Pasión por las cícladas

Qué ver en Milos, la isla griega de la Venus

Esta isla sorprende por su poca saturación y por su alta concentración de joyas mediterráneas.

Tiene el agua más azul de las Cícladas, algunas de las playas más hermosas del mundo y un paisaje casi virgen que los años, y los turistas, han sabido respetar. Milos supone una sencilla vuelta a los orígenes donde dan ganas de quedarse a vivir.

Kleftiko

Playa de Kleftiko. Foto: iStock

Las playas milos, la isla de Venus

No se sabe si existe el destino perfecto, pero sin duda Milos está muy cerca de serlo, sobre todo para los amantes de la playa y los paisajes imposibles. Con más de 71 playas en su catálogo de espacios naturales, lo mejor es decantarse por la que sople menos el viento, ya sea en la costa norte o sur. 

El destino estrella de la costa sur es Kleftiko, que con sus características rocas esculpidas por el viento y sus aguas cristalinas, forman la perfecta estampa de postal de esta isla donde se descubrió la Venus de Milo. La encontró un campesino local en el siglo XIX, no muy lejos del antiguo teatro y de las catacumbas de la capital de la isla, Plaka.

Plaka Milos comida
Foto: iStock

dónde comer en milos

Sencilla, natural y sabrosa… y barata, la gastronomía en Milos es también uno de los mayores atractivos de la isla (¿otro más?), y hay numerosos restaurantes a lo largo y ancho donde dar buena cuenta de ello. Uno de los más populares es Medousa, en Mandrakia, una taberna ubicada en un idílico paraje a la orilla del mar. Memorable comida y divertido ambiente. El chef Konstantines Papaioannou maneja con esmero los fogones del restaurante Navagio, en Adamas, donde defiende con maestría platos basados en mariscos y pescados, sin olvidar la parte dulce del menú. Aunque si hay un restaurante en Milos donde se condense todo lo bueno que da la isla ese es Armenaki, en Pollonia. Este popular restaurante donde en los meses de verano no cabe un alfiler, es famoso por platos como el erizo o el carpaccio de calabacín, y también por lo difícil que resulta conseguir una de sus codiciadas mesas. Una vez logrado, hay que relajarse, escuchar las recomendaciones del día, y disfrutar.