La sensación de salto en el tiempo se percibe rápidamente en cuanto se sale del aeropuerto José Martí de La Habana. Y se prolonga en cualquiera de los barrios donde habrá que instalarse por unos días para saborear la ciudad si después se quiere partir hacia «el interior», es decir el resto de Cuba. La Habana Vieja, el Vedado y el municipio de Playa, los tres núcleos con el Malecón al norte, son lo más interesante de esta urbe mestiza, seductora y algo pirata.