Parece que sumaron tres nombres para el país, como si no se hubieran puesto de acuerdo con uno. En realidad, lo de Nueva Guinea fue culpa de Yñigo Ortiz de Retez, un navegante español que vio en estas costas cierta semblanza con la costa de Guinea, en África. Por lo que respecta a Papúa, parece ser que deriva del malayo papuah, que significa «rizado».
Sea como sea, Papúa Nueva Guinea se revela como uno de esos pocos lugares del mundo que parece casi fuera de los mapas. Viajar hasta él es adentrarse en un fascinante mundo de antiguas culturas, de playas divinas, fondos submarinos ricos en coral y mucha historia.