El primer largometraje que se rodó en España, La aldea maldita (1930), tenía como decorado una Segovia provinciana, muda, en blanco y negro, que ya no existe. Esa ciudad, a pocos minutos de Madrid en AVE, se ha convertido en una avanzadilla cultural: candidata a Capital Europea de la Cultura en 2016, sede anual del Hay Festival literario, de varios festivales de música y uno de cine, del festival internacional de títeres Titirimundi, con su antigua cárcel convertida en Centro de Creación, con un montón apabullante de monumentos crecidos como hongos en un escenario verde y armonioso, protegido por montañas nevadas próximas y atentas.
Desde luego esta ciudad Patrimonio de la Humanidad da para algo más que una simple excursión. Harían falta días para desentrañar sus secretos, y muchas más jornadas si se quiere, además, descubrir las maravillas menos conocidas que rodean la urbe en un radio de pocos kilómetros. Es lo que aquí proponemos, completando un circuito que siga las agujas del reloj y esponjando el recorrido tanto como lo permitan los días. Pero antes hay que entregarse a la ciudad, alternando las visitas indispensables con el reposo sosegado en sus hornos y tabernas, o paseos por las riberas del Eresma,
o el opuesto Paseo de Salón, terraza y mentidero al pie de las murallas.