El Valle de Cocora se ha abierto al turismo hace apenas unos años para mostrar que existen paraísos en la Tierra que son grandes desconocidos. Con las palmeras de cera como protagonistas, el árbol nacional del país, este paraje es uno de los rincones más impresionantes de Colombia y un lugar único en el mundo. Pero su estampa no es su único patrimonio. Descubrir este lugar es caminar por una vereda junto al río Quindío, cruzar siete puentes colgantes, adentrarse en la jungla, comer junto a colibríes y tocar las nubes entre montañas que (dicen que) superan los 2.800 metros de altitud.