España salada

Salinas junto al mar: un viaje por las más bellas de España

De gran valor natural, estos paraísos de biodiversidad ofrecen tradición, belleza y un producto indispensable: la sal.

Utilizada generosamente en la cocina y para múltiples usos cosméticos y otros muchos, la sal se ha convertido en un oro blanco imprescindible en muchos países. Repartida por el litoral español, la sal regala también paisajes increíbles en los lugares donde se extrae tras evaporar el agua del mar: las salinas. Muchas de ellas se han convertido no sólo en productoras y comercializadoras a nivel internacional, sino que también forman un pequeño ecosistema de una gran biodiversidad y pueden recorrerse para deleite de los visitantes. Playas, aguas terapéuticas, restaurantes, visitas guiadas y observatorios son algunas de las joyas que estas valiosas salinas costeras ofrecen, además de la flor de la sal, el producto gourmet estrella de algunas de ellas.

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salinas

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Las salinas de Fuencaliente, La Palma

El último complejo de salinas de las Islas Canarias está en el pico más al sur de la isla de La Palma y contrasta el blanco de la sal con el negro de su tierra volcánica. Desde 1967 es la misma familia la que, generación tras generación, ha cuidado del lugar y ha extraído el material tan preciado en las cocinas más allá de las islas: la sal teneguía, una denominación que rinde homenaje a la última erupción del volcán que le da nombre.

Declarado Espacio Natural de Interés Científico hace casi dos décadas, las salinas han aumentado su extensión hasta alcanzar los 35.000 metros cuadrados. Tras la evaporación del agua, la cristalización, el secado y la recolección, parte de la sal se comercializa y otra parte acaba en las cocinas del Restaurante Temático El Jardín de la Sal, donde se experimenta con el ingrediente para crear productos como flor de sal de aceitunas negras, de tinta de chipirón o de lima, entre otros.

Las Salinas de la Trinitat, Tarragona

Foto: Turisme Amposta

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Las Salinas de la Trinitat, Tarragona

Única salina productora de sal marina en Cataluña, las Salines de la Trinitat se ubican en el Parque Natural del Delta del Ebro, concretamente en la Punta de la Banya que se encuentra en la península de Els Alfacs. De sus 970 hectáreas de acuíferos y humedales se extraen 80.000 toneladas de sal marina al año, siendo uno de los productos más comercializados la flor de la sal, un tipo de sal marina catalogada como gourmet que se extrae mediante la evaporación del agua.

Aunque la visita a esta salina es restringida y para acceder se ha de solicitar un permiso especial en las oficinas del parque, vale la pena para poder aprender su historia, que se remonta a la época árabe. La visita permite conocer de primera mano las técnicas tradicionales con las que se extrae la sal que se exporta por toda Europa, pero no sólo eso: la biosfera de este espacio es única para observar su rica fauna aviar y avistar cormoranes, flamencos, gaviotas y somormujos, entre otros.

Salinas de Torrevieja

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Las Salinas de Torrevieja, Alicante

Las Salinas de Torrevieja, las más grandes de toda Europa, producen en sus lagunas la preciada flor de la sal. Montañas de sal de hasta 20 metros sorprenden a los visitantes, que pronto descubren que la extracción del famoso condimento se remonta a tiempos romanos, concretamente el siglo I a.C. Con una extracción anual de 600.000 toneladas, sus 2.100 hectáreas ocupan parte de Torrevieja y parte de La Mata.

Uno de los aspectos más llamativos de estas salinas, que sólo llevan tres años abiertas al público, es su laguna rosa. La hora del día y la temperatura hace que el tono nunca sea el mismo y genera que cada día el paisaje sea irrepetible. Con diez veces más concentración de sal que el mar, la Laguna de Torrevieja tiene casi tanta como el mar Muerto. Aunque gran parte se destina a Noruega para el deshielo de las carreteras o a Finlandia para el sector alimentario, otras cantidades acaban formando parte de pienso de animales, sueros o colorantes.

Las Salinas de San Pedro de Pinatar, Murcia

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Las Salinas de San Pedro de Pinatar, Murcia

Entre los municipios de San Pedro del Pinatar y San Javier se encuentran las 865 hectáreas del Parque Regional Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar, un humedal de gran importancia para la nidificación y descanso de muchas aves. Para conocer los tesoros del lugar, los visitantes pueden informarse sobre el lugar en el centro de visitantes para después pasear a pie o en bicicleta por los senderos habilitados, salpicados de paneles interpretativos que complementan el paisaje.

Numerosos observatorios de aves se reparten por el parque, donde se puede avistar aves con el telón de fondo de las montañas de sal que ven pasar por sus colinas hasta 100.000 toneladas al año. Otra de las joyas que esconde el lugar es el conjunto de playas naturales que cuenta a lo largo de sus 6 kilómetros de costa, donde se puede disfrutar de terapéuticos baños de lodo.

Las Salinas de Cabo de Gata, Almería

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Las Salinas de Cabo de Gata, Almería

Una franja de costa de 5 kilómetros de longitud y una anchura que oscila entre los 150 y 550 metros separa estas salinas del mar Mediterráneo. Ubicada junto a la localidad de Almadraba de Moteleva, está formada por diversas charcas que componen la única salina en explotación en el este de Andalucía. Crucial como punto estratégico en la escala migratoria de las aves que hacen la ruta de África a Europa, también es un lugar esencial para la hibernación de muchas otras.

Este gran espacio de biodiversidad tiene un gran interés botánico y ornitológico, puesto que son más de 100 las especies de aves que pasan cada año por las salinas. Éstas ocupan 5 kilómetros de costa que abarcan desde la playa de San Miguel hasta la playa de la Fabriquilla, y cuentan con una extensión de 400 hectáreas. Su explotación se remonta al periodo fenicio, aunque en el periodo romano ya se hacía uso de esta albufera natural.

Las Salinas d'Es Trenc, Mallorca

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Las Salinas d'Es Trenc, Mallorca

Las Salinas d’Es Trenc es un paisaje del sur de la isla de Mallorca que ha sido modelado durante años por el tiempo, la naturaleza y el hombre. Este circuito de balsas está conectado con el mar por un canal que hace posible la gran concentración de sal perfecta para la fabricación del cloruro sódico. Renovadas a mitad del siglo XX, las técnicas tradicionales han marcado el método de trabajo de la sal, única roca mineral comestible para el hombre.

La sal que se extrae de esta salina se consume casi íntegramente en Mallorca y tiene diversos usos, como descalcificar el agua, curtir pieles, elaborar embutidos o condimentar los platos. El lugar fue declarado Área Natural de Especial Interés paisajístico y rural y cuenta con 1500 hectáreas de las que 3 kilómetros forman parte de la playa de Es Trenc. Hierbas como el cardo marino y zonas como el extenso humedal del Salobrar son de un valor ecológico incalculable para 171 especies de aves que transitan el lugar.

Las Salinas de Janubio, Lanzarote

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Las Salinas de Janubio, Lanzarote

Al sur de la isla canaria de Lanzarote se encuentran las Salinas de Janubio, de las que se cree que podría extraerse una de las mejores sales del mundo para la salud, debido a los componentes y las propiedades que posee. La sal del lugar es característica por la limpieza de su obtención, que la libera de tierra y le da un color marrón muy característico. Por otro lado, la sal extraída de la zona del Janubio está libre de microplásticos y afianza así su compromiso con el medio ambiente.

Este conjunto, declarado Sitio de Interés Científico, es el más extenso del archipiélago y constituye una de las principales actividades económicas del lugar. Las salinas cuentan con una pequeña playa de arena negra con la que comparten nombre, aunque no se recomienda el baño por la agresividad que el mar presenta en esta parte del Atlántico.

Ses Salines, Ibiza y Formentera

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Ses Salines, Ibiza y Formentera

Declarado parque natural en 2001, el territorio de esta reserva abarca 16.000 hectáreas, la mayor parte de ellas marinas, y ocupa el sur de Ibiza pero también el norte de Formentera y el brazo de mar que las separa. La sal, que se usó como moneda de cambio en algunas épocas, se comenzó a extraer en Ibiza alrededor del año 600 a.C. Aun así, no fue hasta la llegada de los cristianos que se instalaron compuertas, se crearon estanques y se mejoraron las infraestructuras de las salinas.

La sal que se extrae en estas salinas se refina para el consumo doméstico pero también se exporta al natural al norte de Europa, sobre todo a Dinamarca y Portugal, donde se usa principalmente en el salazón del pescado. Los estanques, mayor zona húmeda de las salinas, son un ejemplo de la biodiversidad mediterránea, acogiendo hasta 178 especies de plantas y 210 de aves, que se pueden observar a través de su red de caminos.

SALINA SANTA POLA. Las Salinas de Santa Pola, Alicante

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Las Salinas de Santa Pola, Alicante

Afianzando de esta manera su gran importancia, las Salinas de Santa Pola están incluidas en la lista Ramsar, que reúne aquellos humedales considerados de importancia internacional. Con una superficie de 2.470 hectáreas que se ubican en el litoral de la Bahía de Santa Pola, esta explotación salinera está en marcha desde finales del siglo XIX, convirtiéndola en un ejemplo de que la unión entre la industria y la naturaleza puede ser crucial en algunos entornos para el desarrollo de algunas especies, como el flamenco y la cigüeñela.

El parque, formado por un conjunto de dunas y playas junto a las que se ubican las salinas, cuenta con una zona de agua dulce embalsada que varía de volumen durante el año. En general son muchos los tipos de ave que se benefician de los recursos naturales del parque, entre ellos el charrancito o el pato colorado, destacando también la presencia del fartet, un pez endémico de la región mediterránea española.

Las Salinas Biomaris, Huelva

Foto: Salinas Biomaris

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Las Salinas Biomaris, Huelva

Antiguamente conocidas como Salinas del Alemán, las Salinas Biomaris fueron construidas en 1954 y desde entonces se han dedicado exclusivamente a la obtención de sal marina virgen. Ubicadas en el Paraje Natural Marismas de Isla Cristina, las aguas de este pequeño Mar Muerto están repletas de minerales esenciales, por lo que 2 de las 100 pilas que explotan estas salinas se destinan a piscinas de magnesio en las que los visitantes pueden disfrutar de baños de barro.

Normalmente, la producción de sal se sitúa entorno a las 300 toneladas, y sólo cuatro de ellas se destinan a la flor de sal, producto estrella. De esta gran producción también se extraen escamas de sal, sal de grano gordo y una sal de magnesio que se usa más para fines cosméticos, pero también se comercializa sal con aromas naturales y agua de magnesio embotellada para seguir disfrutando de sus beneficios fuera de las salinas.

Las Salinas de Janubio, Lanzarote