En estas fechas del calendario, encender la chimenea, quedarse a leer bajo las mantas, dedicarse en cuerpo y alma a un maratón de series o encerrarse en una cafetería para pedir un café con leche calentito pueden parecer un gran planazo; pero sería una lástima caer en la tentación. Resulta que al invierno se le puede sacar mucho partido viajero.
Sólo hay que equiparse un poco más, hacerse con unos leggins, con calcetines de esquiar de esos que llegan hasta la rodilla, guantes, plumones y tal vez algún gorro tejido a mano, para descubrir que a estos destinos el invierno les sienta estupendamente bien.