No sin la rebequita

Quince destinos muy 'cool' para este invierno

Montañas hipnóticas, ciudades inquietas y paisajes nevados para aquellos viajeros que odian hibernar.

En estas fechas del calendario, encender la chimenea, quedarse a leer bajo las mantas, dedicarse en cuerpo y alma a un maratón de series o encerrarse en una cafetería para pedir un café con leche calentito pueden parecer un gran planazo; pero sería una lástima caer en la tentación. Resulta que al invierno se le puede sacar mucho partido viajero.

 

Sólo hay que equiparse un poco más, hacerse con unos leggins, con calcetines de esquiar de esos que llegan hasta la rodilla, guantes, plumones y tal vez algún gorro tejido a mano, para descubrir que a estos destinos el invierno les sienta estupendamente bien.

 
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Sapporo un paraíso invernal

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Sapporo: un paraíso invernal

Teniendo en cuenta lo cerca que está de Siberia, se entiende que Hokkaido sea la prefectura de Japón con menos habitantes. Más que un problema, se trata de una ventaja para los viajeros: pocos lugares como este para disfrutar de los paisajes invernales. Las pistas del cercano monte Moiwa son un paraíso para los esquiadores. No es coincidencia que aquí se disputaran los primeros Juegos Olímpicos de invierno en Japón, en 1972. Además, en invierno se celebra el Yuki Matsuri, un importante festival con espectaculares esculturas hechas con nieve y hielo. Para entrar en calor, nada como una sesión en alguno de los muchos onsen, donde relajarse en aguas de alta temperatura; pasarse por el Museo de la Cerveza de Sapporo o realizar una visita a la Ishiya Chocolate Factory. No es la fábrica de chocolate de Charlie, pero es igual de entretenida.

Belgrado invierno alternativo

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Belgrado: el invierno alternativo

Todavía son visibles cicatrices históricas recientes, pero Belgrado transpira ambiente juvenil y contagia vitalidad. Su apuesta por innovar, por el arte urbano, la música y todo lo que tenga que ver con el diseño solo se encuentra en Europa en ciudades de mayor escala como Berlín o Londres. El barrio más antiguo de Belgrado se ubica junto a la fortaleza de Kalemegdan, a donde habrá que subir para hacerse con una de las vistas más bellas de la ciudad y del mítico Danubio; pero si lo que se busca es estar en el centro de todas las tendencias, hay que ir hasta el Belgrade Design District, un antiguo centro comercial que se ha convertido en el puerto donde recala la mayoría de los creadores de la capital serbia. Por otro lado, nada como el eléctrico Nikola Tesla para entrar en calor. Su museo es uno de los más visitados de la ciudad, mientras que la hora de comer mejor que sorprenda cerca de una kafana, más que un simple bistró, toda una institución gastro que se remonta al siglo XVI.

Bakú el invierno más cool

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Bakú: el frío más 'cool'

A orillas del mar Caspio, Bakú es una sorprendente ciudad ex-soviética con aires europeos; de ahí la especial fascinación que se siente al llegar. La capital del país lo ha apostado todo al progreso con el suficiente éxito como para ser conocida como la ciudad más moderna de Azerbaiyán. Lo ha logrado a golpe de arquitectura contemporánea, con edificios tan espectaculares como Las Flame Towers, un trío de rascacielos de 190 metros de altura que  con forma de gigantescas llamas parecen arder de noche como si fueran el escenario de una película de ciencia ficción, o también con el centro cultural proyectado por la fallecida Zaha Hadid. Y todo ello sin olvidar el centro de la antigua Ciudad amurallada, un verdadero museo a cielo abierto reconocido como Patrimonio de la Humanidad.

 
Ilulissa la última frontera

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Ilulissa: la última frontera

El cambio climático está haciendo de Groenlandia un lugar cada vez más accesible; pero eso no significa que haya renunciado a su esencia como destino donde disfrutar de la naturaleza más salvaje. Más allá, sólo queda el Polo Norte, por eso es la última frontera a la que se puede llegar comprando un billete de avión comercial. La experiencia vale la pena: icebergs, montañas épicas y pequeños pueblecitos de coloridas casas donde a nadie le importaría perderse una temporada.  Pueblos como Ilulissat, en el que se estrena este año el Icefjord Visitor Center, un bello centro de observación y estudio del cambio climático diseñado por Dorte Mandrup y ubicado a los pies de un espectacular fiordo.

Madrid arte y chocolate con churros

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Madrid: arte y chocolate con churros

Del 26 de febrero al 1 de marzo, Madrid se pone todavía más artística con ARCO, la feria internacional de arte contemporáneo. Durante esas fechas, espacios de arte e instituciones como el Reina Sofía, Matadero o CA2M dan lo mejor de sus programaciones. Habrá oportunidad para escándalo y espectáculo por partes iguales; pero la palma en la heterodoxia más transgresora será lanzarse a por un buen chocolate con churros, verdadero icono de la ciudad. El San Ginés de Valle Inclán es parada obligatoria; pero hay otros muchos establecimientos como Chocolat o la Antigua Churrería donde poder darle al coloquio artístico entre churro y churro.

 
Tromso espectáculo natural

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Tromsø: espectáculo natural

Hay pocas cosas más impresionantes que un cielo nocturno iluminado por la danza de las luces verdes y moradas de las auroras boreales. Y para cumplir con tal sueño, uno de los mejores lugares es Tromsø, la capital del Ártico. Ubicada a dos horas de avión de Oslo, esta ciudad suma historia, diseño y naturaleza. Al encontrarse muy cerca de la  línea del Círculo Polar, cumple con las mejores condiciones para ver auroras boreales. Eso sí, la temperatura media en invierno en Tromsø es de unos -4 ° C, ¿pero a quién le importa cuando espera uno de los espectáculos más bellos de la naturaleza?

Catania Un invierno volcánico

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Catania: un invierno volcánico

Con el mar como aliado y el Etna como la metáfora de un carpe diem, Catania es pura esencia siciliana. Durante siglos, el volcán Etna castigó la región a su antojo; a pesar de ello, la ciudad tiene un centro que es Patrimonio de la Humanidad desde 2002. Pero si se quiere captar algo de la esencia del lugar, habrá que pasar por la Pescheria, el mercado histórico. Entre los monumentos, la estrella se la lleva la catedral en la Piazza del Duomo, donde también está la Fuente de los Elefantes, el otro icono de Catania. En invierno, los días 3, 4 y 5 de febrero de cada año, tiene lugar un evento de lo más singular, la Fiesta de Santa Águeda, patrona de la ciudad, que llena de bullicio y animación todas las calles.

Göteborg Sólo le falta el Nobel

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Gotemburgo: sólo le falta el Nobel

Gotemburgo no tiene nada que envidiarle a Estocolmo. Tiene encanto, bellos edificios, tranvías y, por supuesto, cafeterías donde ver pasar la tarde mientras se degusta un rico bollo de canela. Con varios restaurantes estrella Michelín, los foodies tampoco echarán de menos a la capital sueca. Haga es el barrio que se lleva la palma a la hora de buscar planes de tiendas y gastronomía; pero si se quiere algo más alternativo, hay que detenerse en Röda Sten, en la orilla del río Göta Älv, cerca del puente de Älvsborgs. Se trata de una antigua central eléctrica abandonada con una segunda vida creativa. Para recuperar calorías tras pasear con el frío, nada mejor que unas tradicionales albóndigas, acompañadas por un contundente puré de patatas. 

 
Laguna azul en remojo

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Laguna azul en remojo

Se podría decir que el pasatiempo nacional de Islandia en invierno es ponerse en remojo. No es una paradoja; al menos no en un país que tiene aguas termales por todos sus rincones. La más conocida de estas piscinas termales es la Laguna Azul. Su tremendo color azul atrae tanto que a nadie le importa bañarse en medio de un entorno que con solo verlo congelaría el alma. Se encuentra a 50 kilómetros al sur de Reikiavik, por lo que se ha convertido en una de las atracciones más populares de la capital de Islandia. En invierno, los confortables cafés y los locales con música en directo de la capital hacen que se retrase hasta última hora el momento de volver al hotel.

Vilnius invierno sabroso

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Vilnius invierno sabroso

Su casco histórico está considerado Patrimonio de la Humanidad y no es para menos. Tiene tantas maravillosas iglesias que son muchos los que no dudan en compararla con Roma. Entre su patrimonio, destacan sobre todo sus edificios barrocos. La capital de Lituania es pequeña, así que se lo juega todo en la corta distancia, en el ambiente universitario de sus calles, en sus bares y cafeterías, en las terrazas de la animada calle Pilies, donde será fácil tener una primera toma de contacto con la sorprendente cocina báltica. Para entrar en calor, lo mejor son unos cepelinai, una especia de masa rellena con puré de patata, queso y carne picada. Por su singularidad, no debería faltar un paseo por Uzupis, el barrio de artistas que se declaró simbólicamente como una república independiente.

 
Pic du Midi con todas las estrellas

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Pic du Midi: dormir con todas las estrellas

El moderno teleférico que sube hasta esta mítica cumbre es por sí solo todo un argumento para justificar el viaje. Entre el cielo y la tierra, las vistas panorámicas que se tienen de la cordillera son espectaculares. Una vez arriba del Pic du Midi de Bigorre, las terrazas continúan ofreciendo el paisaje como único espectáculo. Para quien se encapriche con esta belleza a casi 3.000 metros de altitud, la antigua residencia que ocuparon los astrónomos se ha convertido en un especial hotel que regala uno de los cielos estrellados más espectaculares de Europa. Y al día siguiente… tocará madrugar para continuar con la magia del amanecer sobre los Pirineos.

Lausana un invierno olímpico

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Lausana: un invierno olímpico

Este año será hasta el 22 de enero la sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud; pero durante el resto del tiempo, seguirá siendo muy olímpica ya que es la sede del Comité Olímpico Internacional desde los tiempos de la I Guerra Mundial. Es una ciudad relativamente pequeña, aunque guarda un sinfín de sorpresas en un ambiente muy cosmopolita. Desplazarse por ella en innovador sistema de suburbano es una auténtica gozada. Buena parte del tiempo se puede invertir en descubrir la singular variedad de uva chasselas o en aficionarse en los secretos de una auténtica fondue, delicia gastronómica además de efectivo remedio contra el frío. Los más golosos harán bien en acudir a Blondel Chocolats y recordar aquella famosa frase de la madre de Forrest Gump: "La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar".

 
Concord, un invierno con ‘mujercitas’

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Concord: un invierno con ‘mujercitas’

Nunca han dejado de llegar viajeros interesados a la Orchard House; pero desde que la nueva versión cinematográfica de Mujercitas llegó a la cartelera de la mano de Greta Gerwig, el interés por la casa de Louisa May Alcott se ha disparado. Concord es un pueblo tranquilo a treinta kilómetros del centro de Boston que funciona como un imán para los amantes de los paisajes más auténticos y de la literatura. Y es que por allí pasaron algunas de las plumas e intelectuales más importantes del S. XIX. Por ejemplo, Henry David Thoreau, quien se retiró en los bosques de los alrededores, junto a la laguna de Walden. Hoy hay levantada una réplica de la cabaña que ocupó durante dos años en soledad.

 
St. Petersburg. San Petersburgo: la noche polar

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San Petersburgo: hacer el morsa un rato

San Petersburgo, Petrogrado, Leningrado o, sencillamente, Píter, que así es como la llaman sus habitantes. Sea el nombre que haya tenido a lo largo de la historia, su esencia fue la misma que la llevó a ser considerada como la ciudad más europea de Rusia, y, sin duda, la mejor ciudad rusa para caminar y hacer un rato el flâneur, aunque sea en invierno. El manto de nieve y sus canales helados no son incordio sino belleza en estado puro. Y es que hay un ante y un después tras contemplar la fastuosa fachada del Hermitage en medio de un paisaje nevado. Catedrales, la iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada, museos, palacios, puentes, cafeterías… Pero si se buscan emociones fuertes, lo mejor será pasarse por el Club Morsa, cerca de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, donde un grupo de valientes perfora la gruesa capa de hielo del Neva para darse un buen chapuzón. A este tipo de bañistas invernales en Rusia se les conoce como morsas. ¿Quién se atreve?

Varsovia: con sabor a Bagles

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Varsovia: con sabor a bagels

La capital de Polonia no es de esos amores a primera vista, sino más bien, es uno de esos otros amores que con el tiempo se convierten en eternos. Su pasado no fue nada fácil; pero los nuevos tiempos, mucho más tranquilos, le han dado la oportunidad de probar a ver qué tal le sienta la modernidad. Es cierto que la Ciudad Antigua fue completamente destruida durante la Segunda Guerra Mundial, pero fue reconstruida con tanto detalle, que la UNESCO acabó por reconocerla como Patrimonio de la Humanidad. El barrio que tuvo mejor suerte durante los días aciagos de la guerra es el barrio de Praga, de ahí que Roman Polanski escogiera algunas ubicaciones como escenario de la película El Pianista, interpretada por un enorme Adrien Brody, que ese año se llevó el Oscar al mejor autor. Hoy el barrio concentra talleres, galerías y tiendas de diseñadores como para pasarse una tarde entera paseando. 

 

Ilulissa la última frontera