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Ruta desde Santander para pasar un día de playa perfecto

Piélagos, Miengo y Santa Cruz de Bezana forman una pequeña galaxia playera que sintetiza en pocos kilómetros lo mejor de la Costa Quebrada.

A pesar de su proximidad a Santander, el adjetivo “salvaje” se adapta perfectamente a esta parte de litoral cántabro plagado de acantilados que bien podrían ser el escenario ideal para cualquier aventura de tesoros y piratas. Arnía, Covachos y Somocuevas son tres de los secretos mejor guardados de los alrededores.Tres arenales superlativos para pasar una estupenda jornada playera en ese escenario prodigioso que es el Geoparque de la Costa Quebrada. Se trata de playas vivas, moldeadas a diario por la erosión del mar, del viento y de las mareas. Un verdadero espectáculo natural a muy pocos kilómetros de la capital.


 

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Covachos

El top de la playucas

Las playucas más bellas de Cantabria

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playa de covachos Santa Cruz de Bezana

Foto: iStock

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Covachos: Una playa de quita y pon

La playa de Covachos se encuentra situada en la localidad española de Soto de la Marina, en el municipio cántabro de Santa Cruz de Bezana. Dos fotografías, una tomada en pleamar y otra con bajamar, podrían llevar a cualquiera que no la conozca a pensar que esta, es realidad, son dos playas diferentes. Con marea alta, el Cantábrico se muestra  embravecido y rodea el Islote de Castro, los restos de un antiguo valle fluvial erosionado. Mientras que con la marea baja, como si de un espejismo se tratase, sucede uno de los fenómenos naturales cumbre de la Costa Quebrada: es entonces cuando el mar se retira y dibuja una formación geológica sorprendete: un tómbolo que se comunica con la isla a través de una preciosa línea de arena que conecta la playa como un puente igual de hermoso que frágil. Eso sí, los bañistas que se aventuran hasta él deberán tener muy presente el horario de las mareas si no quieren verse en un aprieto. El acceso a la playa no es fácil, pero la aventura procura una de las experiencias playeras más singulares de Cantabria. Una senda junto al acantilado con vistas a los Urros, islotes erosionados y épicos, lleva desde Covachos a Arnía y playa de Portio sin mucha dificultad.

iStock-1302131367. Arnía: Playa y piscina natural

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Arnía: Playa y piscina natural

¿Playa o piscina natural? Aquí no hace falta elegir, Arnía tiene las dos cosas en un paraje excepcional enclavado en el municipio de Piélagos. A pesar de que cada una de las playas de la Costa Quebrada tiene su propio carácter, tal vez la más representativa sea este arenal. A un lado, playa de arena de grano fino y de un dorado muy especial, rodeada de vertiginosos acantilados, azotados habitualmente por un oleaje entre moderado y fuerte. Las rocas afiladas y verticales que sobresalen del mar son farallones, estratos calizos sedimentados en el fondo marino hace millones de años. 

Hay pocos lugares como éste en los que poder contemplar de un solo vistazo la antigüedad de la Tierra. Si no fuera suficiente, al otro lado de la playa de La Arnía, se abre al ímpetu del mar una plataforma abrasiva que se llena al modo de enorme piscina natural en la que poder bañarse en medio de una atmósfera evocadora y mítica.

 
iStock-1169395468. Nudismo en Covachos

Foto: Shutterstock

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Nudismo en Somocuevas

Situada en la localidad de Liencres, en el municipio de Piélagos, se llega cómodamente en coche. Desde el lugar del estacionamiento, hay que seguir una pequeña senda de tierra hasta el acceso a la playa. Una lona colgada en la barandilla al inicio de la escalinata que baja hasta la arena lo deja bien claro: la playa de Somocuevas es nudista (para los de siempre, para los de ahora y para los demás). Luego, los bañistas se mezclan libremente, cada cual buscando su rincón favorito, o bien más respaldados por la cresta caliza que abraza a la playa, junto al acantilado o pegados a la orilla del mar. Sea con traje de baño o no, aquí se viene a disfrutar del mar turquesa y fresco del Cantábrico. 

 

Esta playa tiene dos caras igual que ocurría con los antiguos vinilos, que tenían una cara A y una cara B. Esta última solía ser el patito feo del disco porque era donde solían caer las canciones descartadas o los experimentos musicales. Así, ascendiendo una pequeña pista de arena se pasa al otro lado de la cresta, donde se abre una pequeña cala rocosa. Es más umbría, pero a cambio es un desahogo cuando en agosto la cara A de Somocuevas se llena de gente.

 
shutterstock 1954688248. EL Madero: una playa secreta

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EL Madero: una playa secreta

Si hay ganas de caminar, desde la ensenada de Somocuevas parte un sendero que lleva justo hasta la ría de Mogro, donde desemboca el río Pas. Regala algunas de las vistas más espectaculares de esta parte del litoral, con la playa de El Madero a mitad de camino como un epíteto de la Costa Quebrada. Abstenerse si lo que se busca es una playa cómoda para el baño. Eso sí, la plataforma abrasiva que la abraza, característica de la Costa Quebrada es un tesoro geológico de una belleza emocionante. En tiempo remotos, las dos paredes de piedra que forman la estrecha ensenada que ocupa la playa era solo una grieta unida en una de sus partes, pero el mar se encargó de ir ensanchando hasta dejar la playa actual. Con la marea alta, el fondo se llena del agua del mar que pasa a través de un pequeño embudo.

shutterstock 77396317. Un mar de arena

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Un mar de arena en Liencres

Caminando hacia la costa desde la zona de estacionamiento, el único aroma en el ambiente que llena el olfato es el de la resina y la hoja de pino. Luego, poco a poco va llegando el olor a salitre con la brisa del mar. Es lo que tiene cruzar el vasto pinar. Desde el mirador, se aprecia como el verde se funde con la arena del sistema dunar más importante del Cantábrico. Hay que adentrarse en este singular mar de arena para hacerse con todos los secretos del Parque Natural de las Dunas de Liencres, el más importante del Cantábrico. Está formado por calas y dos playas de gran belleza, Valdearenas, paraíso para amantes del kitesurf y otras modalidades de viento y olas, y Canallave. Además, tirando hacia el interior, suma la totalidad del Estuario del Pas y gran parte de La Picota que funciona como uno de los miradores más espectaculares de Cantabria.

 
iStock-167320241. El plato estrella

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El plato estrella

Precisamente, el río Pas es la referencia imprescindible a la hora de hablar de uno de los platos estrella de Cantabria, las angulas. La riqueza angulera del río Pas es mítica entre los aficionados a este exclusivo producto que levanta pasiones entre los meses de noviembre y marzo: se unta la rebanada de pan tostado con su ajo y se forma montoncitos de angulas a la medida de cada bocado. Saben a puro mar y en Miengo, cuna de buenos anguleros, hay algunos restaurantes, tabernas, chiringuitos, taperías y vermutería donde probarlas. En temporada es fácil ver a los pescadores locales con su luz, cedazo y caldero en la desembocadura del Pas, mejor en luna menguante. El precio que alcanzan en el mercado es suficiente para sacarse un buen sobresueldo.

iStock-464601444. El faro y el bar

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Una tarde a la luz del Faro de Cabo Mayor

Desde el Mirador del Cabo Menor, junto a la ensenada de Mataleñas, se tiene una vista lejana del Faro de Cabo Mayor sobre el acantilado, presidiendo la entrada a la Bahía de Santander. Se trata de uno de los edificios más emblemáticos y sugerentes de la ciudad. Para quienes no se contentan con las vistas y prefieren ir hasta allí, se puede llegar fácilmente en coche (o bien optar por la Senda de Mataleñas, que es un camino que corre en paralelo al litoral cantábrico). Con más de 30 metros de altura, el Faro de Cabo Mayor es el más importante de Cantabria. Lleva ahí desde el 15 de agosto de 1839 y desde entonces sigue marcando el camino en el mar, solo que ya no hay fareros. Por eso ahora las instalaciones han sido reconvertidas en un centro de arte de inspiración marinera. Junto al faro, hay un bar desde el que despedir el día con una copa y vistas de lujo.

 

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