República Checa

Un recorrido por Pilsen

Descubre la ciudad checa, elegida una de las Capitales Culturales de Europa en el 2015

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La Gran Sinagoga

Construida en el siglo XIX, es una de las más grandes del mundo. Fuera de las horas de culto también acoge exposiciones y conciertos.

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Catedral de Pilsen

La catedral de San Bartolomé, en el centro de la plaza de la República.

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Arquitectura clásica

En las calles del centro de Pilsen abundan los edificios con fachadas renacentistas, algunas decoradas con esgrafiados.

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Museo de la Cerveza

El Museo de la Cerveza alberga la reproducción de una fábrica antigua.

Mapa: BLAUSET

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La ciudad de Pilsen en cuatro visitas

1 Catedral de San Bartolomé. Su torre es la más alta (103 m) del país. Hay que superar 301 peldaños hasta su mirador.
2 Monasterio Franciscano. Este antiguo recinto monacal acoge en sus capillas y claustro piezas del Museo Diocesano.
3 Museo de la Cerveza. Alojado en una cervecería original, narra la historia de esta bebida desde la Antigüedad.
4 Gran Sinagoga. Fue construida hacia 1888 por la comunidad judía. Destaca por su gran tamaño.

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Tal vez Pilsen no sea una ciudad muy conocida, pero su nombre resuena por todo el planeta gracias a la cerveza tipo Pilsen (o pilsener) que elabora desde hace siglos. Esta urbe cervecera situada a 94 kilómetros de Praga en la región checa de Bohemia ha sido elegida Capital Cultural Europea 2015, así que este año será una buena ocasión para visitar sus tabernas y también descubrir su patrimonio y oferta cultural. Porque esta población de 170.000 habitantes aglutina una larga historia, desde la Edad Media hasta la actualidad, convertida ya en una ciudad activa cuya vida gira en torno a su industria y a su joven Universidad.

Para conocer a esta famosa desconocida es obligado situarse en la plaza de la República, el ombligo de un círculo amurallado en época medieval. En el núcleo de ese centro, exenta, se alza la catedral de San Bartolomé, un templo gótico más bien modesto, cuyo atrio luce el escudo de la ciudad, con un ángel protector, una galga símbolo de fidelidad y un camello que fue emblema de las guerras contra los husitas protestantes del siglo XV. Hace un lustro se colocaron en la plaza unas fuentes doradas y de líneas abstractas –muy controvertidas entonces– que, según su autor Ondrej Cisler, representan estos símbolos.

El Ayuntamiento renacentista, en un costado de la plaza, guarda una maqueta gigante del casco histórico que conviene ver antes de echarse a andar. Al lado se erige la llamada Casa Imperial –en ella Rodolfo II se refugió de la peste en 1599–, cuya fachada recubierta de esgrafiados es otro ejemplo de Renacimiento checo.Tampoco faltan la Columna de la Peste, una de las que se alzaron en Europa durante la plaga de 1680, ni edificios modernistas dibujando su perímetro; los hay también dispersos por el centro y en los bulevares que crecieron a partir del siglo XIX tras derribar las murallas.
En la plaza aguarda también el Museo de Títeres, imprescindible para comprender el alma de la ciudad de la que fueron vecinos dos de los principales creadores del teatro checo de marionetas: Josef Skupa y Jiri Trnka.

La calle Františkánská, que nace al sur de la plaza, lleva al Monasterio Franciscano, hoy un museo de arte religioso con tallas y lienzos de artistas como Lucas Cranach. El recinto incluye la iglesia de la Asunción y la capilla de Santa Bárbara, con bellos murales. Por la misma calle desembocamos en el Anillo Verde de Pilsen. Creado alrededor del centro antiguo, en el lugar que ocupaban las murallas, ahora es un paseo ajardinado con carriles para coches y tranvías. Enfrente se erige la Estanska Beseda (Casa Municipal), una joya modernista con sala de conciertos y un precioso café.

Siguiendo el Anillo Verde, enseguida se llega al Museo de Bohemia Occidental que, en un magnífico edificio de tiempos del emperador Francisco José (marido de Sissí), recopila la historia regional. A poca distancia, en la esquina nordesde del barrio histórico, se halla la Galería de Bohemia Occidental, destinada a exposiciones de arte. En este sector también se encuentra la única parte conservada de la muralla, reflejándose en un lago, y la Torre Negra o del Agua (1530), hoy integrada en el Museo de la Cerveza de Pilsen. Este último describe la historia de la popular bebida a través del tiempo gracias a la reproducción de una fábrica y una cantina, y a la exposición de curiosidades como una enorme jarra siberiana de madera y una colección de posavasos. Junto al museo se halla el acceso a la red de subterráneos que minaban la ciudad medieval, una visita esencial para tener una idea de cómo se vivía en aquellos tiempos.

La histórica fábrica Pilsner Urquell (1842), la cervecera que dio fama a la ciudad, se sitúa fuera del centro, al otro lado del río Radbuza. Tras pasar bajo el arco triunfal de la entrada, se inicia una visita guiada que recorre el museo de la marca y las instalaciones actuales, para finalizar con una cata. También fuera del centro, ahora en el sur, vemos que la afición teatral de Pilsen sigue vigente en el Komorní, un teatro recién estrenado, inconfundible por su fachada vanguardista con agujeros. La Ópera, casi enfrente, confirma el amor de esta ciudad checa por la música. Y el bulevar oeste es asimismo imprescindible para descubrir la Gran Sinagoga, la segunda mayor de Europa y la tercera del mundo.

El paseo finaliza en los antiguos hangares de Skoda, la fábrica de maquinaria, trenes y coches creada en 1869, donde se ha instalado Techmania, un espacio lúdico y científico que recuerda que la pequeña ciudad de Pilsen supo exportar su genio industrial por el mundo.

MÁS INFORMACIÓN

El aeropuerto más próximo es el de Praga, que recibe vuelos directos desde España. Existen líneas de autobús y tren hasta Pilsen, situada 94 km al sudoeste.

Turismo de Pilsen
Turismo de Rep. Checa
Pilsen, Capial Cultural de Europa 2015