hacia el 1400 a.C. empezaron a surgir poblados más grandes de los que dependían otros menores. Es el caso de la Torre d'en Galmés, accesible desde la carretera de Alaior a Son Bou o a pie por el Camí de Cavalls en el tramo Son Bou-Cala en Porter.

Con 4,5 hectáreas y situado en lo alto de una colina a 100 m de altura, tenía buenas vistas sobre la costa sur y se localizaba cerca de varios barrancos. El enclave fue habitado en época romana y hasta tiempos medievales. Se han conservado numerosos vestigios talayóticos: casas de planta circular, tres talayots (torres o atalayas), un recinto de "taula" (un pilar vertical con una roca horizontal encima), una sala hipóstila, un sistema de recogida de aguas pluviales y 4 hipogeos con función funeraria.

La entrada cuesta 3 euros e incluye la visita del centro de interpretación, muy recomendable. Desde la Torre d'en Galmés se accede a dos yacimientos prehistóricos más: Na Comerma de sa Garita y el sepulcro de des Roques Llises.

iStock-1365827957. Torretrencada

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Torretrencada

El municipio de Ciutadella cuenta con diversos enclaves arqueológicos. Entre los poblados talayóticos, Torretrencada es uno de los  más interesantes por su variedad de vestigios. De entrada, una magnífica "taula" con una pilastra de refuerzo. También cuenta con un talaiot o torre circular, cosa que demuestra la importancia del poblado, y restos del muro que lo rodeaba.

Además de viviendas y de hipogeos, se ha hallado un espacio de recogida de aguas pluviales y tumbas excavadas en la roca que, aunque no son de época prehistórica, demuestran que la zona estuvo poblada hasta el siglo XIII.

Se accede por el Camí Vell de Ciutadella a Ferreries. La entrada es gratuita.  

Como complemento, vale la pena visitar la exposición del Museo Municipal de Ciutadella (en el palacio Can Saura, dentro del casco antiguo), que describe los ritos funerarios y las creencias de aquellos primeros habitantes de la isla.

GettyImages-1280000507. Talatí de Dalt

Foto: Getty Images

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Talatí de Dalt

La ciudad de Maó es una base perfecta para visitar una decena de conjuntos prehistóricos. El Talatí de Dalt se halla a solo 4 km del centro de la capital menorquina. Por su excelente estado de conservación es uno de los enclaves más recomendables para introducirse en las particularidades de la cultura talayótica. Por lo que se ha descubierto, el Talatí de Dalt llegó a contar con un centenar de habitantes que se dedicaban esencialmente a la agricultura y al pastoreo de ovejas y cabras. 

La torre o talaiot está parcialmente derrumbada, pero aún permite ver los restos de columnas que tiene en la parte superior, vestigio quizá de una vivienda. Se reconocen también tramos de la muralla que rodeaba el poblado, así como un conjunto de recintos cubiertos con piedras que podrían haber servido para almacenar alimentos o utensilios. Hay unas cuevas artificiales donde se realizaban enterramientos y ritos funerarios.

iStock-642556998. Torralba d'en Salort

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Torralba d'en Salort

Torralba d'en Salort, en el término municipal de Alaior,  permite observar las peculiaridades que diferencian los poblados prehistóricos de Menorca de los de Mallorca. Las comunidades de ambas islas compartieron numerosos aspectos hasta finales del segundo milenio a.C., pero los historiadores destacan que a partir de la segunda mitad del primer milenio, los menorquines empezaron a desarrollar características propias, entre las que destaca la"taula", una "mesa" de piedra gigante junto a la que se han hallado restos de cenizas y huesos de animales que probablemente fueron sacrificados como ofrendas.

La "taula" de Torralba d'en Salort tiene unas dimensiones impresionantes: la piedra vertical mide 4,30 m de altura y la piedra capitel 3,80 de largo y 0,73 de grosor. El poblado consta además de dos talayots,  una sala hipóstila única, varias casas prehistóricas, una muralla ciclópea, silos e hipogeos excavados en el subsuelo, así como una edificación medieval. La datación más antigua, efectuada con carbono 14 en el talayot oeste, apunta al siglo XIII a.C. y confirma que el lugar fue habitado desde la Edad de Bronce hasta la época romana.

El enclave fue adquirido en 1990 por la Fundación Illes Balears, una entidad sin ánimo de lucro que desde entonces organiza visitas guiadas y promueve su preservación.

 

287imgpub. Son Mercer de Baix

Foto: Turismo de Menorca

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Son Mercer de Baix

Son Mercer de Baix es un poblado naviforme fuera del circuito habitual de la Menorca talayótica. Se localiza en una zona de interior, rodeada de campos donde pastan vacas, ovejas y caballos que luego exhiben sus cabriolas en las fiestas mayores de Ferreries o Ciutadella.

Se accede desde el pueblo de Ferreries por un desvío que conduce hasta la finca Son Mercer de Baix (que, por cierto, elabora un queso fabuloso) y después, tras abrir una cancela de ganado, sigue un camino pedregoso delimitado por muros de piedra que se retuerce hasta encaramarse a un pequeño montículo. Nadie diría que ahí se localiza uno de los poblados más sorprendentes de la isla.

El paseo entre los restos de viviendas esquiva pinos y olivos silvestres que han crecido entre las piedras hasta alcanzar el borde de un acantilado que se asoma al colosal barranco Son Fideu. La cova des Moro, de planta absidal y con parte de la cubierta, es la nave mejor conservada.

8420img4. Biniparratxet Petit

Foto: Turismo de Menorca

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Biniparratxet Petit

La casa de Biniparratxet Petit es de "reciente" construcción: pertenece a la época post-talayótica, fue abandonada en el siglo I a. C. y se utilizó luego en época medieval islámica. Para quien llegue en avión, este puede ser el primer contacto con la cultura talayótica, pues se localiza en los jardines del aeropuerto desde 1995, cuando se trasladó de su emplazamiento original en el municipio de Sant Lluís por obras del recinto aeroportuario.

A la casa se accede por una puerta con dintel que fue colocado en su lugar cuando se trasladó el monumento que también incluyó una sala hipóstila. La casa se estructura a partir de un patio central y 5 columnas que distribuyen una serie de espacios domésticos.

 

GalImg913. Trepucó

Foto: Menorca Talayótica

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Trepucó

Con más de cuatro hectáreas de extensión, el poblado de Trepucó conserva poco de su estructura original pues fue arrasado durante la Segunda Guerra Púnica y después abandonado. Se conserva parte de la muralla con dos torres cuadradas, dos talayots o torres circulares de los cuatro iniciales, el recinto de "taula" (esta construcción con forma de T se halla dentro de un espacio con forma de herradura) y restos de viviendas. 

La excavación arqueológica realizada en 1930 per Margaret Murray y un equipo de la Universidad de Cambridge realizó algunas intervenciones que hoy serían impensables, como el refuerzo con hormigón de la taula.

El acceso es gratuito y libre. Se llega desde La Ronda de Maó.

GalImg901. Torrellafuda

Foto: Menorca Talayótica

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Torrellafuda

Medio camuflado entre encinas y acebuches, el poblado de Torrellafuda mantiene un aura enigmática, de lugar sin tiempo. Se localiza cerca de Ciutadella y de algunas de las playas más bellas y famosas de la costa sur de la isla. Tiene un gran talayot, un recinto de "taula" (la gran T yace ahora en el suelo), casas y una necrópolis formada por cuatro hipogeos, en uno de los cuales se hallaron balas de plomo para honda datadas de época romana; también se hallaron restos de cerámica medieval.

El acceso es gratuito, los domingos de 9 a 14h.

GalImg855. Rafal Rubí

Foto: Menorca Talayótica

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Navetas de Rafal Rubí

Las dos navetas de Rafal Rubí son las hermanas pequeñas de la Naveta des Tudons. Ambas datan de la Edad de Bronce, se hallan muy cerca la una de la otra, y se localizan a media distancia entre Maó y Alaior. Se trata, como la de Tudons, de dos recintos funerarios en los que se encontraron restos óseos de personas de distintas edades y diferente sexo. En la naveta norte habían 19 restos de esqueletos, mientras que en la sur se calcula que llegaron a inhumarse hasta 44 cuerpos. Los dos edificios tenían dos pisos, pero en uno se derrumbó por el peso de los acebuches que crecieron en su cima y la otra fue restaurada en 1968.

Se puede visitar por libre y de forma gratuita todo el año.