En tiempos de Coronavirus

El Serengeti sin turistas

Crónica de un viaje extraordinario -en todos los sentidos- por el Parque Nacional más emblemático de Tanzania.

Son muchos y están adormecidos. Sorprenden al visitante con sus bostezos y andar sigiloso a escasa distancia de la entrada Naabi Gate, ubicada al sur del Parque Nacional del Serengeti. “Esto no suele suceder” comenta Nasari, guía de los parques nacionales tanzanos desde hace nueve años, refiriéndose a la quincena de leonas y leones jóvenes que reposan junto a la vía de acceso al parque.

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Serengeti. Tanzania, abierta al turismo

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Un lugar único en un momento excepcional

Si toda entrada a esta reserva natural es espectacular por el simple hecho de estar en uno de los enclaves con mayor fauna salvaje de la Tierra, hacerlo ahora es todavía más especial dada la poca afluencia de visitantes. Es un momento donde incluso una manada de los reyes de la sabana se convierte en el preludio de una obra en la que cada actor es un protagonista indispensable.

Dejando atrás a los felinos, no sin antes capturarlos centenares de veces con la cámara, se despliega un Serengeti más silencioso que nunca; un plató de extensas llanuras con decenas y decenas de gacelas, impalas, gallinas guineanas, jirafas, cebras y búfalos. Al volante y tras cuatro meses sin trabajar, Nasari afirma que nunca había visto el parque tan vacío. También lo comprueban y corroboran los pocos turistas que en la actualidad suben a un 4x4 para recorrer uno de los parques nacionales más espectaculares del mundo, donde tiene lugar uno de los últimos grandes sistemas migratorios que permanecen intactos.

Serengeti. Un lugar único en un momento excepcional

Foto: Tanzania Tourist Board

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Tanzania, abierta al turismo

Los primeros turistas que pudieron comprobar la situación que se vive en Tanzania en plena crisis del coronavirus lo hicieron a partir del 15 de junio, cuando el gobierno del país reabrió sus fronteras tras cerrarlas el 18 de marzo, convirtiéndose en uno de los pocos países africanos en aceptar viajeros extranjeros.

"Desde entonces, cada semana han llegado alrededor de 100 turistas a Tanzania, cifras que distan mucho de los 1.5 millones de visitantes que llegaron en 2019, la mayoría procedentes de España, Francia, Italia, Bélgica y Estados Unidos", informa Eugene S. Malley, director de marketing de Tanzania Tourist Board, la Oficina de Turismo de Tanzania a Viajes National Geographic. En esta línea, el presidente de la oficina, Thomas B. Mihayo, afirma que “sin el turismo, el país entra en crisis” dado que supone el 17% del Producto Interior Bruto. Y, en este, los safaris adquieren prácticamente todo el peso económico.

Pero la realidad va más allá de las palabras. Y es que no solo las autoridades están dispuestas a recibir a los viajeros con los brazos abiertos. Touroperadores y agencias de safaris especializadas en este país como Surma Expediciones y Safari Bike Africa han retomado la actividad para ofrecer una experiencia única por las circunstancias: descubrir este país sin apenas turistas. Es decir, en plenitud. 

Serengeti. Menos coches que animales

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Menos coches que animales

En un verano sin coronavirus, los todoterrenos de su agencia se hubiesen difuminado entre el resto de vehículos color crema en largas colas para ver a algún guepardo encima de una acacia o a un león descansando en alguna de las rocas denominadas kopje. Sin embargo, la pandemia ha mermado prácticamente toda la afluencia de turistas en el Serengeti, y los coches de Safari Bike Africa y Surma Expediciones ruedan prácticamente solos en medio del Parque Nacional.

Es un momento excepcional que no se da desde que el Serengeti fue declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en 1981, cuando entró a formar parte de la lista junto al Parque Nacional Ngorongoro con el propósito de preservar la integridad ecológica del área. Así lo confirma Malley a Viajes National Geographic, y añade: “los animales salvajes están más relajados porque no ven a los turistas y no tienen que detenerse para que los coches crucen. El ecosistema se ha relajado”.

Serengeti. Los más buscados, más cerca que nunca

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Los más buscados, más cerca que nunca

También lo confirma Nasari y el resto de guías, quienes están atentos en todo momento y descubren al visitante algún que otro leopardo pegándose un festín de gacela o elefantes y búfalos paseando tranquilamente.

Y, de repente, se sorprenden tanto como los turistas de la presencia de dos rinocerontes negros. Algunos de ellos, que llevan años recorriendo el parque, jamás se habían topado con este paquidermo. “¿Será que al no haber coches, se han acercado más a la zona concurrida?”, se cuestiona Nasari. Y, aunque estén lejos y sean necesarios prismáticos para apreciarlos, se convierten en la guinda del pastel de este viaje: el animal de los cinco grandes de África (león, leopardo, elefante, búfalo cafre y rinoceronte negro) que suele ser más difícil de ver.

Seronera. El latido del Serengeti

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El latido del Serengeti

Los todoterrenos suelen dirigirse hacia el valle del río Seronera, palabra que en masái significa centro. De camino, más leones, guepardos y leopardos se presentan entre unas planicies que, a menudo, se tapizan de tierra quemada y nuevos brotes. Los responsables de ello son los rangers, quienes queman hectáreas de forma controlada para que nazcan nuevas hierbas y así los herbívoros puedan encontrar agua más fácilmente. Una actividad de conservación que durante el coronavirus no ha cesado. 

Ya en Seronera, los guías se disponen a encontrar más depredadores puesto que aquí se concentra la mayor cantidad de felinos. Junto a estos, los hipopótamos se convierten en los reyes de Serengeti Central. Con el sol cayendo y un horizonte marcado por acacias y palmeras, los hipopótamos duermen, se bañan, salen del agua, se pelean y cuidan de los más pequeños en un entorno donde también es posible observar cocodrilos, babuinos, impalas, jirafas, elefantes y topis. Y todo con la sensación de estar solo en pleno corazón del Serengeti. 

La gran migración, también en solitario

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La gran migración, también en solitario

Rumbo al norte, en la frontera con Kenia y el Parque Nacional del Masái Mara, tiene lugar uno de los acontecimientos naturales más impresionantes del mundo: la gran migración. Manadas de ñus, gacelas y cebras, seguidas de sus depredadores, cruzan las vastas llanuras del Serengeti hacia los pozos de agua permanentes.

Este año, en Masái Mara y en la confluencia de ambos parques se ha escuchado más el cabalgar de los ñus que el rugir de los todoterrenos que se concentran en la zona.

Serengeti. ¿Consecuencias?

Foto: Matawi Serengeti Luxury Camp

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Las consecuencias del verano del coronavirus

Mihayo insiste en que “Tanzania ha abierto sus puertas al turismo y es un país seguro”. Lo hace con la convicción de que es necesario reanudar la economía, puesto que afecta a todas las personas y familias que trabajan en los parques nacionales y a su alrededor, desde los rangers y guías hasta los trabajadores de los lodges y establecimientos de restauración y alojamientos que hay tanto cerca del Serengeti como en grandes ciudades como Arusha, de donde parten la mayoría de visitantes.

Lodges como el Matawi Serengeti Luxury Camp, un campamento ubicado en Seronera y dotado de todas las facilidades, suelen estar llenos en estas fechas. Ahora, algunos trabajadores deben permanecer allí para mantener las instalaciones, pero la falta de turistas dibuja un futuro incierto.

Serengeti

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El Serengeti no tiene fin

El sol se despide con los campamentos prácticamente vacíos y con el rugir de algún león a escasa distancia de las tiendas. Los trabajadores de los hoteles y los guías muestran su preocupación, pero permanecen con las puertas abiertas al turismo. Para Nasari, este año está siendo complicado, ya que es el primero en casi una década que en estas fechas no hace una media de tres safaris mensuales.

En masái, Serengeti significa "allí donde la tierra se prolonga eternamente" o "las llanuras infinitas" y, desde cualquier punto, también en los lodges y con una cerveza local bien fría en mano, el horizonte del Parque Nacional parece no acabar nunca.

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