Esta provincia es un show estacional. En primavera, el Valle del Jerte se llena de flores y el Parque Nacional de Monfragüe, de aves sobrecogedoras. En verano, el calor anima a los viajeros a refrescarse en su microcosmos de piscinas naturales mientras que en otoño, la magia llega a los castañares del Valle de Ambroz. El invierno es perfecto para refugiarse en su capital, una de las ciudades patrimonio de la Humanidad más sorprendentes de España. Sin embargo, si hay algo atemporal en Cáceres, esos son sus pueblos, perfectos para cualquier mes del año por su belleza, patrimonio y entorno. Estos, ordenados de más a menos espectaculares, los pueblos más bonitos de Cáceres.