"¿Cuándo serás mía?"

Alejandría es mucho más que una biblioteca

Esta ciudad famosa por su biblioteca y que vio nacer a Cleopatra, es el contrapunto sereno a la caótica ciudad de El Cairo.

Cuando Alejandro Magno conquistó Egipto, en el año 331 a.C, decidió fundar una ciudad que llevaría su nombre. Pronto se convirtió en la primera ciudad cosmopolita de la historia ya que en esta urbe convivían pueblos diversos, de diferentes razas, religiones y culturas. Además, acudían comerciantes por su situación estratégica, estudiantes y eruditos atraídos por el prestigio de sus instituciones culturales como la biblioteca. E, incluso, hasta los primeros turistas que llegaban para contemplar el Faro, una de las siete maravillas del mundo antiguo. No queda gran cosa de esa Alejandría esplendorosa en la actualidad pero es una ciudad mediterránea con mucho encanto. Es la escapada perfecta desde El Cairo, a solo dos horas y media en tren.

1 /7
iStock-1193964089. El primer Google de la historia

Foto: iStock

1 / 7

El primer Google de la historia

El nombre de esta ciudad evoca, irremediablemente, a la mítica biblioteca desaparecida hace 1.600 años. Visitar la nueva, inaugurada en el año 2002  es un muy buen inicio de esta escapada. Desde fuera, sorprende su forma de cilindro de cemento, cristal y granito con símbolos de 120 escrituras diferentes. En su interior, la sala principal inclinada con grandes ventanales que miran al mar y repleta de columnas logra recrear el efecto de una sala hipóstila de un templo egipcio, pero contemporáneo. Se puede visitar otras salas de lectura, y el sótano dispone de varios museos y exposiciones. Este singular edificio, capaz de albergar hasta ocho millones de libros en sus salas, conmemora a la biblioteca más brillante del mundo antiguo. Y no faltan motivos. Se cree que a mediados del siglo III a.C. la biblioteca alcanzó la cifra de 490.000 libros (papiros en aquella época), y dos siglos más tarde hasta los 700.000. Su objetivo estaba claro: recopilar todas las obras del ingenio humano, de todas las épocas y todos los países que debían ser incluidas en una colección inmortal para la posterioridad. Sería el equivalente de Google pero de la Antigüedad.

iStock-157316325. Un paseo marítimo con carácter

Foto: iStock

2 / 7

Un paseo marítimo con carácter

Finalizada la visita de la biblioteca, apetece disfrutar de la brisa del mar Mediterráneo y pasear por su malecón en forma de media luna. Es el corazón de la ciudad donde los alejandrinos pasean relajadamente. El recorrido va ganando encanto a medida que se avanza: palmeras, terrazas, restaurantes, barcas de colores que embellecen el mar así como una imponente mezquita blanca al otro lado del paseo. Pero quizá lo que llama más la atención son las magníficos edificios de fachadas al estilo europeo, diseñados por arquitectos griegos e italianos. Son de la primera mitad del siglo XX cuando Egipto era una colonia inglesa y por aquel entonces buena parte de la población era extranjera. La mayoría están por restaurar, detalle que le confiere un punto de decadencia y que la asemeja, a su modo, a La Habana. Los tronados taxis negros y amarillos hacen recordar también a la Barcelona de antes de los JJ.OO. Puro carisma.

iStock-157315776. Sobre los restos del mítico faro

Foto: iStock

3 / 7

Sobre los restos del mítico faro

Después del gratificante paseo por el malecón se llega al fuerte de Qaitbey ubicado al final de la misma. Esta robusta fortaleza, erigida por el sultán mameluco del mismo nombre en el siglo XV, está muy bien restaurada y merece una visita. Es todo un premio pasear en lo alto de las murallas con magníficas vistas al mar y a Alejandría. Sin embargo, lo que hace único este enclave es el hecho de que fue construido sobre los restos del mítico Faro de Alejandría, una de las siete maravillas del mundo antiguo. Un prodigio de la arquitectura de 134 metros de altura y de base cuadrada que inspiró a la Torre de Hércules en La Coruña. El faro, que aún se mantenía en pie en la época medieval y de las últimas en desaparecer, fue víctima de varios terremotos que provocaron su hundimiento en el mar Mediterráneo. Durante largo tiempo parecía perdido pero gracias al desarrollo de la arqueología submarina se han podido rescatar en los últimos años diversos restos: columnas de granito, dinteles de puertas, marcos de ventanas, elementos decorativos….

NationalGeographic 1404932. Arte faraónico... a la romana

Foto: Kenneth Garrett

4 / 7

Arte faraónico... a la romana

A unos 20 minutos en taxi desde la fortaleza (o quizá algo más, ya que esta ciudad tiene un tráfico intenso) se encuentra una de las visitas obligadas: las catacumbas de Kom El-Shugafa. Se trata de una impresionante necrópolis del siglo II d.C excavada en la roca a una profundidad de 35 metros, descubierta por casualidad en 1901. Su acceso a través de una escalera de caracol le confiere un aire misterioso, pero es al llegar al segundo nivel y sorprenderse con la mezcla de culturas y religiones con cierto toque surrealista: dioses de la mitología faraónica como Anubis y Sobek vestidos al modo romano, serpientes barbudas que sostienen el caduceo del dios Hermes con la doble corona faraónica, hojas de parra, cabezas de Medusa, el dios griego Dionisio, pinturas de tema egipcio realizadas en estilo grecorromano... Todos estos relieves muestran el sincretismo religioso, típico de la época romana de Alejandría.

iStock-507210262. Un Dios inventado

Foto: iStock

5 / 7

Un Dios inventado

Muy cerca de las catacumbas, a unos cinco minutos andando, se alza la columna de Pompeyo flanqueada por dos bellísimas esfinges de granito de color rosa. Con una altura de 21 metros, destaca entre los edificios de la ciudad. Con toda probabilidad perteneció al Serapeo, el templo dedicado al dios Serapis y auténtico lugar de peregrinaje hasta que fue destruido por los cristianos. Este dios fue creado por Ptolomeo I, sucesor de Alejandro Magno y el primer faraón griego, que quiso establecer un puente entre la cultura griega y egipcia. Quedan pocos restos de este santuario en el que hubo también una importante biblioteca.

iStock-1177244296. Un mercado ¡sin turistas!

Foto: iStock

6 / 7

Un mercado ¡sin turistas!

La mejor manera de despedirse de Alejandría es paseando por su mercado callejero, uno de los más auténticos y vibrantes de Egipto sin apenas turismo. En la misma calle donde se sitúa la columna de Pompeyo está repleto de tenderetes de ropa, y girando por la siguiente calle que conduce a la estación principal de trenes el viajero se topa con un mercado de muebles. Eso sí, de un estilo muy rococó. Al final de la calle se encuentran las paradas de frutas y verduras. En definitiva, es el lugar ideal para conocer la idiosincrasia de esta ciudad.

shutterstock 1515720320. Egipto después de Egipto

Foto: Shutterstock

7 / 7

Egipto después de Egipto

Otro punto de interés es la colina de Kom el Dikka, que contiene restos de lo que se ha considerado un odeón romano del siglo II d.C, aunque estudios recientes sugieren que se trató de un aula-auditorio de algún centro de enseñanza superior. Cabe recordar que Alejandría surge durante el periodo helenístico (331 a.C al 31 a.C). Aquí no se alzaron grandes templos egipcios como los de Karnak y Luxor pero sí numerosos vestigios de arte grecorromanos, creados durante el dominio de los ptolomeos, la dinastía de faraones griegos que gobernó Egipto, y ampliados o renovados por los emperadores romanos. Para quien esté interesado en esta fascinante etapa de Egipto, el Museo Grecorromano y el Museo Nacional de Alejandría resultan visitas obligadas. Ambas están muy cerca de la principal estación de trenes.