Es un hecho que la pandemia no ha afectado por igual a todos los destinos. Dos años después de la llegada de la Covid y mientras algunos países continúan sumidos en la queja por la falta de viajeros, a Qatar le ha dado tiempo, en los últimos 19 meses, a poner en marcha la apertura de nuevos hoteles, parques temáticos y estadios de futbol, mientras se prepara para acoger la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022™. Al diminuto Estado de Qatar solo le ha hecho falta poco más de una década para apostar por una industria, la turística, que ya supone el 10% de su economía.
Hay quien dice que Qatar no tiene historia pero no hace falta más que poner un pie en el país para darse cuenta de que esto no es del todo cierto. Y es más, pocos aquí olvidan que prácticamente fue anteayer cuando en lugar de altos rascacielos lo que había era un asentamiento de pesca y, en vez de museos, granjas de perlas venidas a menos con el abaratamiento de la materia y la creación de las perlas cultivadas. El gran mérito de Qatar se resume en haber sabido transformar su sufrido pasado en un reluciente del futuro que brilla gracias a grandes nombres de la arquitectura en particular, el diseño en general, la educación y la industria turística.
Lujo, tradición y modernidad podrían ser los tres pilares sobre los que se asienta la estrategia turística del país, donde es posible desde dar un paseo en dhow, un chapuzón en la playa privada del hotel de moda o caminar por la Corniche. Aunque hay algo que destaca por encima de todo y que es difícil encontrar en cualquier otro destino de Oriente Medio: la evidente pasión del país por el arte. Una suerte para los viajeros que hoy pueden comprobar cómo al bellísimo Museo de Arte Islámico le ha salido un digno competidor como es el Museo Nacional de Qatar. Y esto es solo el principio de un largo listado de atractivos. Estos son los mejores.