
Entre los siglos IX y XI, los vikingos exploraron, combatieron y comercializaron desde Escandinavia por todas las costas del Báltico, el Atlántico, el mar Negro y el Mediterráneo y se adentraron por los grandes ríos del este de Europa. Los vikingos fueron mucho más que guerreros en una época en que pocos eran los que viajaban y han dejado un importante patrimonio arquitectónico y artístico.
Las distintas rutas vikingas están agrupadas bajo el distintivo de Itinerario Cultural Europeo, una iniciativa que impulsa el Consejo de Europa y que se inició en 1992.