Y Volver, volver, volver

París lejos de la Torre Eiffel

El Grand París no es sinónimo de suburbio, es garantía de monumentalidad y autenticidad sin turistas.

Volver a París nunca es una locura. No solo porque su oferta cultural resulta inabarcable en una sola escapada. Ni por ese je-ne-sais-quoi que se respira en la capital francesa. Ni tan siquiera porque reina en el Olimpo de las ciudades más románticas del mundo. Es que hay mucho más. Un extrarradio, desconocido por muchos, que resulta perfecto para los que regresan con la lección aprendida. Sin el estrés de la primera vez, sin el agobio de tener que cuadrar días y barrios, horas y museos, para completar el abecé de sus imprescindibles. Su nombre: el Grand París, o lo que es lo mismo, los distritos que están situados fuera del bulevar Periférico, la gran autopista que rodea el centro histórico a lo largo de 35 kilómetros.

 

 

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Basílica de Saint-Denis © Pascal Lemaitre - Centre des monuments nationaux. Saint-Denis es mucho más que un estadio

Foto: Pascal Lemaitre - Centre des monuments nationaux

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Saint-Denis es mucho más que un estadio

Hipsters atraídos por sus contrastes, pasajes llenos de restaurantes y cafeterías, y riqueza cultural a solo 6 km de París. Así es Saint-Denis, una popular Torre de Babel en la que conviven más de 150 nacionalidades que refleja la diversidad y el ambiente cosmopolita del Grand Paris. Basta pasear por la Rue du Farbourg Saint-Denis o Petites Ecuries para confirmarlo sin tener que esperar a que sea una de las sedes de los Juegos Olímpicos de París 2024. ¿Sus esenciales? Para los futboleros, el Estadio de Francia. Para los amantes del arte, la Basílica Catedral de Saint-Denis, la primera iglesia gótica del país y el lugar en el que reposan los restos de casi todos los reyes de Francia -atención a sus impresionantes vidrieras. Y para adictos a las antigüedades, el mercado de las pulgas de Saint-Ouen del departamento de Seine-Saint Denis. El más grande del mundo. Ahí es nada.

Chinatown-2-©-Alícia-Bea. Chinatown... sin muchos chinos

Foto: Alícia Bea

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Chinatown... sin muchos chinos

Las olas de refugiados del sudeste asiático que huyeron de las dictaduras comunistas durante la década de 1970 -en su mayoría de Camboya, Laos y Vietnam- cristalizaron en el actual barrio chino del distrito 13, una antigua zona industrial presidida por altísimas torres de viviendas. A sus pies se extiende un París de ojos rasgados en los que se vende y reza de todo. Templos, tiendas de ropa, música, frutas exóticas, clases de tai chi y, cómo no, un reguero de asequibles restaurantes. ¿En su mayoría chinos? Pues no. Básicamente aquí se alimenta el espíritu con comida vietnamita, camboyana y laosiana. Para comprobarlo solo hay que salir del metro en Place d'Italie, dejar de lado su anodina estética y adentrarse en sus entrañas.

Butte-aux-Quails-1-©-Alícia-Bea. Vecinos con 'baguettes' bajo el brazo

Foto: Alícia Bea

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Vecinos con 'baguettes' bajo el brazo

Otro de los grandes atractivos del distrito 13 es la Butte-aux-Cailles, un antiguo barrio de curtidores que trabajaban a orillas del ya soterrado río Bièvre. Hoy en día esta zona es muy apreciada por los parisinos porque parece un pequeño pueblo dentro de la ciudad. Suaves colinas, calles empedradas, coquetos rincones como la Place Paul Verlaine -de cuya fuente, según dicen, mana la mejor agua de París-, casitas art decó, bistrós de toda la vida, colonias obreras fruto de la revolución industrial como la Pequeña Alsacia o la Pequeña Rusia, buen ambiente nocturno... ¿El hermano pequeño de Montmartre? Parecido y a tiro de piedra del centro.

París Liberado

Foto: Museo de la Liberación

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París Liberado

El 25 de agosto de 1944 las tropas alemanas que ocupaban la capital capitularon tras cuatro años de ocupación nazi. 75 años más tarde, París rinde tributo a quienes participaron en esta gesta con la inauguración del nuevo Museo de la Liberación. Un espacio para la memoria que expone las duras condiciones que se vivieron durante la invasión y el importante rol que jugaron personajes claves de la Segunda Guerra Mundial como el líder de la resistencia Jean Moluin y el general Leclerc. Este último fue quien logró la liberación de París al frente de la segunda división blindada. Sus hombres, entre ellos 150 republicanos españoles exiliados del franquismo que pasaron a la historia como "La Nueve", fueron los primeros en entrar a París. Otro de las grandes bazas de este custodio del pasado es que se puede visitar, a 20 metros de profundidad, el cuartel general desde el que se planeó el asalto final que concluyó en un París liberado. La cita: en Denfert-Rochereau, cerca del famoso León de Belfort, y frente a las catacumbas.

Arte-urbano-2-©-Alícia-Bea. Arte urbano con mayúsculas

Foto: Alícia Bea

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Arte urbano con mayúsculas

Ni burgueses ni idílicos decorados de postal. A Vitry-sur-Seine se va a disfrutar del arte urbano ya que por algo se la conoce como la capital del street art de Francia. Y es que esta ciudad de Valle-de-Marne es un auténtico museo a cielo abierto por el que desfilan obras de reconocidos artistas como C215, David Walker, Gonzalo Borondo, Stew y muchos otros. Al tratarse del mayor conjunto de arte callejero de todo París, lo mejor es hacer una visita guiada para constatar que su vibrante escena de murales y grafitis no tiene nada que envidiar a la de sus vecinos europeos.

Jardines-de-Albert-Kahn-©-CD-92-SGO. Una utopía pacifista

Foto: CD 92 SGO

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Una utopía pacifista

A las puertas de París, en Boulogne-Billancourt, un espacio atemporal aboga por la paz universal. Es el Museo de Albert Kahn, un banquero y humanista que creía firmemente que el conocimiento era la piedra angular del respeto y la armonía entre los pueblos. Su legado es hoy una invitación a la reflexión que toma forma en los Archivos del Planeta, un conjunto de fotografías y filmaciones realizadas a principios del siglo XX que pone en valor las diferentes realidades culturales de más de 50 países. El paisaje que envuelve esta colección única es igual de interesante: un jardín de jardines que, a modo de mapamundi, reúne diversos universos naturales. Jardines japoneses, ingleses y franceses, flores y árboles frutales... ¿Un poético refugio perfecto para escapar del trepidante ritmo de la capital? Exacto.

Poinçon París. El gastro-grand París

Foto: Poinçon

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El gastro-Grand París

Tres propuestas para foodies que quieran descubrir qué se cuece en los fogones de la periferia parisina. La cocina tradicional de Le Mets de Roy, un acogedor restaurante situado frente a la Basílica de Saint-Denis (Rue de la Boulangerie, 4); Poinçon, una antigua estación de tren que funciona como punto de encuentro cultural y que sirve saludables platos de temporada -imprescindible su brunch dominical amenizado con un concierto de jazz-, y Le Balcon, un paraíso gourmet situado en la sexta planta de la descomunal Filarmónica de Paris diseñada por Jean Nouvel. A la batuta, el chef Giovanni Laude, en la mesa, una sinfonía de platos tradicionales interpretados con creatividad, y, como telón de fondo, unas magníficas vistas del skyline de París bañadas al anochecer por el haz de luz de la Torre Eiffel.