Ruta por Capadocia

Göreme, Ürgup y Zelve son los vértices de este recorrido por la región más fantástica de Turquía

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Valle de Göreme

Los vuelos en globo permiten distinguir distintos niveles de erosión, desde crestas redondeadas hasta pináculos tocados por rocas a modo de sombreros.

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Zelve

Los peribacalar (chimeneas de las hadas) se formaron tras siglos de erosión que dejaron al descubierto las rocas más duras.

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Chimeneas de Hadas

El valle de Göreme reúne la mayor concentración de estas curiosas formaciones. Algunas miden 40 metros de altura y fueron utilizadas como viviendas.

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Iglesias de Göreme

Enclave declarado Patrimonio de la Humanidad, Göreme posee templos cristianos que cautivan tanto por su interior como por la sencillez de sus nombres: la iglesia de la Manzana, del año 1050 (fotografía del medio); la iglesia de la Serpiente, por las pinturas de san Jorge, oriundo de Capadocia; o la iglesia Oscura, del siglo XI, que carecía de ventanas.

La falta de luz conservó el color de los frescos y los protegió de los iconoclastas musulmanes que ocultaron bajo una capa de pintura las imágenes de las más de 600 iglesias de la zona.

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Museo al Aire Libre de Göreme

Agrupa iglesias y viviendas trogloditas con casi dos mil años. Se visita en circuitos guiados.

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Artesanía milenaria

La cerámica y las alfombras son las piezas artesanas que más vale la pena comprar en Capadocia. En el pueblo de Avanos, 116 km al norte de Nevsehir, se encuentra la mejor cerámica y porcelana. En Bünyan, al este de Kayseri, se pueden visitar telares de los dos tipos de alfombras que se elaboran: halı (con nudos) y kilim (con hilos verticales). Estos elaborados tejidos aún hoy cubren las paredes y los suelos de las moradas trogloditas. Las miniaturas otomanas son otro de los objetos artesanos más curiosos que suelen encontrarse en los bazares.

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Uçhisar

Las colinas de arenisca que se erigen a las afueras de la ciudad ofrecen agradables excursiones.

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El mercado de Ürgüp

Ya sea por los olores de las especias o por el placer de probar suerte con el regateo, el mercado semanal de Ürgüp merece una visita. Además de la cerámica de Avanos y los kilim, también se pueden adquirir unas típicas muñecas de trapo vestidas con el traje de fiesta de los campesinos. Después, nada mejor que acabar la visita con una copa de vino seneler en el café de la Colina de los Deseos o bien en una bodega de la ciudad. Muchos hoteles son casas trogloditas equipadas con todo tipo de comodidades.

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Zelve

Iglesia del conjunto monástico de los siglos IX-XIII próximo a esta ciudad.

Mapa: BLAUSET

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Los enclaves indispensables

1. Nevsehir. Capital y puerta de entrada a Capadocia, es una base para conocer la zona. Tiene un museo sobre la región.

2. Göreme. El Museo al Aire Libre reúne los ejemplos más notables de iglesias rupestres. Los vuelos en globo recorren el valle y ofrecen vistas aéreas de las «chimeneas de hadas».

3. Üçhisar. El Castillo y el cercano volcán Erciyes son los grandes atractivos de esta bonita población.

4. Ürgup. Guarda ciudades trogloditas de época bizantina y los restos de un castillo selyúcida del siglo XIII.

5. Derinkuyu. A 40 minutos de Nevsehir, es la mayor de las 37 ciudades subterráneas de la región.

6. Zelve. Sus cuevas alojaron a los primeros ascetas cristianos.

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Cuenta una leyenda que hombres y hadas convivían en el corazón de Anatolia hace miles de años. Un día, una de ellas se enamoró de un ser humano y la reina de las hadas, enfadada, las convirtió a todas en palomas y las confinó en piedras cuneiformes que luego se conocerían como «chimeneas de hadas». A los hombres los condenó a cuidar de ellas, así que los habitantes de Capadocia crearon poblados cerca de los palomares de roca. Como Göreme, el primer enclave que se visita durante un viaje a esta región turca, donde los más mayores aún recuerdan lo difícil que era antiguamente encontrar esposa si no se poseía un palomar.

La puerta de entrada más habitual a Capadocia, sin embargo, es el aeropuerto de Nevsehir, ciudad enclavada 217 kilómetros al sudeste de Ankara, la capital del país. Tan pronto el bullicio de Nevsheir queda atrás camino de Göreme, el viajero se sentirá cautivado por un paisaje que nació de las entrañas de cinco volcanes.

Hace diez millones de años la lava de los volcanes Erciyas, Gallu, Kecyboyduran, Develi y Melendiz cubría Capadocia

Hace diez millones de años la lava de los volcanes Erciyas, Gallu, Kecyboyduran, Develi y Melendiz cubría Capadocia. Al enfriarse el suelo, el frío del invierno, las lluvias torrenciales de la primavera y los sofocos del estío crearon un paisaje de chimeneas tocadas con boinas donde el ingenio humano talló iglesias, necrópolis y ciudades subterráneas. No hay un lugar mejor para apreciar este paisaje onírico que Göreme. El antiguo pueblo de campesinos que necesitaban las palomas-hadas para casarse es ahora el centro turístico de la región. Las casas esculpidas en las chimeneas de hadas se han convertido en hoteles, pero Göreme mantiene su aire tradicional, con las mujeres ofreciendo pekmez (zumo de uva) a la puerta de sus casas cueva y escenas que no han variado en siglos, como cuando al atardecer los hombres vuelven del campo a caballo.

Un té de manzana

Capadocia significa «la tierra de los caballos bellos» y como tales se les representaba en los frisos de Persépolis (Irán) cuando los persas controlaban la región. Hoy las rutas a caballo son una de las opciones más placenteras para recorrer los valles próximos a Göreme. Pasear a pie es, en cambio, la mejor forma de perderse por las calles del pueblo, contemplar sus azoteas cubiertas de parras, comprar artesanías y sentarse en alguno de sus restaurantes a probar una ración de mezzeres o un çömlek kebab, carne picada que ha sido cocinada en una vasija de barro y dentro de un horno de piedra; y de postre, un vino dulce de la región o un aromático té de manzana.

Tras el paréntesis gastronómico, la visita a las iglesias trogloditas del Museo al Aire Libre de Göreme sumerge al visitante en un ambiente místico. El origen de estos templos se remonta a la expansión del cristianismo en Anatolia, época en la que Capadocia era un lugar propicio para esconderse de la persecución religiosa. Los primeros cristianos llegaron en el siglo II, pero fue tras la escisión del Imperio romano, el año 395, cuando empezaron a aparecer ascetas que buscaban aislarse del mundo y se erigieron monasterios e iglesias decorados con frescos.

A la ciudad de Uçhisar, a cinco kilómetros de Göreme, se llega a través del Valle de las Palomas y las colinas de arenisca. Conocida como «la villa francesa» desde que el Club Med la popularizó entre los europeos a mediados de los años 1960, es más tranquila que Göreme. Destaca su Castillo, en realidad un monte de roca volcánica surcado por túneles y ventanas, desde donde se aprecia una de las mejores puestas de sol de Capadocia, con los 3.916 metros del monte Erciyes y sus nieves perpetuas como telón de fondo.

El Valle de Ilhara

Las vistas desde la ciudadela de Uçhisar son solo comparables a las que se tienen volando en globo. Al alba, cuando el sol todavía no calienta, el terreno arenoso aun impacta más, mientras a lo lejos, como cortado a cuchillo, se vislumbra el valle de Ilhara. Con su iglesia Fragante, la del Jacinto y la del Granero de Bahattin, Ihlara era uno de los santuarios preferidos de los monjes bizantinos y ahora se ha convertido en una popular zona de senderismo. La ruta a pie por este valle es un bálsamo verde que discurre a lo largo del río Melendiz, enmarcado por las paredes de un cañón donde los cristianos construyeron santuarios. El recorrido dura siete horas y cuenta con pequeños establecimientos que sirven pescado de río acabado de capturar.

Los hititas fueron los primeros que usaron las ciudades subterráneas, hace cuatro mil años

La ciudad subterránea de Derinkuyu, otra de las joyas de Capadocia, se localiza a apenas 40 kilómetros de Uçhisar. El nombre en turco significa Pozo Profundo, muy apropiado si se tienen en cuenta sus 20 plantas y las 10.000 personas que llegaron a habitarla, ordenadas según una jerarquía social que descendía a medida que las habitaciones se alejaban de la superficie. Como disponía de cocinas, establos, un templo, una escuela, tomas de agua y hasta necrópolis, la ciudad era un refugio seguro durante las invasiones y los inviernos más duros.

Los hititas fueron los primeros que usaron las ciudades subterráneas, hace cuatro mil años. El imperio hitita, uno de los mayores de la Antigüedad junto con Egipto y Babilonia, fijó su capital en Hattusas, cuyas ruinas perviven hoy 220 kilómetros al norte de Nevsehir. Pero fueron sin duda los cristianos quienes sacaron el máximo partido a estos complejos bajo el suelo. Perseguidos por los romanos primero y por los árabes después, los cristianos terminaron de desarrollar un sistema de túneles que conectaban el centenar de ciudades subterráneas de la región. Actualmente se han explorado 37 de ellas, siendo Derinkuyu y Kaymakli las más famosas y también las de mayor complejidad y extensión.

mapa capadocia

Hacia el Valle de Devrent

Capadocia conserva los vestigios de todas las civilizaciones que la han habitado: hititas, persas, frigios y lidios, romanos y selyúcidas, armenios y griegos. Estos últimos vivieron en el refinado pueblo de Ürgüp hasta que, en 1923, fueron intercambiados –al igual que los del resto del país– por los turcos de Grecia. Emplazada a siete kilómetros de Göreme, Ürgüp se aferra a las paredes de un valle, con las casas cayendo en cascada. Son hermosas moradas transformadas en hoteles con patios que invitan a degustar la deliciosa uva emir, variedad que germina en los suelos volcánicos del valle de Devrent. Su nombre significa Valle de la Imaginación quizá porque aquí se yergue la mayor densidad de conos volcánicos de Capadocia. Recorrer la zona y observar los contornos de esos gigantes de piedra o chimeneas de hadas es como jugar a adivinar las formas de las nubes: ahora una foca, ahora un delfín, más adelante el sombrero de Napoleón...

De vuelta a Ürgüp aparece el desvío a Zelve, una ciudad troglodita abandonada. Fue un destacado centro cristiano entre los siglos IX y XII y, aunque no tiene la cantidad de iglesias de Göreme ni tampoco sus pinturas al fresco, está rodeada por un peculiar paisaje marcado por la tonalidad rojiza de la piedra. Resulta interesante subir a las celdas de los monjes, decoradas con cruces griegas, e imaginar cómo era el día a día de aquellos anacoretas que vivían a quince metros sobre el suelo, en la cúspide de la chimenea, para que nada perturbara su meditación.

PARA SABER MÁS

Documentación: pasaporte o DNI, y un visado que se tramita en el aeropuerto o en la embajada de Turquía en Madrid: calle Rafael Calvo, 18, 2º. Tel. 913 198 064.

Idioma: turco.

Moneda: lira turca.

Diferencia horaria: 1 hora más que en España.

Salud: No hay vacunas obligatorias. Se recomienda beber agua embotellada y protegerse del sol con gorra y crema solar.

Cómo llegar: Hay vuelos directos a Estambul desde varias ciudades españolas. Desde allí se toma otro avión hasta Nevsehir, la capital de la región. Los autocares que cruzan el país funcionan muy bien y son una buena alternativa al avión y al tren, aunque más lenta.

Cómo moverse: Para distancias cortas resulta útil viajar en dolmus, un microbús de color crema o azul que sigue una ruta fija y que suele salir cuando está lleno. Se paga con liras turcas y las paradas están indicadas con una D. La opción de alquilar un coche sería muy cómoda si no fuera por la señalización de las carreteras, a menudo insuficiente.