Cuando el término ‘supergentrificación’, que se había acuñado para definir el fenómeno de Brooklyn Heights (Nueva York), se trasladó a Londres en los años 90 fue para aplicarlo a Islington. Porque a diferencia de los exclusivos Chelsea y Kensington, donde solo vive la élite de los superricos, Islington se puso de moda pero siguió siendo un barrio residencial de vecinos mayoritariamente trabajadores. Y eso no ha cambiado. Vale que algunos tienen sueldos tan altos como para permitirse una casa de 4 millones de euros como la de Keira Knightley, pero de vecino tienen al que solo puede conformarse con compartirla, como el personaje de Hugh Grant en Cuatro bodas y un funeral. No, vivir a todo trapo en este refugio de magos -apunte para los fans de Harry Potter- no está al alcance de todos los bolsillos pero sí escapar del abarrotado centro turístico de Londres y disfrutar de sus hileras de casas georgianas, sus paseos, sus restaurantes, sus tiendas, sus pubs, sus teatros, sus cafés, sus… ¡Es que la lista no acaba nunca!.