Los bosques, castillos y pueblos de la región de Hesse, situada en el corazón de Alemania, inspiraron a los famosos hermanos Grimm mientras escribían y recopilaban inolvidables cuentos infantiles como Caperucita Roja, Blancanieves, Cenicienta y El gato con botas.
Jakob (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859) nacieron en Hanau y pasaron casi toda su vida en diversos enclaves del histórico principado de Hesse: en Steinau vivieron su adolescencia; en la universidad de Marburg estudiaron Derecho; y en Kassel ejercieron sus carreras de bibliotecarios y lingüistas, y publicaron sus historias hace ahora 200 años. Desde entonces esta ciudad se considera la etapa principal de la Ruta de los Grimm, un itinerario de unos 600 kilómetros que busca el rastro de sus vidas y de sus cuentos. Seguirla este año cobra mayor interés con la celebración del bicentenario.
Lo primero que llama la atención al aproximarse a Kassel es la imponente estatua de Hércules (71 m) que preside la colina del parque Wilhelmshöhe, en el oeste de la ciudad. Desde su cima, además de las vistas circundantes, se ve caer una cascada escalonada que acaba en los lagos del palacio neoclásico construido en el siglo XVIII, en tiempos del príncipe Wilhelm IX, precisamente cuando los Grimm se instalaron en la ciudad. Este edificio acoge una de las pinacotecas más importantes del país.
Barrio antiguo de Kassel
Aunque quedó muy dañado tras la Segunda Guerra Mundial, el centro de Kassel conserva edificios como la iglesia de St. Martin (siglo XIV), el monumento medieval más carismático, a pesar de que sus torres fueron reconstruidas en estilo moderno. También quedan vestigios barrocos de cuando Kassel era una de las cortes más sofisticadas de la Alemania del siglo XVIII. Uno de esos monumentos se localiza en el parque de Karlsaue. Se trata de la Orangerie, un palacio encargado en la edad de oro del Principado de Hesse y que hoy, además de terrazas y miradores, alberga un museo de astronomía. Cada cinco años, la Orangerie y otras instituciones como el museo Fredericianum son sedes de «dOCUMENTA», una de las citas europeas más influyentes del arte contemporáneo. Pero para la mayoría de habitantes de Kassel el palacio más bonito es el Bellevue, donde está instalado el museo dedicado a los Grimm. Una escultura del jardín muestra qué aspecto tenían Jakob y Wilhelm, mientras que el interior exhibe las obras originales, declaradas Patrimonio Cultural por la Unesco. La visita al centro sumerge en su mundo de fantasía, a veces ilustrado por dibujos de otro hermano, Ludwig Emil Grimm. También se explica cómo fueron recopiladas sus historias y revela los bosques, castillos y pueblos que les inspiraron.
El palacio más bonito es el Bellevue, donde está instalado el museo dedicado a los Grimm
Al poco de publicar Cuentos para la infancia y el hogar –al que le siguieron varios volúmenes recopilados en la obra definitiva Cuentos de hadas de los hermanos Grimm (1857)–, empezaron a llegar a Kassel visitantes que buscaban los escenarios naturales o imaginados de estas historias morales, fábulas y leyendas, así como la huella de sus autores. Con el tiempo se creó la Ruta de los Grimm con inicio en Hanau, su villa natal, aunque las etapas más atractivas se sitúan en torno a la misma Kassel.
Unos 20 kilómetros al norte, en dirección a Göttingen, en cuya Universidad dieron clase los Grimm, no hay que perderse el pueblo medieval de Hofgeismar. Cerca, el bosque encantado de Reinhardswald guarda la fortaleza de Sababurg que, según la tradición, es el castillo en el que la Bella Durmiente esperó el beso del príncipe; en verano se puede tener una audiencia con los protagonistas del cuento interpretados por actores y después probar las excelentes tartas de su cafetería.
La ruta por el norte de Kassel continúa en el cercano valle del río Weser y visita las coquetas aldeas de Oberweser, donde se dice que nació el cuento de El gato con botas, y Gieselwerder, escenario de Blancanieves. Más al norte, aunque ya alejadas, esperan Hamelin (136 km), el pueblo que fue invadido por ratones y liberado por el flautista –en verano se representa esta historia por sus calles medievales– y Bremen (282 km), cuyo barrio de pescadores Schnoor, hoy repleto de restaurantes, es el escenario de su cuento de músicos-animales.

El museo de Blancanieves
De regreso a Kassel se prosigue hacia Marburg (88 km al sur). A mitad de camino está la ciudad balnearia de Bad Wildungen, donde los aficionados a los libros de los Grimm querrán conocer el museo dedicado a Blancanieves. Y a escasos kilómetros, Bad Hersfelsd, de donde era el Sastrecillo Valiente. El pueblo guarda las ruinas de un templo románico que son el escenario de su Festival de Verano.
Y se llega a la pintoresca Marburg, de la que Jakob Grimm decía: «tiene más escalones en sus calles que en las casas». Efectivamente, escaleras, callejones y casas medievales de vigas entramadas forman un atractivo casco histórico. Está dominado por el castillo que ocuparon los príncipes de Hesse entre los siglos XIII y XVII, ahora transformado en un museo con una sección dedicada a los Grimm.
En Marburg el castillo compite en importancia con la catedral de Santa Isabel (siglo XIII) y la Universidad, que desde el siglo XVI llena esta antigua villa medieval de estudiantes. De ahí sus docenas de tabernas, que sirven las variedades de cerveza local y una cocina con guisos contundentes a base de carne de cerdo, patata y col.
El viaje concluye con la excursión a Alsfeld (a 36 km), localidad que parece salida de una postal y, para muchos, una de las más bonitas de Alemania. Los peregrinos de esta ruta de cuento tienen aquí varios alicientes: el Ayuntamiento gótico, uno de los más espectaculares del país, el palacio renacentista Hochzeitshaus y la casita en la que se dice que vivía Caperucita Roja.
PARA SABER MÁS
Cómo llegar: El aeropuerto más próximo a Kassel es el de Frankfurt, a 256 km. Ambas están conectadas por tren.