La Menorca interior, otrora ignorada por los encantos del sol y playa, está más de moda que nunca gracias a la designación de la cultura talayótica de la isla como Patrimonio de la Humanidad. Este bien, compuesto por un conjunto de yacimientos, pone en valor los edificios, monumentos y otros vestigios heredados de esta civilización prehistórica se ha convertido en un reclamo turístico, sobre todo en estos lugares imprescindibles.