1. LA CATEDRAL DE SANTA TECLA DE TARRAGONA
La vista de la Catedral de Tarragona desde la calle Mayor es impresionante, con las líneas de fuga dirigiendo la mirada hacia la monumental fachada que se asoma al Pla de la Seu. En el interior, historias y leyendas aparecen a cada paso: el claustro, el retablo de alabastro, la capilla de Santa Tecla la Vella -recientemente abierta después de varias décadas destinada a almacén de piezas-, el órgano, las campanas o el tejado, encierran mil intrigas que las buenas visitas guiadas sacan a la luz. Especialmente recomendables son las del historiador Julio Villar, de Argos, empresa especializada en la interpretación y divulgación del patrimonio.

Foto: Rafa Pérez
Durante la visita se pasa por el retablo de alabastro del altar mayor y bajo el órgano de talla renacentista; se explica la historia del témenos y se sube hasta el campanario. Desde ese punto, la atalaya más elevada de la ciudad, podemos ver el Camp de Tarragona en toda su amplitud, lo que nos permite entender perfectamente por qué los romanos decidieron quedarse.

Foto: Rafa Pérez
2. Anfiteatro romano
La imagen con las gradas del anfiteatro con el Mediterráneo de fondo es la más icónica de Tarragona y resume perfectamente lo que esta ciudad ofrece: Historia, cultura y las bondades del clima de estas latitudes. Construido a principios del siglo II, una inscripción en los sillares, la más extensa del mundo romano, nos cuenta que fue mandado restaurar por el emperador Heliogábalo en el año 221. El anfiteatro era gratuito para todos y, en proporción con el número de habitantes, el de Tarraco fue uno de los más grandes del Imperio: hasta 14.000 personas podían darse cita durante los espectáculos que allí se celebraban. Durante los trabajos arqueológicos se encontró un mural dedicado a Némesis, donde se encomendaban los gladiadores y los venatores antes de salir a la arena.

Foto: Rafa Pérez
3. Circo romano y Torre de Pilatos
Además de anfiteatro, toda ciudad romana que se preciara debía contar con un teatro y un circo entre sus límites territoriales. Desde el acceso de Rambla Vella podemos visitar las bóvedas y la cabecera del circo, recinto que formaba parte del Foro Provincial. Las casas de la fachada sur de la plaza de la Font, donde se ubica el ayuntamiento de la ciudad, están apoyadas sobre las bóvedas. En el circo tenían lugar carreras de carros, generalmente de dos o cuatro caballos.
PARA LEER MÁS: Tarraco, el esplendor de Roma en Hispania (en Historia National Geographic)

Foto: Rafa Pérez
Tras recorrer las bóvedas podemos llegar hasta la parte inferior de la torre de Pilatos, también conocida como del Pretorio o Castillo del Rey. En su interior está expuesto el detallado sarcófago de Hipólito. En la planta superior, la que da acceso a la salida, se puede pasear por uno de los mejores ejemplos del gótico civil catalán, la Sala Gótica.

Foto: Rafa Pérez
4. murallas y Paseo Arqueológico
Este delicioso paseo discurre paralelo al tramo más importante de lo que queda de la muralla romana –básicamente las partes en las que hay piedras ciclópea–, pasando además junto a una serie de torres y permitiendo ver las diversas ampliaciones y remodelaciones que se hicieron en época medieval. Junto a la torre del Arzobispo se halla la estatua del emperador Augusto, quien convirtió a Tarraco en capital imperial durante el tiempo que permaneció en la ciudad. La muralla es especialmente hermosa al caer la tarde, cuando la luz del Mediterráneo se encarga de pintar la piedra del color que mejor le sienta.

Mosaico de Medusa. Foto: Rafa Pérez
5. Museo Arqueológico Nacional de Tarragona
El Museo Arqueológico Nacional de Tarragona lleva algunos años cerrado para una importante remodelación de sus instalaciones y de la museografía. Aún no hay fecha prevista de apertura, pero mientras se pueden visitar algunas de las piezas más destacadas de la colección de época romana en el Tinglado 4 del Moll de Costa, en el puerto, como la delicada muñeca de marfil, el mosaico de Medusa, o un vaso monumental con las cabezas de Baco joven y adulto.

Foto: Rafa Pérez
6. Mapping de Tarraco
La plaza del Pallol es uno de los rincones más coquetos de Tarragona. Desde hace pocas semanas luce una cara renovada, más limpia y luminosa. Recibe ese nombre porque, en el siglo XVI, el municipio instaló allí el pallol o tienda del trigo y el peso de la harina. La Vuelta del Pallol formaba parte del lado más occidental del Foro Provincial de Tarraco. En su interior, una nueva experiencia basada en el videomapping muestra varias curiosidades de la historia de la ciudad y de la maqueta de Tarraco a través del relato de la joven esclava Melpomene, que decide escaparse de la custodia de su amo para guiar este entretenido paseo.

Foto: Rafa Pérez
7. Casa Castellarnau
La calle Cavallers fue la escogida por la nobleza para construir sus ostentosas casas. Caminando por ese estrecho y empedrado trazado, podemos asomarnos a algunas de estas construcciones, como la Casa Montoliu, sede de la Escuela Conservatorio de Música, o la Casa Castellarnau, que cuenta con un amplio horario de visitas. La primera noticia de esta casa señorial, que dio cobijo a Carlos V durante su paso por Tarragona, data del siglo XV. La decoración que vemos actualmente en el salón de baile o en las diferentes habitaciones, es de los siglos XVIII y XIX. Como no hay casa burguesa que se precie sin sus correspondientes leyendas, en la Casa Castellarnau las hay que hablan de escaleras que se pierden en una apuesta, de la señora de la casa ligera de ropa dando los buenos días desde el balcón y, por supuesto, de un fantasma que vaga por las estancias.

Foto: Rafa Pérez
8. Mercado del Fòrum
El mercado del Fòrum, o lo que es lo mismo el de los payeses y agricultores de alrededor de la ciudad, es uno de esos lugares donde se despiertan algunos sentidos que permanecen adormilados por culpa de las prácticas intensivas de cultivo, donde vuelves a darte cuenta de que la fruta y la verdura huelen, o de que las naranjas o los tomates, como los días de abrigo y los de bañador, tienen su momento. Pero lo más importante de ese mercado no es lo que salta a la vista, sino lo que subyace en todos los encuentros que allí se propician: hay saludos y tuteo; sonrisas y confianza; si se presta un poco de atención es fácil comprobar que las conversaciones giran en torno a noticias trascendentales,no las de política o economía, sino las que afectan a los nuestros. Aunque también se celebra los miércoles, es los sábados por la mañana cuando hay más ambiente.

Mausoleo de Jaime I en el Ayutamiento de Tarragona. Foto: Rafa Pérez
9. Modernismo en sorprendentes dosis
Aunque la arquitectura modernista no tuvo tanto protagonismo como en otras ciudades catalanas, hay una ruta que pasa por algo más de una veintena de lugares que merece la pena conocer. Josep Maria Jujol y Josep Maria Pujol de Barberà fueron los arquitectos más prolíficos, con obras tan destacadas como el Teatro Metropol o la Casa Ximenis, del primero, y la Casa Bofarull o el Mercado Municipal, del segundo. A Ramon Salas le debemos el emblemático Balcón del Mediterráneo, lugar al que los tarraconenses se acercan “a tocar ferro” y para asomarse a ese mar que les ha dado todo lo que son. Los dos grandes arquitectos del modernismo también tienen obra en la ciudad: Gaudí hizo el altar y el manifestador del Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón y Domènech i Montaner el mausoleo de Jaime I, ubicado en el ayuntamiento de la ciudad.

Foto: Rafa Pérez
10. la Pilon’s street
La calle Comte es una de las más antiguas de la Parte Alta de la ciudad, pero su nombre extraoficial, el que ha ganado la partida, es el de Pilon’s Street. Cuando el ayuntamiento decidió colocar pilones en la calle, de cara a evitar el aparcamiento y facilitar la movilidad de los vehículos de emergencia, la asociación de vecinos se inventó un santo patrón para la calle, San Agapito Bis, y decidieron dar un poco de alegría a los sosos y grises palos metálicos. La festividad del santo se celebra el primer domingo de julio y cada año tiene lugar un encuentro en el que se invita a los vecinos, artistas y demás ciudadanos a pintar los pilones. Se designa uno de los pilones como “el invitado”, ofreciéndolo a alguna entidad de Tarragona que celebre algún aniversario destacado. Además, por votación popular se indulta a un pilón que evitará ser repintado en la próxima edición.

Foto: Rafa Pérez
11. el Camino de Ronda hasta tamarit
El camino de ronda que transita entre Tarragona y el recinto amurallado de Tamarit es una de las escapadas recurrentes de los tarraconenses. En el recorrido se atraviesan varias playas, pequeñas calas de aguas cristalinas y un espacio natural, el bosque de la Marquesa, que te permite tener una idea bastante aproximada de lo que fue el paisaje primigenio del litoral Mediterráneo. De vuelta a la ciudad, podemos seguir el paseo junto al mar y prolongarlo más allá del Paseo Marítimo, siguiendo por el Muelle de Levante hasta llegar al faro de la Banya.

Foto: Shutterstock
12. A 3 kilómetros de Tarragona: Acueducto de Les Ferreres - Puente del Diablo
El pequeño sendero que comunica este monumento Patrimonio de la Humanidad con el aparcamiento cercano permite ir intuyendo su magnitud. Entre pinos y arbustos empiezan a asomar los 27 metros de altura máxima que alcanzan sus pilares así como sus numerosos arcos que permitían transportar el agua del río Francolí a la esplendorosa Tarragona. Este acueducto, que estuvo en funcionamiento hasta el siglo XVIII, fascina por sus dimensiones y por cómo se yergue entre la maleza, como si fuera una ruina en un jardín inglés.

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13. A 10 kilómetros de Tarragona: Villa romana de Centcelles
La historia de este conjunto monumental es, cuanto menos curiosa. Y es que villa romana del siglo V d.C. llegó a ser la iglesia del pueblo de Centcelles (hoy absorbido por Constantí) y, después, una ermita dedicada a San Bartolomé hasta que en el siglo XIX fue adquirida por Antoni Soler, quien la transformó en una masía. En ninguna de estas modificaciones valoraron la relevancia de este monumento, en cuya cúpula sobresale un enorme mosaico del que sobreviven unas teselas que, pese a su estado, dan fe de la relevancia e importancia de este lugar 16 siglos atrás.