Es como la Spice Girl pija

Dulwich, los Hamptons londinenses

Así es el barrio del sur de Londres donde es imposible no fantasear con una vida mejor.

La típica imagen de londinenses yendo frenéticamente de aquí para allá se detiene en cuanto se pone un pie en Dulwich. Entre sus cafés de cuento, sus parques frondosos y sus galerías de arte, los vecinos se mueven con una calma casi contemplativa más propia del relax vacacional que del día a día. Cuidado, porque la sensación es contagiosa pero el poder adquisitivo, no.

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iStock-494152653. Entre casas de 6 millones de euros

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Entre casas de 6 millones de euros

Victorianas, georgianas, eduardianas…. El paseo por las calles de Dulwich es toda una lección de arquitectura británica que obliga al visitante a ir todo el tiempo mirando de un lado a otro de la calle porque, por increíble que parezca, la siguiente casa siempre es más impresionante que la anterior. ¡¿O acaso se ven viviendas de 6 millones de euros todos los días?! Si bien la mayoría son de estilo clásico también las hay de nueva construcción dignas de ocupar la portada de cualquier revista de diseño. Sus propietarios están tan orgullosos de ellas -no es para menos- que el visitante puede ver saciada su curiosidad por ver el interior de algunas de ellas: durante la celebración del Dulwich Festival los artistas que residen en el barrio abren las puertas de sus estudios al público y todo el año hay propietarios que permiten visitar sus jardines privados e incluso tomar el té o cenar en ellos previo pago destinado a recaudar fondos para causas benéficas, eso sí.

iStock-1017751928. Todo al verde

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Todo al verde

No hay ninguna duda: el color de Dulwich es el verde. Sus arboles son una parte tan fundamental del paseo que cualquiera que pretenda hacerle algo a alguno de ellos necesita la aprobación de la comunidad. Con ese amor por los jardines el principal lugar de reunión de los vecinos sólo podía ser el Dulwich Park, una superficie de 30 hectáreas en la que siempre hay gente paseando, corriendo, montando en bici o cruzando en barca su estanque. Además, una vez al año, la asociación de amigos del parque, que reúne a 280 familias, organiza la Dulwich Fair Park que incluye infinidad de actividades. Si el tiempo lo permite, el picnic es el plan perfecto para un fin de semana cualquiera. Si no, queda la opción de tomar algo en el Dulwich Clock Café, donde la especialidad son las pizzas hechas en un horno traído desde Italia. Y para poder seguir disfrutando del parque hasta altas horas, en verano además hay cine al aire libre por las noches.

Dulwich Pavillion. La primera galería exhibicionista

Foto: Dulwich Picture Gallery

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La primera galería exhibicionista

Frente a la entrada principal de Dulwich Park emerge este verano un impresionante cubo de 10 metros de alto construido con pequeñas tablas de madera pintadas de vivos colores. The Color Palace, de la diseñadora Yinka Ilori, es la instalación estrella de la temporada en la Dulwich Picture Gallery, la primera galería de arte del mundo diseñada para exponer obras al público. Durante sus más de 200 años de historia esta institución, reputadísima entre los expertos, ha sido lugar de peregrinación para artistas de todo el mundo que han venido a ver sus obras. 

La Dulwich. Mucho más que cuadros

Foto: Dulwich Picture Gallery

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Mucho más que cuadros

No es para menos porque su colección reúne 600 pinturas de maestros europeos como Rembrandt, Rubens, Murillo, Canaletto o van Dyck. En una de sus salas está el retrato de Jacob III de Gheyn pintado por Rembrandt, que en los últimos 53 años ha sido robado hasta en 4 ocasiones; y en otra -por sorprendente que parezca- se encuentran los restos mortales de los creadores de la colección. Pero ‘la Dulwich’ es mucho más que sus obras y en su jardín se organizan habitualmente todo tipo de actividades a las que cualquiera puede sumarse. Este verano, a la sombra de The Color Palace hay programadas desde clases de yoga hasta cenas con el famoso chef inglés Neil Rankin a los fogones.

iStock-614848430. 400 años en la élite educativa

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400 años en la élite educativa

De entre todas las pinturas de la Dulwich Picture Gallery hay una que se ha ganado un lugar privilegiado y que todos aquí reconocen, la que muestra el Dulwich College a través del pincel de Camille Pissarro, que lo pintó durante su estancia en la zona en 1871. El artista francés vino a visitar la galería y se quedó fascinado por el espectacular edificio principal de esta institución, uno de los centros educativos más prestigiosos del país, que en 2019 conmemora sus 400 años de historia. Sus actuales alumnos, de hasta 20 nacionalidades distintas, pagan más de 17.000 euros al trimestre para permanecer en régimen de internado. Antiguos alumnos del Dulwich College son el actor Leslie Howard, los escritores Raymond Chandler y Michael Ondaatje, el explorador Ernest Shackleton o el político Nigel Farage, entre muchos otros. También estuvo en él Reese Witherspoon, aunque no estudiando; en su Central Hall se rodó la ceremonia de graduación de Una rubia muy legal. 

2698122345 dc7c41df8b b. El único peaje de Londres

Foto: Adam Burt vía FlickR

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El único peaje de Londres

Aunque a nadie le guste pagar por circular, merece la pena al menos asomarse al tramo de College Road que va desde el cruce con South Circular Road hasta Fountain Drive para ver funcionar el único peaje que sobrevive en todo Londres. Lleva aquí desde 1789 y con él pretenden controlar el volumen de tráfico en la zona y reducir el impacto medioambiental de los combustibles. Porque, aunque en su momento también había que pagar por cada mula o caballo que lo cruzaba, ahora sólo tienen que hacerlo los vehículos de motor, a excepción de las motocicletas. Ah!, el precio actual son 1,20 libras (cerca de 1,34 euros).

Dulwich HW. La buena vida en High Street

Foto: The Crown and Greyhounds

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La buena vida en High Street

Como en todo barrio o pueblo británico, en Dulwich la vida comercial se desarrolla a lo largo de una sola calle que en este caso es la Dulwich Village -no, no se rompen la cabeza con los nombres-. Allí hay dos buenas opciones para picar algo a cualquier hora: uno de los locales de Gail’s Bakery -un clásico londinense- o el deli independiente Romeo & Jones donde presumen de servir productos locales como miel de las abejas de Dulwich. Para algo mas contundente, el recientemente renovado pub The Crown and Greyhounds ofrece un buen surtido de grifos de cerveza y un Sunday Roast para repetir domingo tras domingo. Y dos buenos sitios para encontrar algo interesante que llevarse a casa: la librería más antigua de la zona, Village Books y la tienda de regalos Jane Newbury.

TheHalfMoon. El pub que soñó con ser un hotel de ensueño

Foto: The Half Moon

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El pub que soñó con ser un hotel de ensueño

Originariamente el término Inn (posada) era el nombre de hospedaje que se utilizaba para denominar a los pubs que albergaban habitaciones para los viajeros en sus plantas superiores pero el Half Moon es mucho más que eso. Recientemente restaurado ofrece 12 estancias que combinan a la perfección clasicismo y modernidad con grandes dosis de elegancia. La más espectacular y una de las más solicitadas es la Grand Suite, un oasis dentro del propio oasis que es Dulwich. Y lo mejor de todo es que no hace falta irse muy lejos para seguir disfrutando de los encantos de la zona; basta con bajar las escaleras para disfrutar de la clásica comida de pub pero también de representaciones de obras de Shakespeare o de cine de verano en el jardín.

iStock-458574595. A salvo de la gentrificación

Foto: iStock

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Un sur diferente, pero compatible

Una de las grandes curiosidades de esta exclusiva zona residencial es que está rodeada de otras completamente distintas: Peckham, Tooting y Brixton -uno de los últimos barrios de moda en Londres, en la imagen- responden a la imagen que le viene a uno a la cabeza cuando se habla de South London: barrios multiculturales de clase obrera. Dado que en la variedad está el gusto, merece la pena aprovechar la visita a Dulwich para disfrutar del contraste entre la calma de sus calles y el ambiente étnico y reivindicativo de sus barrios vecinos antes de que acaben cayendo por completo en las redes de la gentrificación y pierdan su auténtica personalidad.

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