La Puglia compensa su sencillez monumental encarnando la esencia de puro Mediterráneo. No es que aquí no abunden iglesias, monasterios y pueblecitos asombrosos, simplemente es que su encanto en ocasiones resulta eclipsado por un carácter fuerte y hedonista, una filosofía que combina el acento sureño con las influencias del mar. Aunque cada vez es más popular para los viajeros de todo el mundo, aquí el extranjero sigue siendo una mera anécdota en el popular «tacón de la bota» ya que son los propios italianos los que pueblan sus playas y terrazas cuando llega el buen tiempo. Se diría por su autenticidad que guardan en secreto este territorio, que oscila entre lo rural y el mar, entre el puchero casero y el pescado fresco servido sin aderezo, entre las playas de arena del mar Jónico y la costa abrupta del Adriático. Sea como fuere, no deja de ser un microcosmos repleto de peculiaridades y, sobre todo, de autenticidad.