Safari arquitectónico

Ruta por la Valencia que soñó el arquitecto Javier Goerlich

Algunos de los edificios más icónicos de este importante arquitecto configuran la imagen todavía vigente de la capital del Túria.

Cuando nació, Valencia apenas contaba con 250.000 habitantes. Tras su muerte, la ciudad ya superaba los 700.000. Considerado el padre de la Valencia moderna, la obra de Javier Goerlich (Valencia, 1886-1972) fue decisiva para el crecimiento y consolidación de la capital del Túria. Arquitecto municipal y posteriormente arquitecto Mayor, cargo que ostentó durante 25 años, su nombre está ligado a más de 500 edificios, entre públicos y privados. Sin su legado como arquitecto, pero también como urbanista, no se entiende la arquitectura contemporánea de la ciudad. Él puso a Valencia al nivel de otras grandes ciudades europeas como Madrid, París o Viena. Nuevas urbes que, en pleno siglo XX, decían adiós al pasado para dar la bienvenida a una nueva modernidad.

  • Viaje visual con Frank Gehry 

 

DEIFICIO GRAS BIANQUI ©VisitValencia

Edificio Gras Bianqui | Foto: VisitValencia

Plaza Ayuntamiento ©VisitValencia

“La Valencia de por aquel entonces era un coletazo de la Valencia medieval. Las casas no tenían ventilación, ni alcantarillado” y una de sus tareas fue acabar con las “infraviviendas” y dar paso a unas más modernas, explica Andrés Goerlich, sobrino nieto del arquitecto, a Viajes National Geographic. Tras estudiar entre Madrid —más academicista— y Barcelona —puramente modernista—, no era de extrañar que la estética de Goerlich fuera más que variada. De esta manera, sus diseños reflejan casi todos los estilos de la época.

"Para ellos, visitar Valencia era como visitar Nueva York” (Andrés Goerlich)

Desde el eclecticismo o el neogótico, hasta el casticista, el racionalista o el neobarroco valenciano. “Imagina lo que significaba para la gente que vivía en los pueblos de alrededor, bajar del tren en la Estación del Norte y caminar hasta el Mercat Central. Levantar la cabeza y ver esos edificios de más de cinco o seis plantas… Era como contemplar rascacielos. Para ellos, visitar Valencia era como visitar Nueva York”, relata el también Presidente de la Fundación Goerlich.

EDIFICIO BANCO VALENCIA ©VisitValencia
Edificio Banco de Valencia | Foto: VisitValencia

Tras la sombra de Goerlich

A pesar de que en un solo día es imposible conocer las más de quinientas construcciones en las que participó, pasear por el centro de la ciudad es suficiente para ser testigo de su poder transformador e incansable actividad. En la calle Xàtiva número 4 se puede encontrar el edificio Roig Vives, proyectado en 1940 para la compañía de autobuses Hispano Suiza, que conjuga el lenguaje racionalista con detalles art déco como su fachada y vestíbulo. 

Desde esa calle, hay que caminar para toparse con otra de sus creaciones, la Iglesia de San Agustín (Plaza de Sant Agustín, 5). A pesar de ser una construcción gótica, Javier Goerlich fue el artífice en 1940 de la restauración de su fachada y la construcción de su torre, elemento creado para sobresalir entre las nuevas edificaciones. También fue el gran impulsor de la avenida del Oeste, creando la morfología actual con vías más amplias, chaflanes redondeados y menos agresivos para la conducción y otros grandes ejemplares de su labor como el edificio Nebot (Avenida del Oeste 44 y 46) o edificio Martí Cortina (en el número 25 de la misma avenida). 

Plaza Ayuntamiento ©VisitValencia
Plaza Ayuntamiento | Foto: VisitValencia

Aunque sin duda, la reforma de la plaza del Ayuntamiento y los principales edificios que la vertebran representan perfectamente la imagen cosmopolita con la que soñó el Goerlich. El edificio Oltra, el Gras Bianchi, el Barrachina, el Balanzá o la Casa Niederleytner (calle de Pascual i Genís, 22), sede del nuevo hotel Palacio Santa Clara, cuyo rooftop está coronado con una de las cúpulas más bellas de la ciudad. Y a tan solo unos metros, se encuentra otro de los grandes iconos de la capital: el Banco de Valencia, un proyecto originalmente de Francisco Almenar Quinzá y al que acabó uniéndose Goerlich. 

Lamentablemente, también han desaparecido algunos otros grandes ejemplos de su prolífica obra, como el Trianon Palace o el Club Náutico. Es el caso del histórico Cine Metropol (calle de Hernán Cortés, 9), inmortalizado en ilustración gracias a la artista Virginia Lorente, que fue cerrado y hoy está amenazado por el derribo. Con una trayectoria frenética desde 1922 hasta 1956, desde su residencia ubicada en el penúltimo piso del Banco Vitalicio de España —conocido ahora como el Generali—, siguió siendo testigo de cómo crecía esa joven ciudad que ayudó a construir. “Porque las ciudades nacieron para ser concebidas como museos, cuyas construcciones son historia viva como cualquier pintura o escultura”, defiende Andrés Goerlich, cuyo tío abuelo siempre será padre de la València moderna.