La Edad Media fue una época convulsa y de trasiego. Ya fueran ejércitos, peregrinos, pastores, comerciantes o aventureros, todos convivían en un mundo en el que los traslados eran por tierra, siguiendo antiguas calzadas romanas, sendas religiosas, caminos reales o rutas naturales. Algunas se topaban con ríos insalvables, lo que llevó a ser imaginativos y salvar las aguas por pasarelas. Las antiguas civilizaciones ya habían practicado la ingeniería como germen de muchos asentamientos, pero fue a lo largo de la Edad Media cuando esta práctica se consolidó construyendo puentes de piedra más robustos, tanto que muchos han llegado a nuestros días preservando su esencia. España, rica en historia y monumentos, lo es en vestigios medievales, entre estos los puentes, erigidos solitarios o en el corazón de los pueblos. Excepcionalmente conservados o fotogénicamente bellos, son un atractivo fundamental de muchas escapadas.