Ruta entre abadías y castillos cátaros

La amurallada Carcasona es el inicio de este recorrido por el Aude francés

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Abadía de Saint-Papoul

El ábside románico de su iglesia y los capiteles del claustro son los elementos más destacados de este recinto del siglo VIII.

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La Cité amurallada de Carcasona

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Calle medieval de la ciudadela de Carcasona

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Saissac

Este pueblo y los vestigios de su castillo cátaro se asoman al horizonte desde una colina boscosa de la región natural de la Montaña Negra.

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Gastronomía

El Aude es tierra de ocas y patos con los que se elabora el sabroso foie gras y el confit de canard. El plato estrella, sin embargo, es el cassoulet, un consistente guiso a base de alubias, carne, embutido y verdura, que se aliña con grasa de pato. Su origen se lo disputan Toulouse, Carcasona y Castelnaudary, si bien es en esta última donde se celebra cada año la Fête du Cassoulet.

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Abadía de Villelongue

En Saint-Martin-le-Vieil se pueden visitar los vestigios de este recinto que empezó a construirse en 1180. Es Monumento Histórico de Francia desde 1916.

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«Le village du libre»

Montolieu, una deliciosa población a 12 km de Carcasona, ostenta el apodo de Village du libre gracias a su Museo de los Oficios del Libro, y a tener quince librerías de viejo y varios talleres de caligrafía y grabado.

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Bosques del Languedoc

El Parque Natural Regional del Haut Languedoc es un extenso espacio protegido de 306.000 Ha que sobrepasa los límites del departamento del Aude. La reserva está dotada de gran variedad paisajística y un rico patrimonio que incluye castillos, abadías y villas amuralladas. En Carcasona hay una de las oficinas del parque, en la que informan de los múltiples recorridos que existen.
 

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Lagrasse

El pueblo se asoma al río Orbieu, cruzado por dos puentes medievales. Junto a sus orillas se erige la abadía de
Sainte Marie d’Orbieu (s. XIII).

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La abadía de Fonfroide

Mapa: BLAUSET

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Cuatro etapas básicas

1 Carcasona. La joya de la capital del Aude es el recinto medieval de la Cité, Patrimonio de la Humanidad desde 1997.
2 Saissac. A 15 km de la abadía de Saint Papoul se erige este pueblo que prosperó gracias a sus molinos textiles. Guarda los vestigios de un castillo cátaro.
3 Lagrasse. Un puente medieval de piedra comunica este bonito pueblo con la abadía que dio vida a la población.
4 Abadía de Fontfroide. Construida en el siglo XII, es una delicada maravilla del estilo cisterciense, en especial el claustro.

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Suaves colinas, campos de viñas y de girasoles, ríos cristalinos y pequeñas villas al pie de solemnes fortalezas dibujan el paisaje del Aude, el departamento francés que se extiende por la cara norte de los Pirineos. La zona toma su nombre del río Aude que la atraviesa. Sus aguas y afluentes han hecho de este lugar una tierra fértil y, como tal, habitada desde la prehistoria, aunque fue su esplendor medieval lo que la dejó sembrada de castillos y abadías. Erigidos la mayoría entre los siglos XI y XIV, son el eje principal de este viaje que toma como punto de partida Carcasona, la capital departamental.

La Cité o villa amurallada de Carcasona es uno de los mayores atractivos del recorrido. Ubicada a las afueras de la ciudad moderna, su aspecto se debe a la reconstrucción que llevó a cabo el arquitecto Viollet-le Duc (1814-1879), del que este año se conmemora el bicentenario de su nacimiento con varias exposiciones en la ciudad. La Puerta de Narbona es el principal acceso a la Cité de Carcasona. Tras ella se despliegan encantadoras callejuelas que reproducen fielmente la fisonomía que tenía la ciudadela en la Edad Media. Casi todas ascienden hasta la catedral gótica de St-Nazaire y el castillo Comtal (siglo XII). No se puede abandonar la ciudad sin antes disfrutar de las vistas que ofrece el Paseo de las Lizas, el sendero que discurre entre el anillo doble de murallas y cuya longitud es de tres kilómetros.

El Aude, además de ser una zona bendecida por la naturaleza y de considerable patrimonio, es una muestra de la joie de vivre, ese arte del buen vivir en el que Francia ha sentado cátedra. Ejemplo de ello es la siguiente etapa, Castelnaudary (41 km al oeste), otro puerto destacado del Canal du Midi y, junto a Carcasona y Toulouse, una de las patrias del cassoulet, el guiso estrella de la gastronomía regional.

La Montaña Negra

Desde Castelnaudary se continúa hacia el macizo de la la Montaña Negra, que se extiende a las puertas del Parque Regional del Haut-Languedoc. En una de sus laderas se alza desafiante el pueblo de Saissac y su joya más preciada, el castillo cátaro (siglo X). No hay que olvidar que el Aude también es conocido como el País de los Cátaros por los castillos que erigieron los seguidores de esta doctrina medieval. Cerca de Saissac se hallan dos pilares fundamentales del viaje: las abadías de Saint-Papoul y de Villelongue, distantes entre sí 30 kilómetros.

Ambas rivalizan por su valor patrimonial y por el encanto del paisaje que las rodea. Saint-Papoul, edificada en el siglo XIV, reúne en la cabecera semicircular de su iglesia nada menos que 8 capiteles y 28 modillones realizados por el maestro Cabestany, un escultor del siglo XII del que se desconoce su identidad real, pero no su obra, vertida en ambos lados de los Pirineos. Villelongue conserva también un magnífico repertorio escultórico. La abadía combina el romántico de sus ruinas y un jardín de aire medieval que es un auténtico edén para los sentidos; en verano, el templo y su claustro sirven de escenario a conciertos de música de cámara. Desde ahí, regresando de nuevo hacia Carcasona, vale la pena detenerse en Montolieu, una villa encantadora que destaca por sus abundantes librerías de viejo y talleres de artesanos.

Una carretera entre bosques y valles cultivados enlaza Carcasona y Caunes-Minervois, a 21 kilómetros. La abadía que le da nombre fue erigida en el siglo XIII con piedra de la cercana cantera del mármol rosado que domina en la población. Testigo del primer románico, es la única de la zona que posee dos niveles de claustro. Rivaliza en belleza con la abadía de Sainte Marie d’Orbieu, a cuya sombra nació Lagrasse, incluido en la lista de «los más bellos pueblos de Francia» gracias a su coqueto casco histórico.

Tras una treintena de kilómetros entre cultivos y viñedos, casi a las puertas de Narbona, aparece una de las más bellas y mayores abadías cistercienses de Europa: Fontfroide. Abandonada por los monjes tras la Revolución Francesa, en 1908 se llevó a cabo su completa restauración. Recorrer su claustro, visitar la iglesia del siglo XII y deleitarse con su jardín será la mejor forma de despedir este viaje por las privilegiadas tierras del sur de Francia.

Para saber más

En coche, Carcasona está a 304 km de Barcelona. El aeropuerto más próximo es el de Toulouse (93 km). También hay tren hasta Narbona (63 km).