Pasión por las cícladas

Por qué Milos es la isla griega perfecta

Razón número uno: tiene lo mejor del encanto mediterráneo con el aderezo de no estar muy saturada

Tiene el agua más azul de las Cícladas, algunas de las playas más hermosas del mundo y un paisaje casi virgen que los años, y los turistas, han sabido respetar. Milos supone una sencilla vuelta a los orígenes donde dan ganas de quedarse a vivir.

1 /7
El hogar de la famosa Venus

Foto: iStock

1 / 7

El hogar de la famosa Venus

No se sabe si existe el destino perfecto, pero sin duda Milos está muy cerca de serlo, sobre todo para los amantes de la playa y los paisajes imposibles. Con más de 71 playas en su catálogo de espacios naturales, lo mejor es decantarse por la que sople menos el viento, ya sea en la costa norte o sur. El destino estrella de la costa sur es Kleftiko, que con sus características rocas esculpidas por el viento y sus aguas cristalinas, forman la perfecta estampa de postal de esta isla donde se descubrió la Venus de Milo. La encontró un campesino local en el siglo XIX, no muy lejos del antiguo teatro y de las catacumbas de la capital de la isla, Plaka

Foto: iStock

2 / 7

¿La luna? No, Sarakiniko

¿Pero este paisaje puede ser real en mitad de una isla griega? La respuesta es sí, claro. La belleza lunar de la playa de Sarakinico no solo contrasta con la belleza de todo el resto de playas de la isla, sino también de todas las playas del mundo. Blanca e impoluta, el capricho de la naturaleza que supone la playa de Sarakiniko es uno de los más inolvidables, una sobredosis de belleza entre aguas turquesas y roca blanca que forman un paisaje hipnótico. Sobran las palabras (y también el resto de playas tras visitar esta).

Foto: iStock

3 / 7

Además, Adamas

Uno de los centros urbanos más populares de Milos es el pueblo de Adamas, el coqueto puerto al que llegan los ferries desde Atenas (unas 3 horas desde la capital). Aquí se mezcla gente que viene y va junto con los comensales que eligen mesa en una interminable sucesión de terrazas junto al mar. En Adamas, además de su preciosa iglesia y sus encaladas y estrechas callejuelas, se encuentra un pequeño museo dedicado a la historia minera de Milos, donde pueden encontrarse mapas que detallan la geología y el origen volcánico de la isla, la historia minera y su privilegiado entorno natural. Y cómo no, en Adamas también hay numerosas tiendas de souvenirs como Soleil, que reúne algunas de las firmas de diseñadores más cool de la isla.

Foto: iStock

4 / 7

Buen(a) Klima

La diminuta, pintoresca y fotogénica Klima es uno de esos lugares que no necesitan ningún filtro de Instagram para triunfar: es la foto perfecta. Ubicada bajo la villa de Trypiti y aferrada a un acantilado como si su supervivencia dependiera de ello, de esta antigua polis que hasta llegó a acuñar su propia moneda, destacan sus casas-embarcadero de colores brillantes y arquitectura tradicional, aunque las puestas de sol que se divisan desde tierra firme en este rincón de la isla nada tiene que envidiar a la belleza de su paisaje casi irreal.

Foto: iStock

5 / 7

Gastronomía para todos

Sencilla, natural y sabrosa… y barata, la gastronomía en Milos es también uno de los mayores atractivos de la isla (¿otro más?), y hay numerosos restaurantes a lo largo y ancho donde dar buena cuenta de ello. Uno de los más populares es Medousa, en Mandrakia, una taberna ubicada en un idílico paraje a la orilla del mar. Memorable comida y divertido ambiente. El chef Konstantines Papaioannou maneja con esmero los fogones del restaurante Navagio, en Adamas, donde defiende con maestría platos basados en mariscos y pescados, sin olvidar la parte dulce del menú. Aunque si hay un restaurante en Milos donde se condense todo lo bueno que da la isla ese es Armenaki, en Pollonia. Este popular restaurante donde en los meses de verano no cabe un alfiler, es famoso por platos como el erizo o el carpaccio de calabacín, y también por lo difícil que resulta conseguir una de sus codiciadas mesas. Una vez logrado, hay que relajarse, escuchar las recomendaciones del día, y disfrutar.

Foto: iStock

6 / 7

¡Viva Pollonia!

Otro de los centros urbanos más encantadores de la isla es Pollonia. Esta coqueta localidad no tiene nada en particular pero lo tiene todo en general, sobre todo si lo que se busca es el encanto de lo tradicional. Una pequeña playa, un pequeño puerto y un comedido desarrollo urbanístico forman Pollonia, un lugar donde quedarse a dormir (y a vivir) frente al mar. Pollonia es también popular por su privilegiado frontal gastronómico, una consecución de terrazas frente al mar donde disfrutar de una cuidada gastronomía en una selección de restaurantes para todos los gustos, y bolsillos.

Foto: iStock

7 / 7

Rumbo a Plaka

La capital de Milos, Plaka, reúne algunos de los vestigios del pasado más importantes de la isla, cuyos orígenes se encuentran en la mitología griega, con el hijo de Skamandro como fundador del destino que nos ocupa. Plaka es la protagonista de un titular muy meritorio en los tiempos que corren, el de conservar intacto uno de los centros urbanos históricos más impresionantes de todo el archipiélado de las Cícladas. Resulta curioso cómo una villa tan pequeña puede aglutinar tanta historia, comenzando por el castillo veneciano del siglo XIII ubicado en lo alto de Plaka y desde donde se obtiene una de las mejores panorámicas de la isla. Le siguen el Museo Arqueológico, que alberga una copia de la Venus de Milo. Todos estos halalzgos históricos se complementan con las aguas termales que manan de la llamada cueva de Hipócrates, y con el devenir de turistas y locales en busca de la foto perfecta en, no nos cabe ninguna duda, la isla perfecta.

iStock-615717370