
Los Alpes, la remota región de Laponia o las lejanas Lofoten adquieren en invierno una imagen distinta, más cautivadora si cabe. Lejos de desanimar al viajero por las bajas temperaturas y la gruesa capa de nieve, estos destinos proponen numerosas actividades y se convierten en un auténtico polo de atracción. En esta ocasión recorremos algunos de los pueblos más bellos de Europa y lo hacemos en invierno, porqué esta estación les sienta de maravilla.