Cuando Alejandro Magno conquistó Egipto, en el año 331 a.C, decidió fundar una ciudad que llevaría su nombre. Pronto se convirtió en la primera ciudad cosmopolita de la historia ya que en esta urbe convivían pueblos diversos, de diferentes razas, religiones y culturas. Además, acudían comerciantes por su situación estratégica, estudiantes y eruditos atraídos por el prestigio de sus instituciones culturales como la biblioteca. E, incluso, hasta los primeros turistas que llegaban para contemplar el Faro, una de las siete maravillas del mundo antiguo. No queda gran cosa de esa Alejandría esplendorosa en la actualidad pero es una ciudad mediterránea con mucho encanto. Es la escapada perfecta desde El Cairo, a solo dos horas y media en tren.