La industria, en su concepto más amplío, forma parte de los inicios de la historia de la República Checa y de su configuración como país. Su estructura, bajo este prisma, ocupa prácticamente un tercio de la población; un hecho que desde el punto de vista turístico le está sirviendo para crear un nuevo concepto de viajes que nada tiene que ver con lo ya conocido. Hay vida más allá de los museos convencionales, de los gastronómicos, de las catedrales y de los barrios de moda. El turismo industrial es cultura pero sobre todo es historia y permite al visitante vivir experiencias que de otra forma no podría hacerlo. ¡Larga vida a la industria!