La reverencia japonesa
La reverencia, o gesto de deferencia, que comenzó como una práctica exclusiva de la nobleza hace más de mil años es ahora el saludo no verbal más reconocido del Japón.
"La reverencia se introdujo en Japón en el siglo VII desde China", dice Yuko Kaifu, presidente de la Casa de Japón de Los Ángeles, una iniciativa cultural del Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón. Como ex funcionaria del servicio exterior, Kaifu conoce y aplica a la perfección la etiqueta japonesa, una labor que aplicó en su trabajo como intérprete para personalidades como la emperatriz japonesa Michiko y dignatarios extranjeros como el presidente Ronald Reagan y la princesa Diana. "La reverencia se limitó inicialmente a la clase noble, pero se hizo más prominente entre la clase de guerreros samurai de alrededor del siglo 12." Kaifu dice que no penetró en la clase de los plebeyos hasta después del período Edo en el siglo XVII.
"Las reverencias se originaron para mostrar la diferencia de clase... para que la persona que se inclinaba doblara el cuerpo para parecer más baja", dice Mika White, CEO de Chapter White Inc., una empresa de marketing con sede en Hiroshima.
La reverencia japonesa de hoy no es exactamente la misma que se usaba entonces. White asegura que "ha evolucionado hacia el arco moderno, donde la gente usa este lenguaje corporal para saludarse".
Otra de las diferencias es que ahora está permitido hacer de pie. En el pasado, los japoneses vivían en casas donde las esteras de tatami eran la norma y las reverencias se hacían desde una posición sentada.
"Es un reflejo del cambio en el estilo de vida", dice Kaifu. "Te sentabas con las rodillas dobladas [en las esteras de tatami debajo de ti] y luego te inclinabas sobre las piernas. Hoy en día, rara vez nos sentamos en ese estilo, excepto cuando asistimos a ceremonias de té u otras prácticas tradicionales."
La flexión del cuerpo y el descenso de la cabeza transmiten "reverencia a los demás", explica Kaifu. "Cuando te inclinas, te inclinas con la cabeza hacia abajo. No tienes intención de asaltar o atacar".
Y el grado en el que se dobla comunica su mensaje. Para decir hola, el torso debe estar doblado desde las caderas 15 grados, dice White. "Para honrar a un superior o para saludar a un cliente, 30 grados. Para mostrar su más profunda pena, respeto o disculpas, 45 grados".
Aunque Kaifu apunta que el apretón de manos también se ha vuelto común en Japón el efecto del coronavirus ha vuelto a poner de moda el saludo tradicional entre el público más joven.