Adiós a las leyes más básicas del universo: quien siga pensando que el tiempo no puede detenerse es que no ha puesto un pie en los Cotswolds, un área de 40 x 145 kilómetros al noroeste de Londres que abarca cinco condados y que, por méritos propios, se ha ganado la calificación de ‘zona de belleza natural sobresaliente’. La combinación de verdes colinas y sus románticas construcciones de piedra caliza de color miel son la clave. Por algo las pequeñas localidades que la conforman repiten -año sí y año también- en la lista de los pueblos más bonitos de Inglaterra.