Entre ingleses y marismas

Qué ver en Huelva, la capital olvidada

La ciudad de las marismas sabe de descubrimientos pero también está dispuesta a ser descubierta.

Huelva es una ciudad de hitos y de importancia en el pasado. De ser cuna del poeta de la Generación del 27, Juan Ramón Jiménez y de ser puerto de inicio del descubrimiento de América. Su provincia es rica en contrastes, con una sierra envidiable -la de Sierra de Aracena-, rincones que parecen sacados de otro planeta -como las Minas de Río Tinto-, su icónica aldea de El Rocío y unas playas vírgenes de gran acumulación de kilómetros que poco envidian a algunos rincones del planeta. A pesar de todas sus características, no es tan transitada y sin embargo, es una provincia dispuesta a ser descubierta como hizo Colón con América.

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iStock-1007950384. Las minas donde nació el fútbol

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Las minas donde nació el fútbol

La situación geográfica de la ciudad de Huelva ya advierte que será una provincia especial. La capital es una ciudad portuaria situada en la desembocadura de los ríos Odiel y Tinto. Estas dos rías no solo inspiran sus fandangos –“mi Huelva tiene una ría, en ella un barco velero…”-, también tendrá mucho que ver en todo lo que acontece en la región. Para empezar, el río Tinto responde a este nombre gracias a los minerales de sus aguas, que le aportan ese color rojizo que proviene de sus minas, que bien parecen un paisaje de Marte. Unas minas, por cierto, capitaneadas por los ingleses que no solo trajeron prosperidad a la zona, también originaron el fútbol. El Recreativo de Huelva es el decano del fútbol español por esta misma razón. Por la historia que discurre por esta zona, hacer una excursión por las Minas de Río Tinto y por las casas de los británicos, es una buena manera de entender parte de la historia de Huelva.

shutterstock 198976685. Un barrio para los 'workers'

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Un barrio para los 'workers'

Después de esta minera introducción, toca regresar a la ciudad, el lugar menos transitado de la provincia. Competir con las playas -Punta Umbría está a unos 15 kilómetros- o con su sierra es difícil, pero la capital onubense guarda tesoros que bien merecen una visita. El primer punto de partida podría ser el Barrio de Reina Victoria, que mucho tiene que ver con la presencia inglesa en la zona. Es un barrio construido por la Riotinto Company Limited para sus trabajadores. El primer proyecto, inspirado en el concepto de ciudad jardín es de 1916 y tiene una clara inspiración en la arquitectura inglesa. En 1922, los arquitectos Aguado y Pérez Carasa, continúan con el desarrollo añadiendo nuevas viviendas. Es un barrio de casitas blancas con toque de color en pleno centro que bien se merece un paseo.

la casa colon (Medium). El hotel de los niños rubios

Foto: Turismo de Huelva

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El hotel de los niños rubios

No muy lejos de este barrio, en dirección a la Gran Vía y a la Plaza de las Monjas se sitúa la Casa Colón, un edificio de inspiración modernista y colonial construido a finales del siglo XIX que tenía como objetivo ser un hotel. Huelva empezaba a prosperar gracias a sus minas y empresarios ingleses y alemanes comenzaron a llegar a la ciudad. Muchos de ellos acabarían echando raíces, formando parte de la esencia de la urbe llenándola de futuros andaluces rubios de ojos azules. Volviendo al edificio, muchos historiadores de la zona defienden que el Hotel Colón fue el primer alojamiento con luz eléctrica de España. En la actualidad alberga exposiciones, congresos y otras interesantes actividades culturales.

Teatro de huelva. Recuerdos de una ciudad internacional

Foto: Turismo de Huelva

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Recuerdos de una ciudad internacional

Dejando la Casa Colón detrás y continuando por la Gran Vía se llega a la Plaza de las Monjas, epicentro de la ciudad lleno de terrazas donde se sientan los onubenses a disfrutar de un aperitivo o de cualquier cosa a media tarde. Su centro aguarda pequeñas casitas, por el Gran Teatro y aledaños, de esa época en la que Huelva era una ciudad internacional. Tuvo hasta un Consulado de Noruega en la zona alta de la ciudad que se ha convertido en una de las sedes actuales del Colegio Montessori. La importancia de la Puerta del Atlántico en la historia, más allá del descubrimiento de Colón, se hace evidente en su arquitectura. Aprovechar una visita a la zona más alta, en El Conquero, servirá para ver una panorámica mágica de todas las marismas de Huelva. Un buen mirador puede ser el Santuario de La Cinta, en cuyo interior sobresalen unos frescos de Zuloaga sobre la vista de Cristóbal Colón a la zona.

iStock-835806264. Un muelle y mil atardeceres

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Un muelle y mil atardeceres

Una de las zonas de la ciudad que no hay que perderse es el Muelle del Tinto, construido en 1876 para transportar el mineral que llegaba desde el norte. Una estructura construida por un discípulo de Eiffel, algo que se distingue a simple vista. En la actualidad se puede recorrer y desde el final se alcanzan a ver los flamencos que viven en el paraje natural de las marismas del Odiel. También es punto de encuentro de enamorados. En el atardecer, los tonos naranjas y rosas del cielo se funden con el negro de su estructura. La huella británica en la ciudad es más que evidente. Si se continúa caminando por la orilla del muelle se llega a la Punta del Sebo, donde se encuentra el Monumento a la Fe Descubridora y la popularmente llamada “playa de Huelva”, recuperada después de muchos años.