Gijón (Xixón en asturiano) es puro mar, puro Cantábrico, pura historia, pura gastronomía. Con cerca de 275.000 habitantes es una de las ciudades imprescindibles del norte de la península Ibérica, una urbe que ha sabido mezclar el encanto de su pasado con la modernidad y el arte. Azotada constantemente por las olas del bravío mar que la rodea y circundada por colinas y campos llenos de los típicos hórreos, ha sabido modelarse y pasar de ser una ciudad industrial a ser un núcleo lleno de vitalidad diurna y nocturna donde el turismo es cada vez mayor.
Ya sea atraído por el cautivador vaivén de las olas, por el encanto de la historia o por su oferta cultural, el visitante no pierde la ocasión de tomar una fabada asturiana, unas deliciosas patatas al cabrales, de gozar del pescado y el marisco asturiano y todo ello bañado de unos culines de sidra. Y es que precisamente su gastronomía es la que atrae a miles de personas cada año con la seguridad de que su estómago quedará saciado, tanto en cantidad como en calidad. ¿Quién no ha oído alguna vez de boca de algún amigo la frase "es que en el norte se come estupendamente"? Precisamente es esta cocina basada en la diversificación de los platos creados a partir de las delicias tanto de la tierra como del mar la que ha permitido que Asturias sea una de las regiones españolas con más fama entre aquellos que disfrutan en la mesa.
Pero la oferta de Gijón es mucho más amplia que su gastronomía. Sus calles entrincadas en las que perdernos y transportarnos a otros tiempos, las vistas que ofrece el cerro de Santa Catalina con el enorme Elogio del Horizonte de Chillida presidiendo la cima, el paseo por la playa de San Lorenzo, el majestuoso Palacio de Revillagigedo en la plaza del Marqués, el Instituto Jovellanos (el mayor centro cultural de la ciudad), la Escalerona que da acceso a la playa, el Jardín Botánico Atlántico... Sitios donde sentir la calidez de una ciudad esencial