Utilizada generosamente en la cocina y para múltiples usos cosméticos y otros muchos, la sal se ha convertido en un oro blanco imprescindible en muchos países. Repartida por el litoral español, la sal regala también paisajes increíbles en los lugares donde se extrae tras evaporar el agua del mar: las salinas. Muchas de ellas se han convertido no sólo en productoras y comercializadoras a nivel internacional, sino que también forman un pequeño ecosistema de una gran biodiversidad y pueden recorrerse para deleite de los visitantes. Playas, aguas terapéuticas, restaurantes, visitas guiadas y observatorios son algunas de las joyas que estas valiosas salinas costeras ofrecen, además de la flor de la sal, el producto gourmet estrella de algunas de ellas.